domingo, 27 de mayo de 2018

Mayo del 68, Por sus líderes lo conoceréis



Mayo del 68 inaugura la época del populismo desenfadado. Los estudiantes que tomaron la Sorbona y las calles del Barrio Latino de París, pidieron el cielo en la tierra. Muchos profesores y políticos les dijeron que sí, que se lo merecían y que era posible. Tras la resaca, les abandonaron a su propia suerte. ¿Cuál fue la suerte de aquellos jóvenes revolucionarios? El repaso de los 50 años que nos separan de Mayo del 68 será, sin duda, un buen ejercicio de realismo político y cultural.
Daniel Cohn-Bendit (“Dani el Rojo”) fue el líder indiscutible de la movida hasta que las autoridades académicas y políticas se hartaron de él y le ofrecieron un exilio dorado en Alemania, su país natal. Allí organizó un sistema de “guarderías alternativas”, convencido que la revolución solo triunfaría cambiando el sistema educativo desde sus primeras etapas. Las prácticas que cuenta en su libro “Le gran bazar”, hoy serían condenadas por apología de la pederastia. Lo reconoce el mismo Daniel Cohn, que en los últimos años se ha moderado hasta apoyar explícitamente a Emmanuel Macron.
Jacques Sauvageot se desencantó de la política mucho antes y opositó a una cátedra de Historia del Arte en un liceo. Alain Geismar siguió en política hasta ser consejero del Partido Socialista. Alain Krivine es el único estudiante cuyos anhelos revolucionarios no se desvanecieron con el paso del tiempo.  Su última apuesta ha sido por el Nuevo Partido Anticapitalista.
Michel de Foucault fue el líder de mayor talla intelectual. Desde su cátedra de Filosofía en el prestigioso Collège de France trató de fundamentar el feminismo radical y de desmontar las ideas y los hechos que lo ponían en tela de juicio. El sida, por ejemplo, no sería más que un invento de la Iglesia católica para desprestigiar la homosexualidad. Lo siguió pregonando hasta el día de su muerte. Murió a los 46 años … de sida.

La Tribuna de Albacete (28/05/2018)

domingo, 20 de mayo de 2018

Mayo del 68 en sus grafitis



Cincuenta años han transcurrido desde Mayo del 68. Un repaso de los grafitis pintados en las calles París nos ayudarán a entender el significado de aquella revolución estudiantil que pretendía poner el mundo patas arriba. El espacio del que dispongo solo da para copiar los grafitis de aquellos estudiantes anónimos. Confío al lector la tarea de valorarlos y reírse (si procede).
Los alumnos de la Universidad de Nanterre y de la Sorbona resaltaron el carácter cultural y ético de su revolución. Su objetivo principal era romper los moldes impuestos por los poderes fácticos del pasado y del presente. “Sexo libre”. “Prohibido prohibir”. “Creatividad, espontaneidad, vida”. “No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre se cambia por el riesgo de morir de aburrimiento”. “Un policía duerme en cada uno de nosotros. Es necesario matarlo”. “Lo sagrado, ahí está el enemigo”. “La sociedad es una flor carnívora”. “Civismo rima con fascismo”.
Proponen la democracia directa liderada por la imaginación de aquellos jóvenes y sabios estudiantes que se adueñaron de las calles. “La imaginación al poder”. “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. “Decreto el Estado de Felicidad Permanente”. “Mis deseos son la realidad”. “La calle vencerá”. “Viva la democracia directa”. “Exagerar, esa es nuestra arma”. “La insolencia es la nueva arma revolucionaria”.
Detrás de estas proclamas se vislumbra un modelo marxista que empieza a criticar a Lenin y Stalin para apoyar a Trotsky y Mao. Pero la economía no puede imponer límites a sus magníficos planes. “No negociéis con los patrones, abolidlos”. “El patrón te necesita, tú no necesitas al patrón”. “Ni robot ni esclavo”. “La economía capitalista está herida. ¡Que reviente!”
Para acabar unas palabras sobre educación. Procediendo de estudiantes universitarios seguro que esconden una sabiduría profunda. “En los exámenes responda con preguntas”. “Examen = servilismo; promoción social = sociedad jerárquica”. “Olvídese de todo lo que ha aprendido, empiece a soñar”. “Profesores, ustedes nos hacen envejecer”.

La Tribuna de Albacete (21/05/2018)

domingo, 13 de mayo de 2018

Cultura del descarte y de la muerte


El pasado jueves el Congreso español aprobó tramitar una proposición de ley para la despenalización de la eutanasia. Esperemos que no pase de “propuesta”. En caso de que algún día se convierta en ley, podemos esperar un derrotero similar al que ha seguido la legislación abortista. Empezaron justificando el aborto como una excepción a un derecho fundamental del ser humana, solo justificada por graves problemas en la salud de la madre. Acabó convirtiéndose en una técnica más de control de natalidad elevada a la categoría de derecho fundamental.
         Los defensores de la eutanasia presentarán casos extremos y los resolverán con argumentos lacrimógenos, de esos que ahogan la capacidad de pensar. Ocultarán deliberadamente que nadie defiende el encarnizamiento terapéutico; que los enfermos terminales van a morir a sus casas con los analgésicos necesarios; que quienes padecen fuertes depresiones tienen derecho a ser ayudados, no penalizados y, mucho menos, animados al suicidio.
Con una ley de eutanasia el Parlamento abrirá una pequeña brecha con la confianza (disimulada) de que la sociedad y la práctica jurídica la amplíen hasta convertirla en un agujero negro capaz de engullir todo, incluidos los abusos más deleznables. En una sociedad envejecida, la eutanasia es la coartada perfecta para eliminar a las personas que reportan un coste excesivo para el erario público o una espera insoportable para los herederos. “Los afectados han de consentir”, dirán. Vale, pero, ¿y si ya tienen demencia? ¿y si son unos bebés que no pueden calcular los enormes sufrimientos que les acarreará un defecto físico? No especulo. En Bélgica, la eutanasia infantil ya existe.
La eutanasia representaría un hachazo a la Constitución. Mientras su artículo 14 proclama el derecho a la vida los políticos se toman la prerrogativa de decidir cuándo empieza y acaba esa vida. La eutanasia es un lastre que inclina la balanza social hacia la cultura del descarte y de la muerte.
La Tribuna de Albacete (14/05/2018)

domingo, 6 de mayo de 2018

Fuera de juego y fuera de campo



Hace exactamente un año, Podemos presentó la Proposición de Ley sobre igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transgénero e intersexuales. Esta propuesta, elaborada por el propio colectivo LGBTI, aspira a liderar la transformación social y moral del siglo XXI en el planeta Tierra. Introduce el derecho fundamental a la “autodeterminación humana” que nos obliga a tratar a cada uno según del género con el que se identifica, género que puede variar por un cambio de sexo o un cambio de humor. Nadie, ni siquiera los padres, pueden oponerse a estas prácticas o criticar la ideología de género que hay detrás so pena de fuertes sanciones. Por todos los medios a su alcance, en especial a través del sistema educativo, los poderes públicos quedan obligados a promover esa ideología.
La semana pasada se publicó el informe preceptivo de los letrados del Congreso. ¡Devastador! Descalifica jurídicamente 37 de los 90 artículos de la Proposición LGBTI. Con la excusa de crear un nuevo derecho, dicen los letrados, se machacan otros derechos fundamentales que sí están en la Constitución: libertad de pensamiento, libertad de expresión y derecho/deber de los padres a ejercer la patria potestad y tomar decisiones en la educación moral de sus hijos. La seguridad jurídica pierde su base cuando el género queda al albur del sentimiento. Lejos de evitar discriminaciones, la ley otorga unos privilegios al colectivo LGBTI que atentan contra la igualdad. Con una ley así, ¿quién no se apuntará al colectivo LGBTI?
El informe de los letrados no es vinculante. Podemos lo ha descalificado como retrógrado y confía que la mayoría progresista del Congreso sacará adelante la propuesta LGTBI. Antes de votar, los parlamentarios habrán de preguntarse quién progresa al torpedear la Constitución desde sus cimientos, desde el artículo 1.1 que “propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Personalmente me inclino por retirar una propuesta que los letrados han declarado en fuera de juego. “Fuera de campo”, habría que decir. Además de contrariar el ordenamiento jurídico, ignora la propia naturaleza humana. Por favor, ¡basta ya de hacer experimentos con los niños!

La Tribuna de Albacete (07/05/2018)