domingo, 27 de diciembre de 2020

El misterio de la Navidad

               

De entre las felicitaciones recibidas este año me quedo con esta. “No puede desearte ‘Felices Fiestas’, las tenemos prohibidas. Pero sí puedo desearte ‘Feliz Navidad’. Ojalá y sea tan auténtica y feliz como la primera”.

                ¿Y qué es la Navidad?  En el inicio de su Evangelio, Juan manifiesta su desconcierto ante la primera Navidad: “Vino a su casa y los suyos no lo recibieron”. El mundo estaba en tinieblas, prosigue el evangelista; Dios, que es la luz, vino a iluminar el mundo, pero este prefirió seguir sumergido en las tinieblas. Esta conducta no nos sorprenderá tanto si nos conociéramos a nosotros mismos y supiéramos algo de historia. Demuestra lo poco racionales que podemos llegar a ser los humanos. Deseando lo mejor, somos capaces de acomodarnos en una estancia oscura donde se acumula la suciedad y trastos con los que tropezamos continuamente. El resultado es una insatisfacción personal profunda y unos conflictos interminables. Los países pobres se desangran en guerras, los parlamentos de los países ricos más parecen un circo de fieras, hasta las familias (santuarios del amor libre) se profanan por discordias y violencia.   

                Afortunadamente la historia no acaba así. Juan la concluyó con estas palabras: “Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios”. La Navidad no cambia el mundo de la noche a la mañana. Simplemente facilita esa transformación personal que ha de durar toda la vida. Cristo Ilumina la verdad sobre el hombre y el mundo. La dignidad personal, desde la concepción a la muerte natural, se funda en que es hijo de Dios. Mi respeto y solicitud con el prójimo se funda en los lazos fraternales que me unen con él. ¡He aquí el misterio y el tesoro de la Navidad!  

 La Tribuna de Albacete (28/12/2020)

domingo, 20 de diciembre de 2020

Dudas sobre la eutanasia

 

El jueves 17 de diciembre el Congreso español aprobó la ley de Eutanasia por amplia mayoría: 198 votos a favor, 138 votos en contra y 2 abstenciones. En mi memoria se agolparon muchos interrogantes que no me dejan dormir.

·      Hace tres años el  PSOE rechazó por peligrosa, injusta y anticonstitucional la ley de eutanasia propuesta por Podemos. Ahora ha impulsado una ley similar calificándola como una conquista social que demuestra la superioridad moral de la izquierda. Vaya, yo pensaba que la moral consistía en la restricción de la propia libertad cuando choca con la vida ajena y otros derechos fundamentales de la persona.

·        ¿A qué viene tanta urgencia? La ley se ha “deslizado” por el Parlamento en un tiempo récord, entrará en vigor en menos de un mes y se hará efectiva antes de 33 días desde que uno manifieste su deseo de morir. La consigna parece ser: “Mejor que nadie lo piense dos veces”.

·        ¿Por qué no se consultó al Comité de Bioética elegido por el PSOE, PP y el resto de partidos? El Comité se ha visto compelido a declarar por su cuenta que el proyecto de ley no respeta los criterios éticos más elementales.

·      ¿Qué razones explican que solo cinco países del mundo hayan aprobado la eutanasia y cómo ha evolucionado su gestión? Nos sorprenderá que la praxis raramente coincide con el prototipo legal: “enfermo con dolores insufribles que solicita la muerte con plena consciencia y libertad”. Nada que ver con la realidad donde dominada por casos de trastornos psíquicos y quienes deciden suelen ser sus familiares o el personal sanitario.

·     Si el objetivo es evitar el dolor ajeno, ¿por qué no promueven cuidados paliativos adecuados? Me creeré la buena voluntad de una ley de eutanasia cuando incorpore una cláusula del siguiente tenor: “La herencia del difunto se dedicará íntegramente a financiar los cuidados paliativos. Al mismo fin irá el ahorro de la Seguridad Social por la muerte anticipada de ancianos, enfermos y desesperados”.

La Tribuna de Albacete (21/12/2020)

domingo, 13 de diciembre de 2020

Libertad de información

            Imagine un mundo con un solo periódico, una sola cadena de televisión y una agencia pública que filtrara todo lo que se difunde por internet. Esta pesadilla rememora las dictaduras de derechas (fascismo) y de izquierdas (comunismo). Resulta incompatible con el sistema de contrapoderes que sostienen una democracia; el pluralismo de los mass media forma parte del mimo. 

        Esta presunción no libera a los gobernantes de la tentación de monopolizar y controlar la difusión de las ideas. Se aprecia en la Comisión recientemente propuesta por el Gobierno español para “monitorizar y vigilar las campañas de desinformación”. Los periodistas temen (con toda la razón) que bajo el pretexto de combatir las fake news se instale en la Moncloa el “Ministerio de la Verdad” profetizado por G. Orwell en 1948.

En mi opinión la libertad de expresión e información es de las pocas cosas que funcionan relativamente bien en los países occidentales. Amenazas como la indicadas nos deben estimular a proteger los pilares sobre los que se asienta y extrapolarlos a otras actividades de fuerte contenido ideológico como es el caso de la educación. (1) Libertad de creación de medios informativos y libertad de expresión a través de ellos. (2) Igualdad de acceso a los medios públicos y neutralidad de sus informativos (la BBC inglesa suministra un buen ejemplo). (3) Libertad de elección de las fuentes de información, lo que descarta cualquier tipo de monopolio.

Los límites a la libertad de expresión provienen del derecho al honor y la veracidad que asisten a cualquier persona física o jurídica. Quien no esté de acuerdo con una noticia se defenderá contraatacando. O la denunciará ante los tribunales, cuando se trate de una calumnia manifiesta. La carga de la prueba recaería en el medio y la persona que profirieron aquella acusación falsa y dañina. Todo menos utilizar el poder político para eliminar y domeñar la libertad de crear medios de comunicación que actúan como contrapoderes y garantizan la libertad de expresión.

La Tribuna de Albacete (14/12/2020)

lunes, 7 de diciembre de 2020

Educar en libertad

           Todos aceptamos que una buena educación básica es lo mejor que le puede ocurrir a un país. Contribuye a la formación de personas libres, críticas y respetuosas. Personas capaces de crear y disfrutar de la cultura. Impulsoras del progreso técnico y económico.

Lamentablemente, la escuela también es un terreno abonado para sembrar ideologías y manipular los valores de los alumnos, futuros votantes. Tras el fiasco de ocho leyes generales de educación en 40 años, parece evidente que estamos incapacitados para consensuar los valores que hemos de transmitir en la educación. El único pacto posible consiste en respetar y encarrilar la libertad de los agentes que intervienen en la educación: libertad de creación-gestión de los centros docentes y libertad de elección

                Libertad de oferta educativa. Los centros habrán de atenerse a las directrices generales señaladas por el gobierno central o regional. Este respetará la libre iniciativa en la organización del aprendizaje en su esfuerzo por conseguir que cada alumno saque lo mejor de sí mismo. ¡En eso consiste la calidad educativa!  

                Libertad de elección. Entregando el “vale” suministrado por el Gobierno, los padres escogerán el colegio que consideren mejor para sus hijos, habida cuenta de los resultados en las reválidas nacionales al final de cada ciclo y de la confianza que les merezcan sus actividades complementarias. Lo que no es admisible es que cualquier iluminado secuestre a nuestros hijos en el aula y les obligue a aprender su filosofía de la vida.

                El actual sistema de organización de la comunicación de masas podría ser copiado por la educación. Conscientes de que constituyen un cuarto poder ideológico y político, exigimos (por el momento) la libre creación de medios públicos y privados y les dejamos expresarse como quieran. Respetamos también la libertad de los ciudadanos para ver el canal televisivo y leer el periódico que deseen. No pedimos más que eso. Y nuestro mejor aval es el artículo 28 de la Constitución española.

La Tribuna de Albacete (7/12/2020)

lunes, 30 de noviembre de 2020

Libertad y fisco

             El Gobierno (PSOE-UP) con sus aliados separatistas y comunistas se han confabulado para obligar a la Comunidad de Madrid a reactivar el impuesto sobre el patrimonio y sucesiones. Renunciando al cobro del impuesto, arguyen, Madrid compite deslealmente con el resto de comunidades autónomas. La noticia nos suministra un buen caso de estudio para confrontar el intervencionismo y el liberalismo. También para constatar el vuelco de las instituciones. El Parlamento nació para controlar al “fisco”, al poder impositivo del Estado. Vemos ahora como algunos pretenden utilizar al parlamento para obligar a los gobiernos subcentrales a aumentar gastos e impuestos. El fisco ya no es un poder, tan necesario como peligroso, que deba ser objeto de control. Es un bienhechor que hay que mimar.

               Antes de entrar en el tema que nos ocupa conviene aclarar que el impuesto sobre patrimonio-sucesiones difícilmente puede utilizarse como cebo para atraer empresas. En la mayoría de países de nuestro entorno este tipo de tributos o no existe o representa una proporción exigua de la recaudación fiscal. Además, no recae sobre las sociedades sino sobre las personas físicas.

El éxito de la economía madrileña en las últimas décadas habrá que explicarlo por otros motivos. Tras largos siglos de letargo económico, como capital de un estado intervencionista, Madrid logró despegar cuando tuvo la oportunidad de dar cuerda a la iniciativa privada. Una acertada combinación entre iniciativa privada y pública ha redundado en mejores y más baratos servicios públicos, incluyendo la educación y la sanidad. El crecimiento de la renta, a su vez, ha permitido reducir la presión fiscal estimulando el trabajo, el ahorro y la inversión. En la economía abundan este tipo de círculos virtuosos; también los viciosos.

               Algún lector objetará que el modelo madrileño ha alentado la corrupción política. No le falta razón. Solo matizaré que la corrupción política está directamente relacionada con los recursos fiscales que los políticos manejan discrecionalmente y con el tiempo que permanecen en el poder. Otra razón de peso para defender el liberalismo frente al intervencionismo. Hay que limitar el mandato de los políticos, obligarles a devolver todo lo robado y exigirles algún tipo de responsabilidad económica si se acreditara el despilfarro del dinero de los contribuyentes. 
La Tribuna de Albacete (29/12/2020)

lunes, 23 de noviembre de 2020

Sabiduría liberal

 

La semana pasada se aprobó la octava ley general de Educación en cuarenta años. ¡Bochornoso!, es el calificativo más suave que se me ocurre para describir la forma como se gestó y alumbró ese texto con fecha de caducidad. No menos crispado es el debate sobre el resto de proyectos con incidencia en valores personales e identidades de grupo que el Estado trata de imponer desde arriba.

Algunos solucionan todos los problemas con diálogo. ¡Ingenuos!, es el calificativo más suave que se me ocurre. El diálogo es una pieza clave en la construcción de cualquier comunidad. Pero sí ya resulta complicado en el seno de una familia y de un partido político, ¿cómo vamos a esperar que aúne a la entera comunidad nacional tras un Estado partidista por naturaleza?

La sabiduría liberal arranca de una antropología más realista y simple, descarnada dirán algunos. Mientras el hombre siga siendo hombre, lo máximo a lo que podemos aspirar es a conseguir acuerdos nacionales e internacionales de mínimos. El Estado resulta indispensable para facilitar tales acuerdos, plasmarlos en una Constitución y asegurar su cumplimiento. Casi todo lo que pase de ahí sobra y habrá de mirarse con suspicacia. Los políticos son hombres como nosotros, no ángeles que sacrifican sus intereses personales y partidistas por el interés general.

                 La sabiduría liberal bebe de la experiencia de siglos. Deja que hombres y mujeres organicen libremente sus vidas personales y familiares, amén de las asociaciones en las que se integran voluntariamente. A quienes desean un Estado que organice y uniformice sus vidas desde la cuna a la sepultura y desde la alimentación, a la información y la educación, les recomienda juntarse en una isla o un continente. Un lugar que sea fácil cerrar para evitar que los camaradas escapen del paraíso comunista.

La Tribuna de Albacete (23/11/2020)

domingo, 15 de noviembre de 2020

La guerra de la sanidad

Quería escribir un artículo sobre “la sanidad en tiempos de guerra” y, sin querer, lo he titulado “la guerra de la sanidad”. Qué le vamos a hacer, es lo que hay. El Estado español puede y debe centralizar las competencias sanitarias mientras se libra la guerra contra el coronavirus. Problemas globales reclaman soluciones globales. Estas han de venir de la OMS y ser apuntaladas por cada uno de los 200 estados del mundo. La razón: es en el territorio nacional donde la movilidad personal es máxima.  

El Estado español es el último responsable del control de la pandemia en España. Ello no significa que las medidas hayan de aplicarse a toda España ni que la gestión directa corresponda a la clase política. Lo suyo es que las propuestas emanen de un Comité de Crisis compuesto básicamente de epidemiólogos. Añádase algún economista que ponga sobre la mesa las consecuencias económicas de las medidas propuestas por los sanitarios.

                La clave de una buena gestión estriba en que quien tome las decisiones asuma las consecuencias y responsabilidades. Me temo que quienes defienden la vuelta al confinamiento total, son políticos o funcionarios que siguen cobrando lo mismo, aunque no trabajen o hagan unas gestiones mínimas por teletrabajo. Un cuarto de la población no tiene esa suerte y cuando la pandemia esté controlada podría ocurrir que no encontrara su antigua empresa. Aun a riesgo de ser defenestrado por mis compañeros de universidad o mi propia familia, propongo que, en caso de un confinamiento total, los políticos, funcionarios y demás personas que dependemos del erario público suframos un recorte salarial del 25%. Serviría para aliviar a los que pierden todos sus ingresos. También para que antes de repetir una decisión de tal calibre, los expertos y políticos se aseguren de su absoluta necesidad.

La Tribuna de Albacete (16/11/2020)

domingo, 8 de noviembre de 2020

¿Miedo al pluralismo?

El primer epígrafe de mi curso de Introducción a la Economía estudia “las necesidades humanas, los bienes para satisfacerlas y las formas de organizar su prestación”. La educación me brinda un buen ejemplo.  ̶ “Supongo, digo a mis alumnos, que todos estaréis de acuerdo en que la educación básica ha de ser universal y gratuita, y que los centros educativos han de procurar el máximo de calidad y de neutralidad ideológica. Enseñanza gratuita, de calidad y pluralista. ¿Añadiríais algo más?” Rápidamente se levantan varias manos para rematar: “… y pública”. Yo aprovecho para meter el dedo en la llaga: “¿Y si se comprueba que la competencia entre centros públicos y privados estimula la calidad educativa tal y como ocurre en el resto de los sectores? ¿Y si se demuestra que la diversidad de ofertas educativas es la mejor salvaguarda del pluralismo ideológico y político, tal y como ocurre en los medios de comunicación?”

Los políticos miedosos y totalitarios aspiran al monopolio de la educación. Es la manera de proteger su parcela de poder al tiempo que colonizan el sistema de valores de sus futuros votantes. Los políticos que de verdad valoran el pluralismo procuran la diversidad de centros docentes con solo dos condiciones: que justifiquen unos resultados académicos satisfactorios y que respeten los derechos fundamentales de la persona. Esa misma preocupación debiera estar presente en los colegios públicos. Si las autoridades que los gobiernan consideraran oportuno introducir una asignatura de valores, debieran acompañarla de alternativas y respetar escrupulosamente la libertad a los padres para elegir el tipo de valores que desean para sus hijos.

              Detrás de la Ley Celáa (LOMLOE) se aprecia una adicción al poder monopolista y un miedo enfermizo al pluralismo. Afortunadamente, es difícil construir instituciones perdurables con la argamasa del miedo y machacando la libertad. Como viene ocurriendo desde la LOGSE de 1990, no durarán más de 4 años. ¿Por ventura puede alguien poner puertas al mar?    
La Tribuna de Albacete (9/11/2020)

lunes, 2 de noviembre de 2020

Democracia en América

            En 1835 Alexis de Tocqueville escribió “Democracia en América”.  Un clásico de la literatura política y sociológica. El autor destaca el sustrato favorable suministrado por los valores admirados por la sociedad americana: la libertad religiosa, de educación y de expresión en lo social, la iniciativa privada en lo económico y el amor por la democracia y la patria en lo político. Suficientes para armar una Constitución donde el Estado era el primer obligado en respetar las libertades personales. Y así fue, con la ignominiosa excepción de la esclavitud.  Nada que ver con el confesionalismo de Inglaterra ni con el laicismo liberticida de su país natal, Francia. 

           ¿Qué conclusiones podemos sacar 185 años después de la obra de Tocqueville y 233 después de la Constitución americana? Ante todo, una profunda admiración por su estabilidad democrática. Desde que George Washington firmó el cargo como primer Presidente de los EE.UU. ha habido elecciones cada cuatro año, el primer martes después del primer domingo de noviembre. Vergüenza para nosotros, los españoles que en cuatro años hemos debido tenido cuatro elecciones generales.

       Para asegurar esta estabilidad política los americanos diseñaron un sistema de contrapesos de poderes. A resaltar la independencia judicial en cuya cúspide se asienta el Tribunal Constitucional. También un sistema federal que da voz y voto, en sus respectivas esferas competenciales, a cada uno de los 50 estados federados.

No menos importante para la estabilidad es una ley electoral que apuesta claramente por el bipartidismo. Las diferencias entre grupos de izquierda y grupos de derecha se liman antes de la gran cita electoral de noviembre El partido que consiga la mayoría tendrá cuatro años para ejecutar su programa. Pasado ese tiempo los ciudadanos le juzgarán por lo que haya hecho y dejado de hacer. Los líderes de cada partido saben que para ganar las elecciones hay que atraer a los ciudadanos normales y corrientes que pueblan el centro político. No les queda más remedio que ofrecer un programa sensato que salvaguarde los grandes valores de la sociedad americana ya enunciados.  Si un presidente se porta tan mal tan mal que merece la expulsión ("impeachment"), le sucederá el vicepresidente (de su propio partido).

              Mañana tendremos el veredicto sobre los cuatro años de la Administración Trump. Ninguno de los candidatos lo celebrará antes de tiempo. Otro de los rasgos de la democracia americana es que hay una masa flotante de electores que decide en el último momento. Lo único que no soporta son las mentiras. 
La Tribuna de Albacete (02/10/2020)

lunes, 26 de octubre de 2020

La justicia tiene los ojos vendados

             

Hay problemas cuya solución se antoja difícil, por no decir imposible. El conflicto árabe-israelí o el separatismo de aquí y allí, suministran dos ejemplos. Otros problemas no menos importantes tienen, sin embargo, una solución sencilla, con tal que haya voluntad en resolverlos. Pienso en la independencia judicial que tanto revuelo ha levantado en España y en la UE durante los últimos meses.

                El quid de la cuestión radica en el nombramiento de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPD), responsable de la gestión de asuntos internos que pueden afectar al signo de las sentencias más controvertidas. La solución más sencilla, objetiva y general consiste en sortear esos asientos entre los jueces interesados y que cumplan determinados requisitos. La segunda solución (second best), es que los jueces elijan directamente a sus representantes.  

El sistema actual admite la elección de los miembros del CGPJ (no necesariamente jueces) por el Parlamento. La fuerte mayoría exigida (3/5) evita las manipulaciones del Gobierno,  pero no los peligros de repartirse el botín judicial entre los dos o tres partidos mayoritarios. La última propuesta del Gobierno, que rebaja la mayoría parlamentaria al 51%, asestaría la puñalada de muerte a la independencia del poder judicial.

Igualmente nefasta me parece la permisión de organizaciones judiciales con sabor político. Cualquier decisión del Gobierno siempre será respaldada por su organización afín, la progresista o la conservadora. ¿Dónde queda la independencia del poder judicial!?

Y no hablemos de los juicios paralelos desarrollados en las Comisiones parlamentarias de investigación. Si el Gobierno y sus aliados detentan el 51% de los escaños que les confiere tres de los cinco miembros de la Comisión, es evidente que la oposición perderá todos los casos investigados por tres a dos. ¡Que ganas de perder tiempo y machacar la separación de poderes!

Alguno considerará inadecuado aislar a la judicatura de las ideologías políticas, siempre en evolución. Y tachará de paleto al juez que ha de juzgar a un político del que ni siquiera ha oído hablar. Pues no. Es la mejor garantía de que las sentencias solo estarán sometidas a las leyes, a su vez, circunscritas a la Constitución. ¿O es que vamos a arrancar la venda que ciega a la Justicia, en todas sus representaciones?

La Tribuna de Albacete (26/10/2020)

lunes, 19 de octubre de 2020

Checks and balances

             La democracia es la mejor contribución de la Edad Moderna a la civilización occidental. Los Padres de la Nación Americana y de su Ley Fundamental de 1787 dejaron claro que para sostener una democracia era indispensable un sistema de checks and balances donde los poderes se controlan y contrarrestan mutuamente. Además de los tres poderes clásicos auspiciados por Montesquieu en 1748 (legislativo, ejecutivo y judicial), advirtieron de la necesidad de una Constitución cuyos principios vincularían a todos los poderes públicos, cuyo intérprete y garante sería el Tribunal Constitucional y cuya modificación requeriría de una mayoría muy cualificada. El segundo contrapeso es la organización federal. El Gobierno central compartiría competencias con los estatales (regionales), posiblemente de diferente color político.

                La Constitución española recoge todos y cada uno de estos contrapesos y añade otro: la monarquía. El Rey es un Jefe de Estado que no está sometido a la presión directa de los partidos, ni a esa visión cortoplacista que obnubila a quienes deben ganar elecciones cada cuatro años.

La necesidad de asegurar la eficiencia en la gobernabilidad ha diluido la separación entre los poderes legislativo y ejecutivo. Se trata de un fenómeno generalizado y una razón adicional para reforzar la independencia del resto de poderes. Lamentablemente la izquierda española puja en sentido contrario. Con la excusa de acercar las instituciones al pueblo, socialistas y comunistas desean que el Parlamento (el 51% de los parlamentarios) elija al Jefe de Estado y a la cúpula del poder judicial. La erosión del contrapeso autonómico la dejan a las derechas.

                Tales pretensiones son claramente inconstitucionales. Pero, puestos a la tarea, ¿qué nos impide cargarnos la Constitución por la vía de hecho? ¡Viva el poder absoluto de los políticos de bien! ¡Muera la separación de poderes, la democracia y la civilización occidental!
La Tribuna de Albacete (19/10/2020)

domingo, 11 de octubre de 2020

Banca y reconstrucción industrial

           La banca juega un papel clave en la reconstrucción industrial. Mucho más en un país como España donde más del 98% del tejido empresarial está formado por PYMES, pequeñas y medianas empresas sin acceso al mercado de capitales. En crisis anteriores el Instituto de Crédito Oficial jugó un papel estelar. Los créditos impagados (la mayoría) hubieron de cubrirse con emisiones de deuda pública. En la crisis actual se ha ideado otra fórmula que, a primera vista, vista parece más sensata. El Estado delega en la banca comercial la concesión de créditos a las PYMES, sabedor de que los bancos tienen más experiencia e interés en seleccionar bien a los clientes y proyectos empresariales. A cambio, el Estado se responsabiliza del 80% de los posibles impagos.

La experiencia está resultando positiva, queda por ver el resultado final. Como era de esperar, muchas PYMES se han endeudado para salvar los muebles y su reputación personal. Cubierto este objetivo, algunas empresas se declararán en quiebra. Estamos ante un caso típico de “información asimétrica” y “riesgo moral” que ni los propios bancos son capaces de detectar cuando se enfrentan a un aluvión de candidatos. Ayudaría exigir a las empresas prestatarias el mantenimiento de la actividad y el empleo por cierto tiempo.

A río revuelto ganancia de “oportunistas”. Lo peor que podría pasar es que, con la excusa de la crisis, se nacionalizara la banca o proliferaran entidades semipúblicas, donde nadie responde de los créditos fallidos. Esta falta de responsabilidad económica es el origen del “riesgo moral” y podría socavar el sector financiero y la entera economía nacional. El problema con los políticos-banqueros es que dan primacía a los proyectos que más votos prometen. Como estos no suelen crear ni riqueza ni empleos sostenibles, habrán de ser los contribuyentes quienes tapen los agujeros. 

La Tribuna de Albacete (10/12/2020) 

domingo, 4 de octubre de 2020

ERTE

              Los ERTE (Expedientes de Regulación Temporal del Empleo) pasarán a la historia como la única medida que suscitó el consenso durante la pandemia entre los agentes políticos y económicos. Aunque no sea un invento español, hay que aplaudir la claridad de ideas y la fuerza de convicción de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (UP). El consenso se logró tras reconocer que la COVID 19 nos había precipitado en una “economía de guerra” donde los principios que rigen una economía de mercado en tiempos normales quedan “entre paréntesis”. Los ERTE permiten a las empresas desentenderse del pago de las nóminas (las pagará la SS) a condición de readmitir a toda la plantilla cuando se normalice la situación económica.

La guerra se ha propagado de tal manera que la excepción de los ERTE deberá interpretarse en términos amplios. Habrá que ayudar a todas las empresas y autónomos hasta que recuperemos la normalidad. El dinero saldrá de los 140.000 millones de euros prometidos por la UE. Mientras llegue ese dinero, y exhibiendo el aval europeo, el Gobierno español podrá endeudarse a un coste bajo.

El verdadero problema radica en que, tras la pandemia, el panorama económico va a sufrir cambios profundos. Sería absurdo obligar a las empresas a producir lo mismo que antes y con los mismos métodos y plantilla laboral. Las empresas deben saber que si mantienen el mismo nivel de empleo (aunque organizado de manera diferente) la pandemia no les supondrá costes extraordinarios. Si por, el contrario, deciden aligerar su plantilla, en legítimo ejercicio de su libertad empresarial, deberán devolver parte de la ayuda recibida. Contarán, eso sí, con créditos blandos del ICO.  

Europa y España, Gobierno y oposición, sindicatos y patronal, por favor, no destruyamos el único punto de consenso en tiempos del coronavirus.  

La Tribuna de Albacete (5/10/2020)

domingo, 27 de septiembre de 2020

Política industrial post-Covid

                El 25 de noviembre de 1962 Cataluña sufrió la mayor catástrofe hidrológica de la historia española. Tras 4 meses sin lluvias, en tres horas cayeron 210 litros por metro cuadrado. Los ríos Besós y Llobregat se desbordaron llevándose por delante las casas y fábricas construidas junto al cauce. Las fábricas del Vallés, epicentro de la industria textil española, desaparecieron de la noche a la mañana. Afortunadamente, y con la ayuda del Instituto de Crédito Oficial (ICO), los empresarios catalanes consiguieron levantar unas fábricas más competitivas. ¡No hay mal que por bien no venga!  

                ¿Seremos capaces de levantar la industria española tras el COVID-19 y se levantará ésta en condiciones más ventajosas? En principio, tenemos todo lo necesario. También el dinero, aunque para eso sea preciso urgir a la UE que empiece a entregar los fondos prometidos. Lo primero es elaborar un plan de reindustrialización que permita un salto cualitativo sobre la actual economía excesivamente escorada hacia el turismo y el ladrillo. Los créditos preferentes deberán canalizarse hacia las industrias de mayor valor añadido y demanda potencial. Las empresas de esos sectores conseguirán ventajas competitivas si invierten en las tecnologías más avanzadas. El mantenimiento o crecimiento del empleo debiera ser otra condición para recibir créditos preferentes. Dado que las nuevas tecnologías siempre ahorran trabajo, habrá que buscar nuevos mercados que justifiquen el mayor tamaño de las empresas.

                El “café para todos” es la primera tentación a evitar. La política social puede y debe atender las necesidades perentorias de todas las personas. La política industrial, por definición, ha de ser selectiva. Segundo peligro: que los créditos preferentes y las subvenciones empresariales se perpetúen. Una economía de mercado que necesita respiración asistida no merece tal nombre.

La Tribuna de Albacete (28/09/2020)

domingo, 20 de septiembre de 2020

No matarás, no robarás, no mentiras

 

Todos estamos muy orgullosos de la civilización occidental. No nos faltan motivos. Sus logros culturales, sociales y económicos son impresionantes. Debajo de tales logros encontramos a la iniciativa privada actuando de forma libre y moralmente responsable, amén de las instituciones que favorecen este tipo de comportamientos.

Las columnas basilares de esta moralidad se sintetizan en tres mandamientos: “no matarás, no robarás, no mentirás”. Se corresponden a otros tantos derechos fundamentales y valores: “la vida, la honradez, la sinceridad”. Si nuestra sociedad funciona relativamente bien es porque la mayoría de las personas, la mayoría de las veces respeta estas tres columnas. La casa común (la civilización) se nos caerá encima el día que destruyamos cualquiera de ellas. En realidad, las tres están entrelazadas y la casa va cayendo a pedazos.

 Cuando los políticos no tengan reparo de mentir a sus votantes y tapen una mentira evidente con otra más gorda. Cuando los ciudadanos voten a estos “ingeniosos” políticos. Cuando la mayoría de los estudiantes presuma de copiar en los exámenes y sus padres les feliciten… Ese día habremos destruido la columna de la sinceridad.

Cuando la sociedad encumbre a quienes se han hecho ricos en poco tiempo, sin reparar en cómo lo han conseguido. Cuando robar deje de ser un delito si la víctima es más rica que yo. Cuando no podamos irnos de vacaciones por miedo a que nos ocupen la casa… Ese día habremos destruido la columna de la honradez.

Cuando el Estado eleve el aborto y la eutanasia a la categoría de “derecho fundamental”. Cuando la sociedad considere un “progreso” cualquier forma de acabar con las personas y conductas que molestan… Ese día habremos destruido la primera de las columnas que sustentan nuestra civilización: el derecho fundamental a la vida.

La Tribuna de Albacete (21/09/2020)

lunes, 14 de septiembre de 2020

No matarás

 

        El pasado jueves, el proyecto socialista de ley de eutanasia superó su primer escollo parlamentario. No será el último debate que presenciemos. Las fuertes garantías que impone el proyecto actual se irán diluyendo hasta llegar a la situación vigente en los países más “avanzados” donde, para obtener la píldora de la muerte dulce, basta enseñar el carné de identidad y demostrar que eres mayor de 70 años.

           La cuestión de fondo es otra: ¿Estamos dispuestos a aceptar esas líneas rojas que enmarcan nuestras libertades individuales y los poderes del Estado? Así lo han hecho las civilizaciones que han aportado algo valioso a la historia de la humanidad. Estas líneas se resumen en los tres mandamientos básicos: “no matarás, no robarás, no mentirás”, están presentes en todos los códigos éticos de la humanidad. Su proclamación más solemne resurge en la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, documento que arranca con el derecho a la vida, base y soporte de todos los demás.

Los diputados pro-eutanasia esgrimieron que ellos solo pretendían crear en el Estado del bienestar una oficina de muerte digna y dar libertad para que entren aquellos cuya vida se les hace insoportable. Me temo que llegan tarde estos bienhechores de la humanidad que disfrutan creando nuevos derechos, aunque sea a costa de eliminar otros preexistentes emanados de la dignidad personal. Cada día los cuidados paliativos son más eficaces en el alivio del dolor y cada día resulta más fácil el suicidio para los que se empeñan en morir. A estos les bastará pedir por Amazon el kit belga de suicidio o la píldora holandesa de eutanasia.

Con la legalización de la eutanasia la primera de las líneas rojas de la civilización humana (“No matarás”) se vuelve harto difusa: “No matarás a no ser que te lo pida la víctima o que tú entiendas que es mejor para ella”. Las consecuencias se antojan catastróficas. Todas las leyes que banalizan la vida y la muerte acaban erosionando los cimientos de la civilización.  

La Tribuna de Albacete (14/09/2020)

lunes, 7 de septiembre de 2020

Vuelta a un cole mejor

 

                “No hay mal que por bien no venga”. La pandemia ha hecho realidad el refrán en muchos campos. A los profesionales de la educación nos ha enseñado dos lecciones. Primera, las posibilidades que ofrecen las TIC para enseñar a distancia. Segunda, la superioridad de la educación presencial sobre la enseñanza online. Lo hemos constatado en todos los niveles, universidad incluida. Por lo que respecta a la educación primaria y secundaria, la brecha entre el mundo real y el virtual nos parece infranqueable.

                Los niños y adolescentes necesitan la presencia de maestros y colegas para separar el mundo familiar del escolar. Tan pronto como entran en el aula cambian de chip y entienden la importancia de estudiar, aunque requiera la disciplina que no resisten en sus casas. La cercanía del profesor permite un seguimiento personalizado, acompañado con los elogios y reprimendas que cada alumno merece. La presencia de compañeros les ayuda a caminar alegres al colegio y apretar el paso para no quedarse descolgados en sus estudios.

                La situación sanitaria actual, obliga a introducir medidas de seguridad que no cambian las esencias y ventajas de la educación presencial/real. Ha de bajar el número de alumnos por aula, lo que implica la contratación de más profesores. ¿Ven ustedes algún destino mejor a los 200.000 millones de euros que nos ha prometido la UE?

                Cuando pase la pandemia, los profesores contratados harán lo posible por amarrar el puesto … y las administraciones públicas harán bien en retenerlos. Uno de los lastres del sistema educativo español es el elevado número de alumnos por aula y la falta de profesores de apoyo que permitan atender a la diversidad del alumnado concentrado en cada clase.  

               De hacerse realidad este sueño, mañana podremos concluir: “No hay mal que por bien no venga”.

La Tribuna de Albacete (7/09/2020)

lunes, 27 de julio de 2020

Aprender a dialogar (y 2)

              La semana pasada tratamos el tema del diálogo. Buscando materiales encontré en TEDx Talks un vídeo de la científica argentina Guadalupe Nogues: “Cómo hablar con los que piensan diferente”. Tanto me interesó la conferencia que me comprometí a divulgarla.

                La Dra. Nogués comprobó la dificultad de que sus hallazgos pro-vacunas convencieran a los anti-vacunas. Decepcionada, decidió pasarse a la docencia con la esperanza de que una buena educación allanaría el camino del diálogo. No tardó en llegar la segunda decepción. Cuando ella pedía a alguien que leyera este o aquel estudio, el alumno venía preparado para el contraataque. Lejos de convencer a un estudiante, ganaba un adversario.

           La Dra. Nogués comprendió entonces que una parte de la persona humana (de todos y cada uno de nosotros) se mueve más por emociones y creencias que por evidencias científicas y razonamientos. Convencer a uno de que sus creencias son falsas, es poco menos que imposible. De ese no-diálogo salen más chispas que luz. La distancia y la hostilidad van aumentando con el paso del tiempo. Cada uno se refugia en su tribu cultural; solo lee y escucha a los que piensan como él. En la tribu aprende a odiar, menospreciar y lanzar al adversario los insultos que más le duelen. Algunas personas se radicalizan; otras se desentienden para huir de la presión mediática de los más poderosos. Es el memento mori de la cultura y la democracia: la renuncia al diálogo.

              Según Guadalupe Nogues para restablecer la comunicación y el diálogo constructivo es necesario aprender a distinguir entre personas e ideas. La persona plantada en la otra parte de la mesa tiene una dignidad natural y merece todo nuestro respeto y atención. Las ideas, en cambio, deben ganarse el respeto. Ello nos obliga a desmenuzarlas entre todos para calibrar la verdad y falsedad que encierran.

           Conseguir que un parlamentario cambie la dirección de su voto raya lo imposible. Sí resulta factible y necesario para la convivencia social, un debate sereno exponiendo pros y contras de una cuestión.

La Tribuna de Albacete (27/07/2020)

lunes, 20 de julio de 2020

Aprender a dialogar

            Al abrir el ordenador se encienden en su pantalla estas dos preguntas. (1) Valore, de 1 a 10, la importancia del diálogo para el buen funcionamiento de la democracia; (2) Valore, de 1 a 10, la capacidad de diálogo de nuestros políticos. Me atrevería a avanzar que la media de la primera pregunta estaría cercana a diez y la segunda cercana a cero. Con el ánimo de mejorar su capacidad de diálogo les propondría los siguientes ejercicios para estas vacaciones (y el resto de sus vidas). Entre los “juegos” que me propusieron en mi época de bachiller destacaré tres. 

            Ejercicio 1: escuche y responda a lo que se pregunta. El juego consiste en agrupar al público en parejas. Antes de responder a tu colega has de resumir la cuestión que te ha formulado. Sorprendentemente, nadie admitía la interpretación que el otro ha hecho de su pregunta. “O no eres capaz de entenderla o no quieres entenderla”

                Ejercicio 2: póngase en el pellejo del contendiente. Un juego habitual en los debates universitarios consiste en plantear un tema polémico y sortear, instantes antes del debate, quién defenderá cada postura. El juego ayuda a ver que la mayoría de las cuestiones tiene varias caras y uno ha de saber aceptar la parte de verdad que tiene el adversario.

               Ejercicio 3: evite insultos y escapatorias fáciles. Algunos juegos de mesa tienen una prueba llamada “tabú”. Consiste en explicar un concepto sin emplear determinadas palabras. Si las pronuncias, se acaba tu turno. Imaginen ustedes que ocurriría a nuestros políticos de izquierdas si no pueden emplear las palabras “facha”, “Franco” o “Guerra Civil”. Y a nuestros políticos de derechas si no pueden mentar a “Venezuela”, “Stalin” o “ETA”.

              Advertencia. Estos juegos no son solo para políticos. Cada uno puede practicarlos con su cónyuge, hijos o vecinos. El diálogo es el tejado de una casa que la mayoría de nosotros todavía no ha empezado a construir. ¡Y así nos va!

La Tribuna de Albacete (20/07/2020)

lunes, 13 de julio de 2020

Motín a babor


           El 7 de julio de 2020, 150 escritores, artistas e intelectuales de izquierda firmaron un manifiesto contra la dictadura de lo políticamente correcto. ¡Ya era hora! Entre ellos figura Noam Chomsky quien en “Guardianes de la libertad” (1988), había criticado cómo los gobiernos y los grandes grupos editoriales (todos de derecha) controlaban la génesis y difusión de las ideas. Ahora se lamenta del avance de la intolerancia en la izquierda. La religión universal de lo políticamente correcto no admite disidentes ni a derecha ni a izquierda, ni a estribor ni a babor. Un grupo de voceros perfectamente organizados sale en tromba cada vez que alguien se atreve a cuestionar los nuevos dogmas. 
           Leamos la Letter of Justice and Open Debate. “El libre intercambio de informaciones e ideas, oxígeno de una sociedad libre, es diariamente reprimido (…) Editores despedidos por publicar textos críticos; libros retirados del mercado; periodistas vetados de escribir sobre determinados temas; profesores investigados por citar textos clásicos (…) Escritores, artistas y periodistas temen por su vida profesional si se apartan de lo políticamente correcto o si no lo defienden con suficiente celo”.
                El manifiesto no osa concretar en qué consiste hoy lo políticamente correcto. Lo diré yo: la ideología de género. Cualquiera puede insultar o quemar la foto del Presidente o del Rey por ser quién es. Pero nadie puede criticar las ensoñaciones de los ideólogos de género ni rebelarse contra sus imposiciones educativas. Bien lo sabe J.K. Rowling, una de las firmantes del manifiesto. Acaba de ser defenestrada del Olimpo intelectual por insinuar que también hay que valorar a las mujeres que aceptan su sexo en lugar de cambiárselo. Ya verán ustedes qué pronto se prodigan las publicaciones sobre “homofobia en Harry Potter”.

domingo, 5 de julio de 2020

Unplanned



       Anteayer se estrenó en los cines españoles la película “Unplanned”. Está basada en la historia real de Abby Jonhson que ella misma narró en un libro. Un repaso de sus protagonistas mostrará los roles que podemos jugar en uno de los grandes dramas de la sociedad actual, por no decir el primero.
             Abby es la ingenua activista pro-choice que vive instalada en la irreflexión y la mentira. Trata de justificar los valores transmitidos por su familia católica con el mantra feminista: el derecho sagrado de la mujer para disponer de su propio cuerpo, el feto como un conglomerado de células que no sufre, el aborto como una breve intervención quirúrgica que no deja huella en la mujer... En su etapa universitaria, Abby tuvo dos abortos voluntarios en Planned Parenthood, la mayor multinacional abortista del mundo, y se animó a trabajar con ella. Tanto se identificó con el mantra feminista y tan buena era engatusando a sus clientas (22.000 contó), que pronto fue ascendida a directora de la clínica. Así hasta el día que no aguantó más sus propias mentiras y se atrevió a hacer una pregunta a su jefa.
              Ésta, Cheril, le reprendió por haberle hecho en público una pregunta que delataba su tremenda ingenuidad. “Por supuesto que los estatutos justifican nuestra actividad como asociación sin ánimo de lucro para la salud reproductiva. Pero eso se escribe para el fisco. El beneficio ha de salir de alguna parte. En nuestro caso de los abortos que hemos de duplicar para seguir en el mercado”.
             Marilysa y Shawn son activistas pro-life. Rezan al otro lado de la reja que protege la clínica y ofrecen a las mujeres alternativas al aborto. A ellos se une Abby tras presenciar por primera vez un aborto por aspiración y tomarse el tiempo para reflexionar sobre lo que había visto.
            Datos complementarios para el lector pensante. La empresa denunció, sin éxito, a Abby por traición profesional. Más adelante esa clínica local quebró y Planned Parenthood fue condenada por la venta de órganos de los bebés abortados. La publicidad de la película fue vetada en las cadenas más progresistas de Norteamérica. La asociación cinematográfica de Estados Unidos, la calificó como “Restringida” por el mal gusto de grabar abortos en vivo. Los directores de la película (Konzelman y Solomon) no pudieron menos que manifestar su sorpresa: “Una chica norteamericana de 15 años puede abortar sin que sus padres se enteren, pero necesita ir acompañada de ellos para ver una película sobre el aborto”.
La Tribuna de Albacete (06/07/2020)

domingo, 28 de junio de 2020

Hipocresías de la vida



   El COVID-19 ha alumbrado muchos sentimientos nobles. El primero, la preocupación por los ancianos. En España, el 69% de los fallecidos por Covid-19 ha ocurrido en residencias de tercera edad.  ¿Cómo es posible, claman los políticos rasgando sus vestiduras, que hayan impedido la hospitalización de ancianos necesitados de respiración asistida?
Lamentablemente, detrás de tantas lágrimas y vestiduras rasgadas, hay mucha hipocresía. El PP utilizó estos datos para acusar al Gobierno del PSOE-UP de ser el país que peor había gestionado la crisis sanitaria. El Gobierno contraatacó advirtiendo que la mayoría de las muertes provenía de las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid (PP). La Presidenta madrileña recordó al Gobierno que era él quien había asumido el mando único en materia de sanidad y residencias. Además, en términos per capita, el ranking de fallecimientos lo lideraba Castilla-La Mancha (PSOE). Vamos que una vez más hemos convertido una tragedia social en un partido de tenis ante a la galería electoral.
Hay otro tipo de hipocresías todavía más sangrante. Mientras que por el día algunos políticos se rasgaban las vestiduras a causa de la muerte de ancianos desatendidos, por la noche ultimaban una ley de eutanasia. Y ya empezamos a saber qué es la eutanasia. En Bélgica, la inmensa mayoría de las 2357 personas que murieron “dignamente” en 2019 superaba los 60 años. La cifra se acerca a los muertos por coronavirus en residencias de ancianos en 2020. Bajo secreto de sumario, el 41% de los médicos holandeses que practican la eutanasia ha reconocido que, la dificultad de comunicarse con estos pacientes de edad avanzada, les obliga a decidir por ellos mismos cuándo una vida deja de tener sentido.  ¿No ven ustedes excesivas coincidencias con el trato recibido por los ancianos durante el confinamiento?
La Tribuna de Albacete (29/06/2020)

lunes, 22 de junio de 2020

Fray Junípero Serra



                Al construirse el Capitolio de Washington en 1873 alguien sugirió que sus salas estuvieran presididas por las personas que más habían contribuido a levantar la nación norteamericana. Cada uno de sus 50 estados tenía el derecho de proponer un nombre. El Estado de California escogió al “civilizador y evangelizador de estas tierras, fray Junípero Serra”.
Nuestro fraile nació en una humilde familia de Petra, Mallorca. Dejó el calor de la familia y su flamante cátedra de filosofía para seguir su vocación misionera. A medida que avanzaba hacia el noroeste del continente americano se percató que el nivel cultural y profesional de los indios era más y más bajo. Al llegar a la Alta California, su creatividad le llevó a fundar “misiones” donde convivieran europeos con indios, clérigos con laicos. Enseñaron a los indios a cultivar las tierras, explotar el ganado y practicar todo tipo de oficio. Simultáneamente les transmitieron la fe en Dios Padre que nos hace a todos hermanos y en Jesucristo que nos muestra la verdadera estatura del hombre.
Fray Junípero siempre vio a los indios como personas que había que defender y promocionar. En cierta ocasión, sorteando a un Gobernador déspota que controlaba su correspondencia personal, recorrió cientos de kilómetros para entregar en mano una carta al Virrey (Méjico). Esta carta constituye una auténtica declaración de los “los derechos de los indios”. Le pidió el cese de Pedro Farges, un Gobernador más interesado por el oro que por las personas. Lo consiguió.
Cuento todo esto porque anteayer en la ciudad de los Ángeles (una de las 9 misiones fundadas por el santo) un grupo de justicieros derribaron su estatua, la golpearon y la pintaron de rojo-sangre.  ¿A qué viene esa fiebre iconoclasta? ¿Será una muestra de incultura? ¿Será el odio que no puede resistir tanto tiempo confinado? ¿Serán arrebatos de grandeza propios del adanismo? Sea lo que fuere, urge poner las cabezas en su sitio. Mejor que cada uno empiece con la suya.

La Tribuna de Albacete (22/06/2009)

domingo, 14 de junio de 2020

Cadenas, raíces y cabezas



“Hijo rompe tus cadenas, pero nunca arranques tus raíces”. Oí esta máxima de un tío sabio y ejemplar. Volvió a mi mente la semana pasada a propósito de la decapitación de las estatuas de Colón en EE.UU. tras la asfixia de un negro, George Floyd, bajo la bota de un policía blanco. Al día siguiente el incendio se extendió al viejo mundo alentado por banderas de radicales de extrema derecha y extrema izquierda. Los padres de las patrias inglesa, francesa o belga esconden sus cabezas ante la amenaza de guillotinas que creíamos desaparecidas.   
Pero no seamos reduccionistas. El vendaval viene de más atrás y arrastra a amplias capas de la población. Forma parte del intento de reescribir la historia de la humanidad desde cero, a partir de lo que hoy consideramos políticamente correcto. De las obras maestras de la cultura occidental -dicen, ordenan- hay que arrancar todos los pasajes que desentonan y, por supuesto, erradicar el lenguaje sexista. Los versos de 11 sílabas subirán a 13 pues donde decía “él”, dirá “él/ella”. Ni siquiera la Biblia o la Constitución se han librado de la persecución.
¡Desvaríos de la incultura que, por definición, es miope! ¡Ramalazos de un árbol sin raíces cuyas hojas han degenerado en pinchos! ¿No sería mejor aceptar nuestra historia resaltando los males que han engendrado ciertas personas y doctrinas; y de los bienes que han reportado otras? ¿No sería más positivo ocupar a nuestros hijos (y a nosotros mismos) en cortar las cadenas del egoísmo que nos aprisionan en el odio, la envidia y la mentira?
¡Seamos constructivos! Si te parece que el líder de tu partido merece una estatua más alta que el descubridor de América, no decapites a Colón; construye otra plaza más grande y hermosa con un pedestal en el centro. La colocación del busto déjala para tus nietos.  
La Tribuna de Albacete (15/06/2020) 

domingo, 7 de junio de 2020

Cinturón económico a los políticos


“La crisis del coronavirus lo cambiará todo y nos transformará a todos”. A la vista de las bochornosas sesiones parlamentarias que hemos seguido presenciado bajo el estado de alarma, no queda más remedio que matizar la frase. “El coronavirus transformará a todos menos a los políticos y a la forma de hacer política”.
El análisis económico de la política (A. Downs y J. Buchanan a la cabeza) presenta a los políticos como “maximizadores del poder”. Su objetivo es llegar al poder, perpetuarse en el poder y aumentar su poder. Quien conozca la naturaleza humana no se extrañará de tales ambiciones. El problema radica en que el marco institucional catapulte las ambiciones políticas al mezclarlas con intereses económicos.
Estas son mis propuestas para evitar que la política se convierta en una forma de vida y se alimente del odio, verdades a medias y mentiras enteras. Pido disculpas por el sesgo económico, es deformación profesional. Y me escudo en la frase convencional: “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.  
Primera propuesta: limitar a ocho años el tiempo remunerado de los cargos públicos. Por supuesto uno es libre de seguir colaborando con el partido toda su vida, pero no a costa del erario público.
Segunda propuesta: suprimir todo tipo de puertas giratorias que suponen compensaciones económicas en diferido a cambio de favores políticos. Esta semana hemos sabido del nombramiento de un ex ministro y un ex presidente autonómico como consejeros de Enagás a razón de 160.000 euros anuales
Tercera propuesta: Determinar las cantidades máximas asignadas a los diferentes estamentos. Digamos, un millón de euros anuales para los ministerios y otros 10 millones para los cargos de libre designación.  Si el presidente eleva el número de ministerios de 13 a 23 habrá de advertir a sus ministros que el sueldo bajará de 77 mil a 44 mil euros. Y si divide una dirección general en dos para colocar a un amigo de infancia, cada uno recibirá la mitad. El Gobierno actual tiene más de 500 altos cargos que se reparten 45 millones en sueldos. Los asesores de confianza necesitan 120 mil euros anuales para activar sus cerebros.  
                En estas condiciones, ¿quién deseará ser político? De eso se trata. Que la gestión pública se acepte como un servicio fatigoso pero limitado en el tiempo. Que nadie pueda hacer de la política una forma de vida.
La Tribuna de Albacete (8/06/2020)

domingo, 31 de mayo de 2020

Economía de Guerra


  En 1961 R. Peackock y J. Wiseman escribieron “El crecimiento del gasto público en el Reino Unido”. La tesis defendida en el libro es que en todos los países y épocas  ha existido una demanda latente de más gasto público pues las necesidades sociales son ilimitadas y las de los políticos también. El único freno efectivo es el temor a la sublevación de los ciudadanos-contribuyentes. Esta resistencia se relajaba en tiempos de guerra, único momento donde se permitía un déficit importante financiado con deuda pública. Una parte de esta deuda era monetizada y resultaba en inflación, el más injusto de los impuestos. El resto se financiaba con aumentos de los tipos impositivos que, ahora sí, parecían justificados e inevitables. Por esta vía, la presión fiscal fue escalando del 10% del PIB al 20, 30, 40%... ¡Y ya nunca bajó! Los políticos pronto encontraron nuevos motivos para gastar y cautivar el voto de los beneficiarios. Los funcionarios, por su parte, se encargaron de mantener sus puestos, aunque desapareciera la necesidad que en algún momento los justificó.
      A efectos presupuestarios, la pandemia del coronavirus equivale a la tercera guerra mundial.  En algunos países el gasto público, habrá de duplicarse para atender las nuevas necesidades sanitarias y sociales. Para eso tenemos al Estado, dicen, y no les falta razón. El problema no está en el hoy, sino en el mañana y, sobre todo, el pasado mañana. ¿Podrá aumentarse el gasto público en unos países que ya parten de unos niveles prohibitivos de presión fiscal (más del 40%) y endeudamiento (más del 100%)? ¿Y cómo diseñar la estrategia para que la respuesta intervencionista a una situación excepcional no se convierta en permanente? Mi temor es que dentro de unos años un tercio de la población española esté atrapado en una maraña de subsidios y que otro tercio sean los funcionarios que gestionan una economía de subsistencia.

La Tribuna de Albacete (02/06/2020)

domingo, 24 de mayo de 2020

¿Y si responsabilizáramos a los políticos de sus políticas económicas?



La semana nos ha traído dos noticias económicas de calado. La inminente aprobación del ingreso mínimo vital como medida que va más allá de la emergencia sanitaria. El acuerdo de derogación total de la reforma laboral de 2012 que introdujo un mínimo de flexibilidad en el mercado de trabajo.
       Hace unos meses, Thomas Piketty, un marxista que se ha hecho rico vendiendo libros sobre la pobreza y la redistribución, nos sorprendió con sus nuevas reflexiones y propuestas. Reconoce que la multiplicación de ayudas sociales hunde a amplias capas de la población en la “trampa de la pobreza”. Reconoce que la renta básica, diseñada para solucionar este tipo de problemas, añade otros. Mejor, concluye, sería capitalizarla. Al llegar a la mayoría de edad, cada individuo recibiría el dinero equivalente a la renta básica de 60 años. Y podría decidir cómo invertirlo para estabilizar sus ingresos a lo largo de su vida. Dudo que el remedio llegue a implantarse y que funcione. Cumpliría, no obstante, una importante función didáctica: demostrar a la ciudadanía lo difícil que resulta ganarse el pan con los beneficios generados por una empresa o un fondo de inversión.
Y digo yo, ¿por qué no aplicamos la misma medicina a los políticos? En el momento de empezar su mandato, cada político recibiría el dinero equivalente a su sueldo mensual de cuatro años. Podría invertir ese capital como quisiera. La única condición es que luego no se quejara de los bajos beneficios generados por su fondo de inversión. Menos, de la quiebra de la empresa en cuyo capital participa, a consecuencia de las leyes laborales y fiscales que él mismo ha aprobado.
          Moraleja: mientras los políticos no asuman responsabilidades por las consecuencias económicas de sus decisiones, se aprobarán muchas leyes nefastas para la economía.  
La Tribuna de Albacete (25/05/2020)

domingo, 17 de mayo de 2020

Confinar a los padres


           La nueva Ley de Educación, que el Gobierno quiere imponer a las bravas, confinará a nuestros hijos en las aulas de educación afectivo-sexual de los 3 a los 17 años. Para que el experimento funcione, los padres han de quedar confinados en sus hogares, no sea que protesten o pidan explicaciones. Así lo justifica Miguel Ángel Arconada, en una entrevista en Educaweb, un blog de referencia del Ministerio de Educación.  “Sabemos que las familias no se ocupan de la educación afectivo sexual (…) La escuela es el espacio privilegiado, muchas veces el único, en que nuestro alumnado recibirá una educación afectivo-sexual (…) El profesorado habitual debe ser el principal agente de la educación afectivo-sexual, recibiendo formación especializada para ello (…) Las familias no son dueñas de poner ningún burka ideológico”.
     Afortunadamente para padres e hijos, estos proyectos están abocados al fracaso; un fracaso final que no nos libra de daños colaterales a lo largo del camino. A pesar de lo que se afirma en la entrevista, la educación moral y afectiva no es una materia como las matemáticas que pueda enseñarse en el aula a razón de dos, cuatro u ocho horas semanales. Se trasmite en la convivencia diaria a través de buenos ejemplos y palabras oportunas en el momento oportuno. ¿Alguna institución podrá competir con la familia en este terreno?   
        Sin títulos educativos, los padres rebosan de esa sabiduría que fluye del amor. Un profesor puede enseñar matemáticas aunque el alumno le importe un rábano; difícilmente influirá en sus valores si no le estima. Ese amor es, precisamente, el que llevará a los padres a sacar a su hijo del aula cuando advierta que le están maleando o robándole la infancia. Ese amor les llevará también a asesorarse con personas e instituciones de su confianza. Confianza y libertad de elegir, estas son las dos palabras que no pueden faltar en la educación moral.
         Toda libertad, incluida la educativa, implica responsabilidad. Los padres gozan y sufren a diario las consecuencias de las buenas y malas conductas de sus hijos. Responden de ellas ante la sociedad e incluso ante los tribunales. ¿Quién se responsabilizará del fracaso escolar y las pasiones violentas de unos chicos que salen de las aulas de educación afectivo-sexual obsesionados por el sexo y empoderados para hacer lo que les apetezca?
La Tribuna de Albacete (18/05/2020)

lunes, 11 de mayo de 2020

Confinar a nuestros hijos de los 3 a los 17 años


Arrecian las críticas y denuncias al Gobierno por la gestión de la crisis del Covid-19.  En mi opinión, se trata de un problema menor (por su excepcionalidad) y de escaso recorrido jurídico. Más me preocupa que los socialistas aprovechen las aguas revueltas por la pandemia para imponer los programas de ingeniería social que llevan tiempo en su recámara. Que conviertan el sistema escolar en un ariete de la ideología de género y confinen a nuestros hijos en un aula de educación afectivo-sexual para experimentar con ellos desde los 3 a los 17 años.
   Así resume Ángel Arconada, en una entrevista para Educaweb.com, el contenido de la asignatura de marras.  En Educación Infantil, la percepción del propio cuerpo como espacio de respeto y de placer… En Educación Primaria, ya todo lo relativo a la identificación temprana de los síntomas de violencia emocional en los primeros noviazgos. En Educación Secundaria, todo lo relativo al empoderamiento de las alumnas sobre el derecho al placer”.
¿A qué viene tanta prisa? ¿No convendría empezar con un análisis científico de la experiencia acumulada y presentar los resultados a los padres para que elijan consciente y libremente? Para empezar, habrá que aclararles el fundamento antropológico de estas asignaturas: esa ideología de género que niega el carácter sexuado de la persona humana para centrarse en el placer sexual y el empoderamiento. Como contrapunto, habrá que explicar el humanismo cristiano que inspira la educación tradicional. Aquí, la educación afectivo-sexual (cuya importancia nadie discute) se transmite “sobre la marcha” en el seno de la familia. Los valores que enfatiza son el esfuerzo personal, el dominio propio y la sensatez del “cada cosa a su tiempo”. Contrapone la felicidad al placer egoísta y  el servicio frente al poder 
¿Qué método fomenta los males que todos detestamos, a saber, adicción a la pornografía, comportamientos machistas y violencia de género? ¿Qué método equilibra mejor la personalidad del niño y facilita su rendimiento académico y sociabilidad? Los datos están ahí. Lamentablemente, el método científico molesta a quienes no se atreven con la libertad ni tolerarían que la inmensa mayoría de las familias rechazara sus maravillosos programas.


La Tribuna de Albacete (11/05/2020)