lunes, 28 de noviembre de 2016

Cuando la unanimidad no es suficiente

Siembra viento y cosecharás tempestades. 
¿Qué cabe esperar cuando se educa en el libertinaje? 

Estoy haciendo una lista de valores de aceptación general y  de conductas que merecen una condena unánime. La condena de la violencia contra la mujer es una de ellas. Recogí algunos datos el pasado 24 de noviembre, día elegido por la ONU para sensibilizarnos sobre este problema. Cada diez minutos, en algún rincón del planeta Tierra, una mujer es asesinada por su marido, ex-marido o ex-amante. En España, 2015, murieron asesinadas sesenta mujeres, una por semana. Esto es sólo la punta del iceberg. Debajo hay millones de casos de maltrato, violaciones, trata de blancas…   
Las cifras se nos antojan tan aterradoras como inexplicables. ¿Cómo es posible que haya tanta violencia en la familia, santuario de la vida y escuela de paz? ¿Cómo es posible que la violencia contra la mujer se dé en todos los países, clases sociales y niveles culturales? ¿Cómo es posible que esa violencia crezca en Occidente donde nadie se casa obligado y todos son libres para separarse y divorciarse en cualquier momento?  ¿No habíamos definido a como el reino de la tolerancia?
En las raíces del problema encontramos el mal uso de la libertad; un libertinaje que alimenta el egoísmo y acaba embruteciendo a la persona. Desde hace ya bastantes décadas los jóvenes han crecido pensando que la libertad consiste en hacer en cada momento lo que les viene en gana. Esos jóvenes también han oído que su  libertad acaba donde empieza la de los demás. Pero, en esos momentos de conflicto, ¿quién tendrá lucidez para discernir donde está la frontera y dominio para sujetar las riendas?
Los anuncios y películas ponen en evidencia que estamos en una cultura del libertinaje donde la mujer es considerada como un objeto de placer. Una cultura de usar y tirar, que la pagan los más débiles: mujeres y niños. No pidamos, ahora, peras al olmo. Aceptemos que hemos sembrado vientos y estamos cosechando tempestades. ¿Qué cabe esperar cuando se educa en el libertinaje?
El 24 de noviembre es un día para que resuene sin fisuras la condena contra la violencia machista. Los 364 días restantes habrán de aprovecharse para educar a niños, jóvenes y adultos en la libertad responsable. Esto implica un ejercicio de discernimiento y de dominio propio que hoy brilla por su ausencia.

 La Tribuna de Albacete (28/11/2017)

domingo, 20 de noviembre de 2016

Pensiones: flexibiliza y vencerás

Más injusto me parece ver a
mileuristas sustentando a sus acaudalados padres

Volvemos al tema de las pensiones. Habremos de hacerlo recurrentemente pues un sistema de reparto, como el vigente en España y en casi todo el mundo, solo es sostenible si se adapta periódicamente a cambios estructurales en la dinámica de la población. En principio, la hucha de las pensiones habría de bastar para solucionar los problemas coyunturales, digamos la reducción del número de cotizantes en la parte baja del ciclo económico. Esa hucha no puede resolver, empero, los desequilibrios permanentes o estructurales asociados a la mayor longevidad de los jubilados y/o al encarecimiento de la pensión media. Esto es lo que ha pasado en España cuando han empezado a jubilarse personas que por llevar toda su vida cotizando tienen derecho casi al 100 por cien de un salario históricamente elevado.
A mi entender, la solución lógica pasa por ajustar el porcentaje del salario a percibir por los pensionistas. Para evitar el oportunismo político, convendría pautarlo por décadas. Un comité de expertos daría su recomendación, digamos: “en la próxima década el porcentaje medio de pensión pasará del 90 al 80 por cien del salario de los cinco últimos años laborales”. La recomendación debería ser aprobada por el Parlamento. En caso de rechazarla, habrían de buscarse nuevos encajes con una restricción fundamental: la viabilidad a medio plazo del sistema de seguridad social.
Nos parece más eficiente que el resto de soluciones que se están barajando. Elevar la edad de jubilación implica reducir los puestos de trabajo disponible para nuestros hijos. Aumentar la cotización a trabajadores y empresas, significaría un nuevo recorte del salario disponible y un freno adicional a la contratación laboral. En un país con 20% del paro estas propuestas deberían quedar descartadas de antemano.
         El tema de las pensiones es un terreno abonado al populismo. “¡No consentiremos tamaña ilegalidad e injusticia!”, claman algunos. El ajuste que proponemos no sería ilegal si los trabajadores-cotizantes saben que el porcentaje del salario que percibirán al jubilarse puede ser reajustado por el Parlamento al alza o a la baja, dentro de ciertos límites y asegurando el mínimo de subsistencia para todos. La injusticia no veo donde localizarla. Más injusto me parece que las nuevas familias jubiladas perciban una pensión superior a tres mil euros mientras sus hijos disponen de la mitad de esa cifra para sustentar una familia de cuatro miembros, pagar la hipoteca y costear las pensiones de sus padres.
La Tribuna de Albacete (21/11/2016)

lunes, 14 de noviembre de 2016

Cosas de la democracia

Prueba de fuego 
para el Estado democrático de Derecho

“La democracia americana se suicida”. Títulos tan dramáticos han circulado por la prensa tras la victoria, tan temida como inesperada, de Donald Trump. Yo preferiría dar a mi artículo un tinte menos sombrío. “Cosas de la democracia” sería un título apropiado para transmitir la naturalidad de cualquier cambio siempre que se respeten las reglas de juego. “Una prueba de fuego para el Estado democrático de Derecho”, sería un título alternativo para enfatizar importancia de conjugar la democracia con el Estado de Derecho. La Constitución americana de 1787 (todavía vigente) abre una de las mejores páginas de la civilización occidental: el Estado democrático de Derecho.
La ruptura de las reglas de juego puede provenir tanto de la nueva presidencia como de los que no se avienen con ella. Poco después de las elecciones, el Estado de California, que vota Demócrata, ha amenazado con independizarse. Lo mismo decidieron los estados sureños en 1860. Se les respondió que esa opción era válida en tiempos de la Confederación. Desde que se aprobó la constitución federal ningún estado tenía derecho a independizarse de forma unilateral. Podemos estar tranquilos por estos golpes bajos.
Los golpes desde arriba pueden ser más peligrosos. En los sistemas presidencialistas, como es el caso del norteamericano, el Jefe de Estado tiene más poder que en los parlamentarios. Su primer límite lo encuentra en la Constitución y en la Corte Suprema de los EE.UU. que trata de salvaguardarla frente a cualquier intromisión, empezando por las del Presidente.
La mayoría de las decisiones del Presidente habrán de ser refrendadas por el Congreso y el Senado. A fecha de hoy, los republicanos tienen mayoría en las dos cámaras. Pero los diputados americanos (esta es otra diferencia con España) no se deben al partido sino a los votantes de su jurisdicción. Las veleidades presidenciales no lograrán la venia de congresistas y senadores. Y si el Presidente se muestra recalcitrante, se arriesga a ser suspendido por las cámaras.  No sería el primer caso de “impeachement”.

Y no olvidemos el contrapoder que ejercerán los grupos de intereses y la sociedad civil. Donald Trump y el resto de los populistas de derechas o de izquierdas, debieran reflexionar sobre la frase de Abraham Lincoln:Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos”.

La Tribuna de Albacete (14/11/2016)

lunes, 7 de noviembre de 2016

Hacia un sistema europeo de seguridad social

El sistema europeo de seguridad social 
mataría tres pájaros de un tiro

La convocatoria del Pacto de Toledo para reajustar el sistema de la Seguridad Social (SS) es una de las primeras medidas anunciada por el nuevo Gobierno de Rajoy.  Urge reajustar las entradas (cuotas) y salidas (pensiones) para prolongar la vida de la SS española cuya quiebra está anunciada para diciembre de 2017. A nadie se le escape que el margen de ajustes es cada vez más reducido. Si deseamos una solución de largo plazo conviene levantar la cabeza y mirar a la UE. Sólo un sistema de SS europeo garantiza esta solución duradera para todos y cada uno de los países europeos.
Ley de los grandes números. Cuanto mayor es el colectivo asegurado mayor será su seguridad y menor el precio que ha de pagar por ella. La existencia de “economías de escala” transforma un juego de suma cero (como sería el caso de un sistema de “reparto”) en un juego positivo donde todos pueden ganar simultáneamente. El riesgo de una quiebra se reduce considerablemente cuando la mala racha económica de una zona se compensa con la buena racha de otra.
No hablamos de uniformidad. Las pensiones de los trabajadores alemanes seguirán siendo muy superiores a la de los españoles, si ellos cotizan un porcentaje superior de unos salarios mucho más altos.  Lo que se unifica es la hucha de las pensiones y su gestión. El Gobierno español ya no podrá recurrir a ella cuando los impuestos no bastan para pagar a los funcionarios y demás gastos presupuestarios.  La quiebra del sistema europeo de SS sigue siendo posible pero menos probable. Como mínimo 10 veces menos (la diferencia entre los 40 millones de españoles y los 400 millones de la UE).

Un sistema europeo de SS mataría tres pájaros de un tiro. Primero, el problema de las pensiones en un continente envejecido. Segundo, las prestaciones por desempleo que, siempre que tengan base contributiva, podrían unirse a las pensiones. Tercero, demostrar que la UE sirve para cosas muy importantes y no necesariamente mercantiles. El sistema social europeo, del que todos nos sentimos tan orgullosos, quedará más legitimado y reforzado cuando se proyecte al conjunto de la UE. 
La Tribuna de Albacete (07/11/2016)