lunes, 28 de febrero de 2022

Anverso y reverso de la moneda bélica

 Mientras escuchaba y leía los partes de guerra, he ido apuntando la disparidad de versiones sobre la invasión de Ucrania. ¡Tremendo!

¾ Una guerra cruel, injusta e ilegal. / Un ataque preventivo para evitar males mayores.

¾ Una guerra contra el fascismo. / Ojo, que quien tacha a otro de fascista prueba que no sabe de qué acusarle.

¾  En pleno siglo XXI, ¿cómo se les ocurre recurrir a los tanques! / ¿Cómo ha sido posible odiarnos durante tantas décadas sin que la sangre llegara al río?

¾ En la era de internet, los tanques me parecen unos juguetes ridículos. / Deja que se desarrollen los acontecimientos. ¿Qué harás cuando pinchen la nube de internet?

¾ Nadie se esperaba una agresión tan brutal y precipitada. / Hacía años que se oían tambores de guerra. Las tensiones políticas (nacionales e internacionales) necesitan una válvula de escape.

¾ No es mi guerra. / Espera, espera. Lo difícil es hacer una guerra local.

¾ ¿Cómo puedo yo contribuir a parar la guerra? / ¿Cómo puedo beneficiarme de ella, en lo económico o en lo político?

¾ Una incursión peligrosa para todos y que nada va a solucionar. / Iniciamos la reestructuración del mundo en tres bloques: el Islam, Occidente y el Este (Rusia y China).

            El lector encontrará más contradicciones en estos discursos paralelos. No se moleste en contestarlas, ni se cargue de razones para un debate entre sordos. Estamos ante el anverso y el reverso de una misma moneda que, para colmo, es falsa. La única lección cierta es que todos y cada uno de nosotros (en la ONU y en el patio de vecinos) estamos obligados a respetar la legalidad vigente o a cambiarla por las vías dispuestas por la propia ley. A quien no reconozca el derecho internacional o lo viole con la fuerza de las armas, se le aísla y punto.

lunes, 21 de febrero de 2022

Las diez plagas de Egipto, las siete de Job y las nuestras

 “Las desgracias que están cayendo sobre nosotros me recuerdan las 10 plagas de Egipto”. Se lo oí a un amigo y fui a la Biblia para enterarme qué fue de ellas. La fortuna quiso que se abriera por el libro de Job. La vida le sonreía al honrado Job hasta que fue sorprendido por una serie de desgracias encadenas. Una tarde llegó a su casa un mensajero para decirle: “Ha caído un rayo del cielo que ha quemado y consumido a las ovejas y pastores. Sólo yo pude escapar para contártelo. No había acabado de hablar cuando llegó otro mensajero con una noticia peor…” Así hasta 7 veces.

 Los últimos acontecimientos a escala planetaria pueden explicarse con un patrón similar. Cuando la humanidad vivía en la abundancia y presumía de su libertad, llegó un bichito que nos obligó a encerrarnos en nuestras casas. Todavía no se había marchado el bichito cuando fuimos azotados por volcanes, maremotos y huracanes. Mientras buscábamos cómo combatir el frío nos sorprendió una crisis energética y una sequía pertinaz para que recordáramos lo que era pasar frío y hambre. Siguió una crisis económica sin precedentes que mostró la inutilidad del dinero. De la noche a la mañana nos vimos envueltos en una guerra que vino del Este y pronto pasó a ser planetaria. A escala nacional, hacía tiempo que la democracia había sido sustituida por la partitocracia. Pero fue en ese momento cuando salieron a la luz las guerras internas de cada partido. La situación invitaba a que cada familia huyera al monte. Lamentablemente apenas quedaban familias y jóvenes para llevar los enseres.

 La historia de Job nos muestra la realidad de un mundo complejo donde las calamidades naturales se alinean con las miserias del ser humano. Se mantendrán firmes, y podrán contribuir a la recuperación, quienes confíen en Dios y cumplan sus mandamientos. Unas prohibiciones tan pasadas de mora como el no matar, no robar y no mentir.

lunes, 14 de febrero de 2022

Diálogo entre un político y su conciencia

 

El buen político y el buen surfista tienen una cosa en común: saben aprovecharse de las olas propicias. La última consiste en crear una comisión “independiente”, para juzgar los abusos de la iglesia católica a menores. Tras varios meses con la comisión a cuestas,  el político (*) oye la voz de su conciencia (-)

-¿Y de qué ha servido?

* Ha conseguido su objetivo fundamental: desprestigiar a la iglesia frente a los pocos (o no tan pocos) que todavía confían en ella.

- ¿Reconocerás, al menos, que el negocio de las comisiones se os han ido de las manos?

* Sí, por culpa de un traidor, el Congreso autorizó la investigación de los abusos a menores por parte de sus señorías. Además, cada partido tenía derecho a elegir una comisión “independiente” para investigar al partido rival. Cualquier político podía ser condenado si una persona le acusaba de haberla “tocado” antes de cumplir 18 años.

- ¡Los resultados estadísticos fueron de escándalo! Mientras que el porcentaje de sacerdotes abusadores en los últimos 50 años no llegaba al 1%, el porcentaje de parlamentarios superaba el 50%.

* Pero no acabó ahí la cosa. Tan entretenido resultaba el juego de las comisiones que alguien propuso: “¿Por qué centrarnos en el sexto mandamiento? Analicemos los delitos de odio incluidos en el quinto”. En el Hemiciclo se instaló una cámara dotada de inteligencia artificial. Tras analizar las caras de sus señorías, la máquina sentenció que el 100% de los diputados acumulaban niveles de odio tres veces superior al permitido por la ley. Sólo se libró el diputado dormilón.

- ¿Y cómo piensa que acabará el experimento?

* Te lo diré cuando analice el informe de la Iglesia que acabamos de recibir. Nos agradece el haber recordado a la ciudadanía la importancia de cumplir los mandamientos de la ley de Dios. Concluye que, si uno quiere participar de la inteligencia y justicia de Dios, antes ha de trabajar por conseguir un corazón sensato y misericordioso como el suyo.

lunes, 7 de febrero de 2022

Teatrocracia

 ¡Insuperable! El último sainete de la política española celebrado en el Congreso de Diputados no tiene desperdicio. Da para escribir un libro sobre la decadencia de la democracia en Occidente. En esta columna solo tengo espacio para fijarme en la primera de las anomalías, la madre del cordero

El objetivo de la sesión parlamentaria era convalidar el decreto ley sobre la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno. El Congreso había de convalidarlo por mayoría absoluta para evitar la discusión parlamentaria.

 Algo chirría en mi mente. Abro la Constitución española y leo en el artículo 66: “Las Cortes Generales (Congreso y Senado) ejercen la potestad legislativa del Estado”. El art. 86 matiza: “En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos Leyes”.

La figura del decreto ley ha ido ganando protagonismo con el paso del tiempo. En los dos últimos años la excepción se ha convertido en norma. El Gobierno es quien legisla. Y no por razones de urgencia sino de conveniencia. Una manera sibilina de acallar a la oposición.

 ¿Y cómo justificar el sueldo de tantos los diputados? Les pondremos a hacer de jueces. Nombraremos comisiones para juzgar de todo lo humano y lo divino, del presente y del pasado. El veredicto de estas comisiones carece de valor jurídico, pero sirven para desgastar al adversario. El riesgo de que el tiro salga por la culata es mínimo; en cada comisión los diputados afines al Gobierno son mayoría.

 Algunos dirán que es la única forma de poner orden en esa jaula de grillos generada cada cuatro años por nuestro sistema electoral. Mi respuesta: cambiemos la ley electoral hacia un sistema de proporcionalidad estricta y doble vuelta. ¡Hagamos el sistema gobernable sin necesidad convertir el Parlamento en un teatro donde los actores principales son la hipocresía y el soborno.