Siembra viento y cosecharás tempestades.
¿Qué cabe esperar cuando se educa en el libertinaje?
Estoy haciendo
una lista de valores de aceptación general y de conductas que merecen una condena unánime.
La condena de la violencia contra la mujer es una de ellas. Recogí algunos
datos el pasado 24 de noviembre, día elegido por la ONU para sensibilizarnos
sobre este problema. Cada diez minutos, en algún rincón del planeta Tierra, una
mujer es asesinada por su marido, ex-marido o ex-amante. En España, 2015,
murieron asesinadas sesenta mujeres, una por semana. Esto es sólo la punta del
iceberg. Debajo hay millones de casos de maltrato, violaciones, trata de
blancas…
Las cifras
se nos antojan tan aterradoras como inexplicables. ¿Cómo es posible que haya
tanta violencia en la familia, santuario de la vida y escuela de paz? ¿Cómo es
posible que la violencia contra la mujer se dé en todos los países, clases
sociales y niveles culturales? ¿Cómo es posible que esa violencia crezca en Occidente
donde nadie se casa obligado y todos son libres para separarse y divorciarse en
cualquier momento? ¿No habíamos definido
a como el reino de la tolerancia?
En las
raíces del problema encontramos el mal uso de la libertad; un libertinaje que alimenta
el egoísmo y acaba embruteciendo a la persona. Desde hace ya bastantes décadas
los jóvenes han crecido pensando que la libertad consiste en hacer en cada
momento lo que les viene en gana. Esos jóvenes también han oído que su libertad acaba donde empieza la de los demás. Pero,
en esos momentos de conflicto, ¿quién tendrá lucidez para discernir donde está
la frontera y dominio para sujetar las riendas?
Los anuncios
y películas ponen en evidencia que estamos en una cultura del libertinaje donde
la mujer es considerada como un objeto de placer. Una cultura de usar y tirar,
que la pagan los más débiles: mujeres y niños. No pidamos, ahora, peras al
olmo. Aceptemos que hemos sembrado vientos y estamos cosechando tempestades. ¿Qué
cabe esperar cuando se educa en el libertinaje?
El 24 de
noviembre es un día para que resuene sin fisuras la condena contra la violencia
machista. Los 364 días restantes habrán de aprovecharse para educar a niños,
jóvenes y adultos en la libertad responsable. Esto implica un ejercicio de discernimiento
y de dominio propio que hoy brilla por su ausencia.
La Tribuna de Albacete (28/11/2017)