Los romanos
dejaron bien clara la distinción entre “Potestas” y “Auctoritas”. La primera
indica la capacidad de imponer tus decisiones sobre los demás ya sea por vías jurídicas,
ya por la fuerza física. “Auctoritas” se traduce por “autoridad moral”. Asegura el
respeto y la lealtad no por el temor a ser castigado sino por la confianza en
la sabiduría y honestidad del líder.
El jueves 19
de junio Felipe de Borbón fue coronado como Rey de España. Asumió los símbolos
del poder regio: cetro, trono y corona; fajines y bandas; medallas y más
medallas. Su efigie en monedas y sellos nos recordará permanentemente quién es
el Jefe del Estado español. La repetición de los símbolos esconde, sin embargo, una diferencia
fundamental con sus antepasados. Un rey absoluto como Felipe V podía tener
mucho poder y poca autoridad. Un rey democrático como Felipe VI o tiene
autoridad o no tiene nada. Sus funciones se limitan a la representación del
Estado y a la integración de los poderes institucionales y territoriales que lo
conforman. Sólo podrá cumplirlas si goza de la confianza de los representantes
del pueblo y del pueblo en general.
“La Corona debe buscar la
cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto
y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la institución, preservar
su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su
función institucional y a su responsabilidad social. Porque, sólo de esa
manera, se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de
sus funciones. Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que
los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra
vida pública. Y el Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un
referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los
ciudadanos”
Son palabras del propio Rey en
su discurso de coronación. Yo no quitaría ni añadiría ninguna. Para que no se
las lleve el viento habrá que empezar a cumplirlas desde ya, en los momentos
trascendentes y en el día a día.
La Tribuna de Albacete (23/06/2014)