domingo, 27 de diciembre de 2015

Feliz año nuevo ... ¿Sin familia?

Feliz perdón que nos permite estrenar 
cada día del año libres de hipotecas anímicas

A partir de hoy y durante muchos días nos vamos a desear unos a otros “¡Feliz año nuevo”. A mí me gusta añadir: “… en familia”. Difícilmente puede una persona ser feliz faltándole el calor de una familia. Allí se satisface la necesidad más profunda del ser humano: amar y ser amado. Allí se aprecia la suerte del perdón que nos permite estrenar cada día del año libres de hipotecas anímicas. Allí se aprenden las virtudes sociales que dan solidez a todo nuestro entramado institucional, desde los colegios al Estado.
Examine usted una lista de jóvenes delincuentes y comprobará que la gran mayoría se crió en la calle. O esa lista de fracaso escolar que no cesa de aumentar. Casi siempre se echan a faltar unos padres que colaboran activamente en el aprendizaje de los niños. Aunque fueran analfabetos, procurarán el ambiente tranquilo y alegre que se necesita en las grandes empresas.
 “Esta juventud está malograda hasta el fondo de su corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura”. Este mensaje tan moderno tiene 4000 años de antigüedad. Se encontró inscrita en una tabla de arcilla de las ruinas de Babilonia, actual Bagdad. Pone en evidencia que la educación ha sido, es y será una tarea ardua y prolongada. Solo en la familia se dan los tres ingredientes del éxito: cercanía, continuidad y amor. El Estado es, sin duda, otra pieza clave de la educación. Pero a los funcionarios les faltan estos tres requisitos. Sería tan caro como ineficiente, pretender tapar con dinero público el vacío que deja la familia.
De la cita babilónica algunos sacarán la conclusión de que no hay motivos para preocuparse: los niños, adolescentes y jóvenes se encarrilan por sí solos cuando maduren. ¡Falsa y peligrosa conclusión! Para madurar, esos jóvenes necesitan de unos padres cercanos que les guíen con su ejemplo y palabra. El problema de nuestra sociedad radica en que cada vez hay menos padres que sirvan de faro y menos familias que suministren un puerto seguro.
Un consejo para el 2016: En vez de lamentarnos por tantos niños “mal-educados”, procuremos que haya más familias “bien-educadoras”.  
La Tribuna de Albacete (28/12/2015)

lunes, 21 de diciembre de 2015

Las columnas de Hércules

No seamos tan ingenuos como mi vecino que, para ganar espacio en el garaje de la casa, 
propuso eliminar dos o tres columnas

Las dos columnas de Hércules protegían el Mediterráneo, cuna de la civilización occidental. La primera se identificaba con el Peñón de Gibraltar. La localización de la segunda es dudosa pero en algún sitio debía estar pues no hay edificio que pueda sostenerse sobre una sola columna, ni imperio que pueda perdurar sobre la base de la fuerza muscular. De hecho, Hércules murió víctima de los celos y el engaño.
En su libro “Los pilares de Europa”, José Ramón Ayllón se refiere a tres columnas: la filosofía griega donde la razón suplanta a la mitología y a la fuerza bruta; el derecho romano que hace posible una convivencia pacífica y prospera a pesar de los inevitables conflictos; y la religión judeo-cristiana que da sentido a la vida y nos recuerda nuestra condición de seres libres y moralmente responsables.
La Revolución Francesa (1789) exaltó tres nuevos principios: liberté, egalité et fraternité. Una década antes, los padres de la patria norteamericana habían defendido esos mismos principios pero uniéndolos con el cordel de la democracia y enraizándolos en los tres pilares que acabamos de describir. La Revolución Industrial puso de relieve la importancia de la libertad de empresa sobre la base de la propiedad privada. En ellas se cimentó la prosperidad económica y el bienestar social que hoy disfrutamos, incluso en medio de las crisis. El último hito a resaltar (ONU, 1948) es la Declaración de Derechos y Libertades Fundamentales que emanan de la dignidad de la persona humana y son, por tanto, universales.
Acabamos de pasar el Rubicón de unas elecciones generales, la gran fiesta de la democracia. Esperemos que los políticos electos sean capaces de entenderse usando la razón, sujetándose a la ley y respetando los derechos fundamentales del ser humano.
Entramos ahora en la Navidad, la gran fiesta de la solidaridad humana. Yo, que he viajado bastante, no he encontrado mejor muestra de lo que nos une como civilización. Los mensajes que se transmiten durante estos días son los mismos, los de siempre, los que responden a las aspiraciones más profundas del ser humano. Nos deseamos felicidad y paz, empezando en el ambiente familiar. Y, con la sonrisa y generosidad que inspira el niño de Belén, expresamos el deseo de poner nuestro granito de arena.
Han pasado los siglos y estos principios siguen siendo la mejor garantía de nuestra civilización. No seamos tan ingenuos como Hércules que puso toda la confianza en sus músculos. Ni como mi vecino que, para ganar espacio en el garaje de la casa, propuso eliminar dos o tres columnas.
La Tribuna de Albacete (21/12/2015)

lunes, 14 de diciembre de 2015

París marca el clima

Acuerdo energético de máximos 
que ha requerido y requerirá mucha energía

La noche del pasado sábado las estrellas de Paris iluminaron toda la tierra, y eso que es redonda. Demostraron que el hombre es capaz de lo peor y lo mejor. De contaminar el planeta por un puñado de beneficios a corto plazo. Y de levantar la mirada hacia las generaciones futuras aunque debamos rascarnos el bolsillo y cambiar nuestra forma de producir y consumir. En París, 196 países se comprometieron a frenar las emisiones de CO2 para evitar el calentamiento global. Ello nos obliga a sustituir la energía fósil por las energías verdes antes de mediados de siglo. Un acuerdo energético de máximos que ha requerido y requerirá mucha energía.
El objetivo concreto es que, a finales del siglo XXI, la temperatura en la superficie de la tierra no supere en 1,5 grados a la que había antes de la Revolución Industrial. Al ritmo de contaminación actual, ese umbral hubiera sido rebasado en un par de décadas y en 2100 estaríamos cuatro grados por encima de la temperatura de 1800.
Es un acuerdo vinculante. Aquí radica la diferencia con el protocolo de Kioto de 1997 del que se desmarcaron los mayores contaminantes del planeta: EE.UU. y China. Sin imponer obligaciones concretas, el Acuerdo de Paris deja claro que a partir del 2020 todos y cada uno de los países deberán explicar las medidas que están realizando para reducir emisiones.
Que nadie sueñe en un proceso sencillo. ¿Qué pasará si el Senado estadounidense se niega a ratificar el acuerdo? ¿Y si China lo ratifica pero no lo cumple? ¿Y si las empresas energéticas exigen una indemnización billonaria por las plantas que han de cerrar? ¿Y si los ecologistas no consienten la energía nuclear que otros ven como la vía de transición?
Los países en vías de desarrollo son los que tienen más motivos para quejarse. “Vuestro desarrollo (dicen mirando a Europa y Norteamérica) se basó en la quema de carbón y petróleo. ¿Por qué nos negáis a nosotros esa energía barata? Los 100.000 millones anuales que hoy nos prometéis pueden quedar en agua de borrajas cuando llegue la primera crisis económica”. Será en esas circunstancias, no en la foto de París, cuando se demuestra que el hombre es capaz de lo mejor.

La Tribuna de Albacete (14/12/2015)

lunes, 7 de diciembre de 2015

Para Reyes, la mochila austriaca

La mejor reforma institucional es la que logra alinear 
los intereses personales con el interés colectivo

En el 2008, justo antes de la crisis, la tasa de paro española rondaba el 8%. En 2012 subió al 26%. Para los mismos años, en Austria la tasa osciló entre el 2,5 y el 5%. ¿Cómo explicar estas diferencias? ¿Tendrá algo que ver el sistema de cobertura del desempleo vigente en cada país?
No es el único factor en juego, cierto, pero deberíamos tenerlo muy presente a la hora de combatir el paro de larga duración, la principal lacra de la economía española. Nuestro sistema de subsidios no estimula la búsqueda diligente de trabajo. A compañeros que han tenido la desgracia de quedarse en paro, les he oído decir: “Me lo voy a tomar con filosofía. El primer año a disfrutar de la prestación que me corresponde. Luego a buscar trabajo". Recuerdo un compañero que, en la crisis de los ochenta, pidió a la empresa que le despidieran para preparar oposiciones. Hoy es inspector de trabajo.
               En Austria el parado es el primer interesado en encontrar un puesto de trabajo cuanto antes. El sistema de capitalización que allí rige le quema en el bolsillo. Una parte de sus cotizaciones mensuales va a un fondo especial que podrá utilizarse en caso de desempleo. Un mes en paro, le haría perder, digamos, el diez por cien del fondo acumulado. Si se mantiene en esa situación durante diez meses lo perderá todo y habrá de conformarse con una renta asistencial mínima. Quien al final de su vida laboral tenga el fondo repleto podrá utilizarlo en su jubilación… o dejarlo en herencia a los hijos. ¿Entienden ahora por qué los austriacos se afanan por encontrar un puesto de trabajo?
               PP y Ciudadanos han incorporado a sus programas electorales el sistema de capitalización del seguro de desempleo. Si llegaran a gobernar en algún tipo de coalición posiblemente se verían obligados a cumplir su promesa. Sería una reforma positiva para la economía nacional y para los propios parados.

No está en manos de los políticos crear empleo, pero sí deben ocuparse en crear las condiciones propicias para que los empresarios lo creen y los trabajadores lo busquen. La mejor reforma institucional (y la única que tiene efectos duraderos a largo plazo) es la que logra alinear los intereses personales con el interés colectivo. La mochila austriaca es un buen ejemplo por cuanto anima a los trabajadores a buscar empleo y deja recursos disponibles para otros fines. Su gestión y costes de transición son mucho más simples que los del sistema de capitalización de las pensiones. Claridad de ideas y voluntad política es todo lo que se necesita.

La Tribuna de Albacete (7/12/2015)

lunes, 30 de noviembre de 2015

Thanksgiving

Sería deseable importar esta fiesta 
de fraternidad y acción de gracias


El lado malo de la globalización cultural es la invasión de festividades anglosajonas que nos llenan de vanidades y nos vacían los bolsillos. En este mes, sin ir más lejos hemos sufrido los horrores de Halloween y la locura del Black Friday. En diciembre llegarán Santa Klaus y Papá Noel, alfombrando el camino a los Reyes Magos. “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”, que diría el Eclesiastés.
El lado bueno de la globalización es que podemos aprender de las mejores tradiciones de otros países. El jueves pasado escuchamos en Europa los ecos del Thanksgiving Day que se celebraba en Estados Unidos y Canadá. Ocurrió en Massachusetts, en 1621. Los colonos europeos compartieron con los indios aborígenes una cena de fraternidad para dar gracias a Dios por haber sobrevivido al frío y al hambre.
Sería deseable importar esa fiesta de fraternidad y acción de gracias. Un día para celebrar con amigos y "enemigos" (colonos e indios) la mera oportunidad de vivir y convivir. En la fiesta comprobaríamos que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Un día para agradecer y compartir tantas maravillas que nos rodean, incluso en medio de las crisis económicas. Un día para agradecer cosas tan simples y tan trascendentes como la familia.
Por economía del lenguaje (quiero entender que es sólo por eso) los españoles estamos a punto de borrar del diccionario palabras tan importantes como “gracias” y “por favor”. En Inglés se consideraría una falta de educación responder “sí” o “no”, a secas. Lo correcto es decir: “Yes, please”, “No, thanks”. Recuerdo, por lo mucho que me dolió, la respuesta del camarero de Nueva York a mi petición a la española: “A cup of coffee”. “Aunque sea negro, respondió indignado, tengo derecho a que me pidan las cosas "por favor”. Algo parecido me contaba una compañera: “Cuando vuelvo de Inglaterra me paso una semana pidiendo las cosas por favor y dando gracias de todo lo recibido”.
          ¡Qué lástima que esta actitud no sobreviva más de una semana! Si alguna vez me nombran Ministro de Cultura instauraré el “Día de Acción de Gracias” para avivar el espíritu de agradecimiento.


La Tribuna de Albacete (30/11/2015)

domingo, 22 de noviembre de 2015

Cumbre del Clima en París

El carácter nacional de los acuerdos de la ONU 
dificultan los compromisos

Dentro de una semana tendrá lugar en Paris la XXI Conferencia sobre Cambio Climático. Sus organizadores aspiran a lograr un acuerdo vinculante que englobe a todos. No como el de Protocolo de Kioto de 1997 que dejó fuera a los mayores contaminantes (EE.UU y China). Ni el de Copenhague de 2009 que fue un brindis al sol. El objetivo final del protocolo de Paris consiste en asegurar que en el 2100 la temperatura en la superficie del planeta no supere en más de dos grados los niveles de la época preindustrial. Al ritmo actual estaría por encima de los cuatro grados con graves efectos sobre las condiciones de vida de nuestros tataranietos. El objetivo intermedio apunta a una reducción gradual de las emisiones de CO2 para reducirlas a cero a partir de 2050. Es la sentencia de muerte del carbón y el petróleo y demás energías fósiles.
El debate entre prestigiosos científicos, economistas, juristas y políticos, dice mucho del ser humano. Rompe la imagen del “homo economicus”, ese maximizador egoísta de la propia utilidad desde una perspectiva rabiosamente individualista y cortoplacista. “¡Después de mí el diluvio!”. Con independencia de su mayor o menor éxito, las cumbres del clima han puesto en evidencia el carácter social y moral del ser humano. Social por cuanto se reconoce parte de la gran familia humana. Moral por cuanto se responsabiliza de lo que hace y deja de hacer y acepta sacrificarse por esos “familiares” que ni tiene el gusto de conocer, ni le recompensarán por sus sacrificios.
Las dificultades de estas cumbres no derivan tanto del egoísmo de los ciudadanos y sus representantes políticos cuanto del carácter nacional de los acuerdos de la ONU. Aunque la mayoría de los políticos acepten en privado la necesidad de limitar las emisiones de CO2, son reacios a mojarse. ¿Cómo explicarían a sus votantes que han asumido nuevas obligaciones sin poner sobre la mesa alguna ventaja tangible?
Una economía globalizada requiere de instituciones internacionales que, en la medida que representan directamente al pueblo, puedan obligarle. Los estados que decidan quedarse fuera de estos acuerdos, deberían asumir la carga de explicar a sus ciudadanos el coste de vivir aislados del resto del mundo. Este coste podría conllevar el pago de tasas adicionales en el comercio internacional de aquellas mercancías que no se producen de forma limpia.
La Tribuna de Albacete (23/11/2015)



lunes, 16 de noviembre de 2015

Convulsión en las calles de Paris y en nuestras mentes

Aunque no logren acabar con el terror, 
al menos, no lo multiplicarán

-         ¡Ciento treinta muertos! Escríbelo con lápiz pues los heridos son más de trescientos y en cualquier momento pueden cambiar de columna. El nombre de París, también en lápiz. Mañana puede repetirse una noticia similar en Londres o Madrid.
-         Pero, ¿qué es esa cifra comparada con los que mueren cada día en Siria o en Nigeria?
-         En Siria están en guerra civil y en Nigeria permiten que los asesinos anden sueltos. Aquí, afortunadamente, vivimos en un estado democrático de derecho.
-         Y los que no están de acuerdo con la ley se la saltan o la dinamitan. “Sembrar el terror” parece ser su único objetivo. ¡Bien que lo consiguen!
-         ¡Pues a la cárcel con los terroristas! O, mejor, ¡guerra contra el terrorismo! Ellos han sido los primeros en declararla. 
-         ¿Guerra? Vale, ahora mismo, pero, ¿contra quién? ¿Y cómo? ¿Y para qué? Nos enfrentamos a un pulpo con muchas cabezas. Es difícil frenar el terrorismo. Imposible, si los terroristas son suicidas.
-         Si se matan entre ellos, que se maten, pero que nos dejen tranquilos. Esta es la coartada perfecta para prohibir la inmigración a la UE.
-         Llegas tarde. Los asesinos están dentro. Los de París tenían pasaporte francés. Casi todos ellos, adolescentes dispuestos a inmolar su vida en nombre de Alá  
-         Me acabas de quitar la fe en Dios. Y la fe en el estado democrático de derecho que se ha quedado sin medios para combatir el terrorismo. Y la fe en el estado del bienestar que atrae a esas personas y alimenta su rebeldía.
-         ¡Eso sí que no! No caigamos en la tentación de arrojar por la borda lo mejor de nuestra civilización. 

Tales son los pensamientos que se agolpaban en mi mente tras los últimos atentados de París. El lector perdonará el desorden y las contradicciones. Solo un pasaje evangélico es capaz de devolverme la paz interior: Bienaventurados los que trabajan por la paz y lo hacen de forma pacífica, es decir, con el corazón libre de odio y la ley debajo del brazo. Aunque no logren acabar con el terror, al menos, no lo multiplicarán.
La Tribuna de Albacete (16/11/2015)

domingo, 8 de noviembre de 2015

Estado-dependencia

La política española necesita un partido liberal 
que fomente la libertad responsable de los individuos

Una de las cosas más decepcionantes de la campaña electoral es la coincidencia de todos los partidos políticos en un error básico: su promesa de solucionar desde arriba todos los problemas sociales, económicos y políticos. Incluso los problemas creados por la expansión irresponsable del estado se solucionarían con más estado. A esto se le llama “Estado-dependencia”
Si el portero de la Moncloa me autorizara, colgaría en las columnas que adornan la entrada del palacio un cartel con el siguiente texto. “Se necesita con urgencia un partido liberal. Un partido que ame la libertad en todos sus campos, también en el económico. Que deje a la sociedad organizarse de abajo arriba y no trate de edificarla de arriba abajo. Que en vez de aumentar la estado-dependencia anime a la sociedad civil a asumir su papel. Que fomente la cultura del esfuerzo y la responsabilidad en lugar de ahogarla con subsidios. Que viva con discreción y deje vivir”.
No es tiempo de ñoñerías. Necesitamos un Estado fuerte, capaz de realizar con eficacia una serie de tareas. Pero fuerte no significa grande ni, mucho menos, discrecional. El tamaño y la discrecionalidad crean el mejor caldo de cultivo para la ineficiencia y la corrupción. Tampoco se trata de acabar con el Estado del bienestar que tiene muchas cosas buenas e insustituibles. Se trata más bien de salvaguardarlo de sus entusiastas. De aquellos que lo están envenenando a base de engordarlo y de olvidarse de los criterios más elementales de eficiencia económica.
Me temo que el portero de la Moncloa se reiría al leer mi cartel. De su boca saldrían estas palabras: “¡Pero en qué mundo vive usted, buen señor! Por este palacio han pasado muchos inquilinos. Cada uno con sus propias manías, pero todos con la misma preocupación fundamental: prorrogar su estancia por cuatro años adicionales. Para ello han de regar con subvenciones a los posibles votantes. Usted los ahuyentaría con esas ideas tan liberales”.

Es importante tocar con los pies en el suelo. Reconozco que la respuesta liberal no es una solución mágica de alcance universal. No hay solución fácil para la mayoría de los problemas que nos afligen. Por eso me indigno al ver que los políticos (tanto los veteranos como los noveles) se presentan como salvadores de la humanidad y se creen capaces de organizar desde arriba el paraíso terrenal. La política española no necesita mas mesías sino un partido liberal que fomente la liberad responsable de los individuos.
La Tribuna de Albacete (09/11/2015)

lunes, 2 de noviembre de 2015

República Independiente de Cataluña

Con el apoyo de Podemos, 
los independentistas podrían conseguir su objetivo

La semana pasada visitó España Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas. La primera pregunta de los periodistas estaba cantada: “Qué opina usted sobre la pretendida República Independiente de Cataluña”.  La respuesta fue tan breve como clara: “Cataluña no está incluida entre los territorios sin autogobierno con derecho a la autodeterminación”.
El cacareado derecho a la autodeterminación, recogido en la Carta de la ONU, se refiere a la lista de pueblos colonizados por los europeos en los siglos XIX y XX. Cabría hacerla extensiva a los territorios anexionados tras la Segunda Guerra Mundial por la Unión Soviética.  Y punto.
               El modelo de los independentistas catalanes no está en África o la URSS, sino en Quebec y en Escocia. “¿Por qué a ellos se les ha permitido un referéndum de autodeterminación y no a nosotros?, se lamentan. Porque ni en Canadá ni en el RU existe una Constitución que prohíba expresamente la autodeterminación de una parte del territorio. Alguna lección sí podríamos extraer de los fallidos referéndums. ¿Piensan ustedes que los independentistas se han conformado con la voluntad popular? De ninguna manera. Su estrategia pasa por pedir un referéndum detrás de otro hasta que se alineen los astros y triunfe el SÍ a la independencia. En ese momento, se acabaron los referéndums. Los que deseen volver a la situación anterior o aspiren a la independencia de una parte del nuevo estado, serán tachados de traidores o anarquistas.
               Los independentistas catalanes deberían preguntar a los países que comparten el esquema constitucional español donde la soberanía reside en todo el pueblo: Francia, Italia, Alemania, Portugal, Estados Unidos…Casi todos.  Cualquiera de sus ciudadanos les explicará que la secesión de una parte del territorio estatal requiere aprobar una nueva Constitución que así lo autorice.   
               “Pero esto es imposible”, reprochan los independentistas. ¡Nada hay imposible en la política! En 1993, tras la preceptiva reforma constitucional, Checoslovaquia se escindió en dos mitades: La República Checa y Eslovaquia. Los independentistas catalanes podrán conseguir sus propósitos si tienen detrás a la inmensa mayoría de la población catalana y ganan el apoyo de algún partido de ámbito estatal, tipo Podemos. En menos de una década podríamos tener una Constitución confederal que admita referéndums de autodeterminación y desemboque en la República Catalana y Españaquia.
La Tribuna de Albacete (2/11/2015)

lunes, 26 de octubre de 2015

Entre el continente y la mar abierta

La UE ha de escribir, negro sobre blanco, 
los costes para el RU de su salida

Winston Churchill aseguró a Charles de Gaulle que eso de la Unión Europea (UE) le parecía bien para los europeos, no para el Reino Unido (RU). “Si me obligaran a elegir entre el continente y la mar abierta, concluyó, me lanzaría al agua sin pensarlo dos veces”. La personalidad inglesa se ha forjado en oposición al continente europeo. No resulta fácil cambiar estos sentimientos. Ni evitar que los políticos apurados los azuzen de vez en cuando buscando un rédito electoral.
Esto es lo que hizo hace un año David Camerón, el Primer Ministro “tory”. Ante las bajas perspectivas de reelección, prometió un referéndum para decidir la continuidad del RU en la UE. No esperaba ganar las elecciones, ni con esas. Pero las ganó y ahora no le queda más remedio que lidiar el toro del antieuropeismo. Argucia no le falta: “Yo pediré el SÍ a la UE para reformarla desde dentro”. Su problema es que en este tipo de debates los partidarios de la ruptura se organizan mejor y gritan más fuerte. Sus argumentos resultan más fáciles de vender: “Tendréis todos los privilegios de los que hoy disfrutáis como miembros de la UE y, además, quedaréis libres de tantos impuestos y regulaciones como imponen los voraces burócratas de Bruselas”.
La UE es en buena medida responsable de que argumentos tan falaces consigan votos. Se impone un cambio radical de actitud. Por una parte ha de demostrar con obras que ser miembro implica derechos y deberes; y que el entramado de unos y otros mejora la eficiencia económica, el bienestar social y los derechos humanos. Por otra, la UE ha de escribir, negro sobre blanco, los costes asociados a la salida.
No se trata de poner trabas a la marcha del RU o de cualquier otro estado miembro. Prefiero que la UE siga siendo una confederación donde cualquier estado tiene el derecho de salir cuando lo decidan sus ciudadanos. Pero sí conviene aclarar a esos ciudadanos que al marcharse renuncian a las ventajas de una moneda fuerte y de un mercado de 500 millones de ciudadanos, por citar sólo dos.

Si, pese a todo, los británicos quieren lanzarse a la mar abierta que lo hagan. Pero, por favor, no salpiquen.
La Tribuna de Albacete (26/10/2015)

lunes, 19 de octubre de 2015

Premio Nobel a la clase media

Sólo cuando la clase media vuelva a crecer 
podremos hablar de una recuperación económica bien asentada

El 12 de octubre del 2015 Angus Deaton ganó el Nobel de Economía por sus estudios sobre la influencia de la distribución de la renta en el consumo, el crecimiento y el bienestar. No voy a entrar en sus aportaciones que tienen detrás muchos datos y tecnicismos. Pero no desaprovecharé la oportunidad de retomar uno de los temas clásicos de las ciencias sociales: la relación entre distribución y crecimiento.
Un hecho resulta incuestionable: desde 1990 la distribución de la renta y la riqueza en Occidente ha empeorado. Los ricos son más ricos y los pobres más pobres. No podemos concluir que la pobreza sea un efecto necesario del crecimiento pues encontraríamos abundantes ejemplos de signo contrario. La más alta y duradera expansión económica (la ocurrida tras la Segunda Guerra Mundial) mejoró la distribución de la renta, alumbrando una potente clase media. La creciente desigualdad de los últimos 25 años parece más bien relacionada con la financialización de la economía. Me refiero a la expansión de crédito para la compra de activos cuyo resultado ha sido la multiplicación de las burbujas bursátiles e inmobiliarias. De ahí, que no de la universidad, emergen los nuevos ricos.
El impacto de la distribución de la renta en el crecimiento todavía resulta más difícil de analizar. Una mayor concentración de la renta y el ahorro posibilita mayores tasas de crecimiento a costa de una mayor inestabilidad. Las economías latinoamericanas suministran el mejor ejemplo. Cuando los perceptores de rentas del capital se toman un respiro en la reinversión de sus ahorros o los desvían al extranjero, la economía nacional se hunde estrepitosamente
Una distribución más equilibrada favorecería la estabilidad económica aunque restara algún punto a la tasa potencial de crecimiento. Es lo que estábamos acostumbrados a ver en Occidente. Hablo en pasado pues la crisis financiera de 2007 se encubó en los Estados Unidos y se llevó a bancos y empresas americanas y europeas.

Conjugar la equidad distributiva con el desarrollo, he aquí nuestro reto actual. Quien desee un progreso sostenido y una democracia bien asentada deberá devolver el protagonismo a la clase media. Sólo cuando la clase media vuelva a crecer podremos hablar de una recuperación económica bien asentada.

La Tribuna de Albacete (19/10/2015)

lunes, 12 de octubre de 2015

Atrapados en la red

Lo único que permanece es la persona 
y su necesidad de encontrar sentido a la vida

La semana pasada se celebró la cuarta jornada Universitas-UCLM, foro de discusión sobre las bases antropológicas de la ciencia y la cultura. El tema de este año: “La revolución de las TIC. ¿Una nueva era de la humanidad?”
Por supuesto que sí. La típica división de la historia en edades (antigua, media, moderna y contemporánea) denota una asombrosa carencia de criterio e imaginación. La clave está en esos inventos que transforman las formas de producir los bienes que necesitamos para vivir y las formas de relacionarnos con los demás. La rueda marca un antes y un después en la historia de la humanidad. Otro tanto cabe decir de la imprenta y de la máquina a vapor. Internet es una revolución con mayúsculas. Ha acelerado el ritmo de la historia como nunca jamás. Lo único que permanece es la persona y su necesidad de encontrar sentido a la vida.
De ello hablaron Amando de Miguel, el sociólogo de España durante muchas décadas, y Carlos Barrabés, pionero de la economía digital que en 2014 recibió al premio DAVOS a emprendedores capaces de cambiar el mundo. María Lozano coordinó la mesa redonda sobre “humanización y deshumanización en las redes sociales”. Participaron el profesor Antonio Barnés y los alumnos José Luis Navarro y Ángel Alcarria. El último desde Suecia por skype y a coste cero. ¡Las ventajas de Internet!

Sobre el tapete de la mesa redonda se pusieron los riesgos de esta era digital que ha venido para quedarse. Internet, red de redes, engancha apersonas de todas edades y condiciones. Las redes sociales atrapan a las personas que encuentran más agradable vivir en el mundo virtual fabricado a su medida que en la realidad que les toca vivir. Humanizan cuando nos acercan a los lejanos; deshumanizan cuando nos alejan de los cercanos. Nos hacen vivir para contar en lugar de vivir para saborear lo que tenemos delante y para ayudar al “próximo” con nuestra sonrisa y algún que otro empujón. Dilatan nuestros horizontes a costa de restar profundidad a nuestra propia vida. Corremos el riesgo de perder la capacidad de meternos dentro de nosotros para preguntarnos por las cosas importantes de esta vida.

La Tribuna de Albacete (12/10/2015)

lunes, 5 de octubre de 2015

Teresa de España

¿Dónde nace esa clarividencia y ese temple?

La memoria colectiva de un pueblo se nutre de personajes ilustres. Su vida, escritos y fundaciones constituyen las raíces de un árbol milenario y son capaces de alimentar hasta las hojas más alejadas, esas que despuntarán varios siglos después. Entre el puñado de personajes que enraízan la historia de España no duraría en incluir a Teresa de Ávila. 
El próximo día quince se clausurará el quinto centenario de su nacimiento (Ávila, 1515). Sus escritos engrandecen la primera parte del Siglo de Oro español. La profundidad del mensaje le mereció el título de doctora de la Iglesia. Y eso que, como mujer de su tiempo, apenas tenía estudios primarios.
Le tocó vivir la época más turbulenta de la historia de la Iglesia: la reforma protestante y la contrarreforma de Trento. La respuesta española fue más original y eficaz: un puñado de santos empeñados en reformar la Iglesia y la sociedad desde dentro, empezando por ellos mismos. “Me determiné –dice Teresa– a hacer esto poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese”.
El fuego no puede mantenerse oculto. El amor a la Iglesia le impulsó a reformar su propia orden. No debió ser tarea fácil. A sus colaboradoras les recomienda “una grande y muy determinada determinación de no parar hasta legar a la meta, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere… (por más que oyeran a sus espaldas): ‘no es para mujeres que les podrían venir ilusiones’ ”.
¿Dónde nace esa clarividencia y ese temple, en una persona que se presentaba como “mujer y ruin”? –De la oración personal, que ella entiende como un trato amigable con quien sabemos nos ama. La oración es la puerta para entrar en ese castillo interior cuyo centro lo ocupa Dios. La oración es el alimento diario que nos permite perseverar en la superación personal y en la entrega desinteresada a los demás.
El consejo es válido para las mujeres y hombres de todos los tiempos, religiosos o laicos. El problema de nuestra generación radica en que ha perdido la llave de la interioridad y parece condenada a vivir fuera de sí. Si no entramos dentro y nos dignamos escuchar la voz de la conciencia, nos convertiremos en veletas movidas por los vientos que soplan del poder político o económico, de las modas culturales o de los caprichos de nuestro propio egoísmo.

La Tribuna de Albacete (05/10/2015) 

lunes, 28 de septiembre de 2015

El 70 aniversario de la ONU y el 0,7

Los estímulos económicos nunca garantizan 
una solución definitiva, pero bien que ayudan

Más de 100 jefes de Estado se encuentran reunidos en este momento en la sede neoyorkina de la ONU. Celebran el 70 aniversario de la institución. El Papa Francisco, invitado de honor a la jornada de apertura, elogió la institución como una muestra de lo mucho que la humanidad es capaz de hacer cuando se lo propone y junta fuerzas. “Es cierto, aseveró, que aún son muchos los graves problemas no resueltos. Pero es evidente que, si hubiera faltado toda esa actividad internacional, la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus propias potencialidades”.
La cumbre actual cierra una puerta: “Objetivos del milenio 2000-2015”. Y abre otra: “Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015-2030”. El balance de la primera etapa deja un sabor agridulce. Acertó al concretar el programa del desarrollo en ocho objetivos concretos y evaluables. También al pedir a todos los países una ayuda al desarrollo que crecería regularmente hasta llegar el 0,7% de su PIB. En principio, no debiera ser muy complicado para los gobiernos occidentales eliminar gastos superfluos o subir la presión fiscal del 40% al 40,7%. Así lo hicieron casi todos … hasta que llegó la crisis del 2008 y barrió los logros conseguidos en los siete años anteriores.
Si Occidente quiere ayudar al desarrollo del Tercer Mundo y evitar la inmigración ilegal y desestabilizadora que tanto nos preocupa hoy, habrá de retomar el compromiso del 0,7%. Me alegró escuchar esa promesa de boca de nuestro Rey Felipe VI. Pero el esfuerzo ha de ser compartido. La ayuda al desarrollo (ya sea del 0,7 o del 7 por cien) no funciona cuando crea una cultura del subsidio donde hay muchos derechos y pocas obligaciones. Tampoco cuando cae en gobiernos corruptos, despilfarradores y sanguinarios.   
Ese 0,7 bastaría para asegurar a los países pobres la prestación de los servicios básicos de educación, sanidad e infraestructuras. También la defensa nacional, aunque mejor que este servicio sea prestado directamente por los cascos azules de la ONU.

Ahora la contrapartida. Los países beneficiarios del 0,7 habrían de renunciar a un ejército propio y comprometerse a respetar las normas básicas del estado democrático de derecho, base de la prosperidad social y económica de Occidente. Las dictaduras militares de los países en desarrollo, o los grupos integristas que arrasan con los derechos humanos más elementales, saldrían demasiado caros. Los estímulos económicos nunca garantizar una solución definitiva pero bien que ayudan.

La Tribuna de Albacete, 28/09/2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Juntos por el SÍ al Estado de Derecho

Nadie da lo que no tiene

El próximo domingo se celebrarán las elecciones catalanas al Parlament. El actual Presidente de la Generalitat las presenta como unas elecciones plebiscitarias que, de ganar la agrupación “Juntos por el SÍ”, desembocarán en la independencia de Catalunya. ¿Quién se atreverá a contrariar a la voluntad popular expresada en un referéndum o elecciones plebiscitarias?

La cuestión de fondo es otra y debería formularse con claridad. La pregunta sería: “¿Está usted dispuesto a saltarse el Estado de Derecho y construir un gobierno al margen de la legalidad?” Quienes voten a “Juntos por el SÍ” han de ser conscientes que están rechazando uno de los mayores logros de la civilización occidental. Y habrán de atenerse a las consecuencias. La primera, la frustración de comprobar que nadie da lo que no tiene.

No sólo los independentistas, también los otros han caído en la trampa de Mas. En las últimas semanas han proliferado declaraciones de este tenor: “Si gana la agrupación y Cataluña se independiza sin acuerdo del Gobierno español, nuestros bancos abandonarán la región”. Niego la mayor. Ni con referéndum ni con elecciones plebiscitarias, ni con el beneplácito del Gobierno ni en contra del mismo, Cataluña podría independizarse de España. Serían actos nulos de pleno derecho por conculcar el artículo primero de la Constitución.  Nadie da lo que no tiene.

Un poco de historia ayudaría a Más y Junqueras  a situarse en su lugar. El 6 de Octubre de 1934, tras ganar unas elecciones municipales, los líderes de ERC, Francesc Maciá y Lluis Companys, proclamaron solemnemente: “Catalanes: Interpretando el sentimiento y los anhelos del pueblo que nos acaba de dar su sufragio, proclamamos la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica”. Tres días después hubieron de tragarse sus palabras: “ERC renuncia a la República Catalana a cambio de poder presentar en las futuras Cortes Constituyentes españolas el Estatuto de Autonomía”. Eso es lo que Cataluña tiene hoy y eso es lo que puede mejorar sin necesidad de reformar la Constitución española.

Uno puede ser partidario de la independencia, formar un partido independentista y hasta ganar las elecciones por mayoría aplastante. Para conseguir la independencia se necesita algo más: reformar la Constitución siguiendo los procedimientos marcados por ella. Afortunadamente todavía vivimos en un Estado de Derecho donde la Constitución me obliga y defiende a mí, al Presidente de la Generalitat y al Jefe del Estado español.

La Tribuna de Albacete (21/09/2015)

lunes, 14 de septiembre de 2015

Vive y deja vivir

La sonrisa de una persona que sufre es más elocuente 
que mil discursos piadosos justificando su muerte

No todo son malas noticias. La semana pasada el Parlamento británico rechazó por 330 votos en contra y 118 a favor, la legalización de la eutanasia. Todo un revés para la arrolladora cultura de la muerte. Anoten dos detalles por si alguna vez la situación se presenta en España: el voto fue libre y secreto; la sociedad civil se implicó a fondo en el debate. 
                Argumentos esgrimidos para la defensa del suicidio asistido, los habituales en los ataques a la vida. El piadoso-lacrimógeno: hay que evitar el sufrimiento de los desgraciados enfermos terminales. Como si los cuidados paliativos modernos y el cariño de los seres cercanos no bastaran. El solidario: solo los ricos pueden desplazarse a Suiza para que les suiciden. ¿Habremos que dar droga a los pobres para que su tasa de mortalidad por sobredosis sea tan alta como la de los ricos? El del punto final: desplazaremos un poquito la línea roja del derecho fundamental a la vida y allí quedará para siempre. Ignoran (o pretenden que ignoremos) que cuando esa línea se levanta de su posición natural tiende a deslizarse por el plano inclinado de la comodidad.
                De la asistencia a un suicidio libre se pasa fácilmente a la inducción al suicidio y al homicidio. Dos décadas de eutanasia en los Países Bajos suministran abundantes ejemplos. Algunos herederos despiadados convencieron a sus padres de las ventajas de una muerte digna. Los padres jóvenes, por su parte, ya están autorizados para acabar con la vida de sus hijos cuando las deformaciones son advertidas después del parto. ¿Cómo calificarían este acto? ¿Aborto retrasado, eutanasia avanzada u homicidio puro y duro?
                Con ley de eutanasia o sin ella, el suicidio seguirá entre nosotros y las adversidades que algunos utilizan como excusa también. Las diferencias nacionales se verán en la respuesta social. Mientras unas sociedades propiciarán la solución fácil de la muerte, otras ayudarán a afrontar las dificultades con una sonrisa. Para mí, la sonrisa de una persona que sufre es más elocuente que mil discursos piadosos justificando su muerte. Demuestra que la vida, cualquier vida y en cualquier momento, tiene sentido. Invitan a vivir, a dejar vivir y a poner las condiciones que den sentido a la vida propia y ajena.


La Tribuna de Albacete, 14 Septiembre 2015

La "rentrée"

Más de uno aprovechará la ocasión para hacerse 
una "selfie" solidaria

Me gusta esta palabra: “rentrée”. Los franceses la utilizan para ilustrar esa mezcla de esfuerzo e ilusión que supone la vuelta a las actividades normales tras las vacaciones estivales. Los niños al cole; los padres a la rutina del trabajo con horarios normalizados; y, por la noche, todos a sus nidos. La “rentrée” más espectacular que conozco es la de Albacete donde el verano se acaba con la traca final de la Feria.  
Miles de personas están viviendo su “rentrée” de forma dramática. Aspiran a entrar en la UE, esa tierra prometida que mana leche y miel. Aunque ellos sólo pudieran relamer las gotas que caen al suelo, comerían mejor que en sus países de origen. En el Este de la UE unos 120.000 refugiados sirios llaman a la puerta de Austria y Alemania. Al ritmo que avanza el Estado Islámico el número de refugiados podría elevarse a varios millones. Por el sur sentimos la presión de la pobreza africana. En lo que va de año, unas 350.000 personas se han lanzado al Mediterráneo; 2.500 perdieron la vida en el intento. Con facilidades legales o sin ellas, la avalancha de emigrantes en un futuro próximo puede superar cualquier registro histórico.
En este drama histórico, la UE y el resto de países ricos de Occidente, tienen varios cometidos importantes. Ante todo atender con calidad humana a estas personas cuyas vidas penden de un hilo. No hay excusas que valgan: la persona humana está por encima de todo. En segundo lugar, ayudar al desarrollo de esas regiones lo que evitaría la emigración forzosa y masiva, tan difícil de digerir.  
Aquí sí que caben condiciones. Esa ayuda debiera estar vinculada a la creación de un estado democrático de derecho. La prosperidad de Occidente no se debe a un regalo del cielo ni es exclusiva de una raza y una cultura particular. Se trata de una combinación de la libre iniciativa privada (llámese “capitalismo”) y del estado democrático de derecho. Asia es el ejemplo a imitar.
Quienes viven pendientes de la fama o el voto, aprovecharán la coyuntura para hacerse una “selfie" solidaria. Lo importante es que todos trabajemos en sentar los cimientos de un nuevo orden internacional. Un sistema que permita a cada persona y a cada pueblo ganarse el pan por sí mismos.
La tribuna de Albacete (7/09/2015)

lunes, 20 de julio de 2015

Llantos en el contenedor de basura

Eso es ayudar a la mujer y al niño. Lo demás huele a hipocresía.

Hace cuatro días, en Mejorada del Campo (Madrid). Carolina se deshizo de su hijo de 15 días, el cuarto, depositándolo en un contenedor de basura. El bebé se salvó gracias a unos agentes que oyeron su llanto y le ingresaron en un hospital. Pronto localizaron a la madre quien justificó su acción por “angustia vital”. Muy angustiada debía estar Carolina para ocultar a su marido el embarazo que éste no hubiera aceptado de ningún modo. Tras los sucesos, Carolina ha entrado en prisión acusada de tentativa de asesinato. Los tres niños quedaron bajo la custodia del padre quien pronto abandonó el hogar, incapaz de asumir la responsabilidad de cuidar a su propia familia.
La prensa ha informado del caso con una mezcla de asombro y condena. “¿Cómo puede una madre cometer semejante atrocidad?”. “Nunca hubiera imaginado, decía un vecina, que una mujer tan amable abandonara a su propio hijo”. Del marido, ni mutis.
¿Qué hubiera pasado, me pregunto yo, si Carolina hubiera acudido a una clínica abortista dos semanas antes del parto? Aunque, en España, ese tipo de abortos sea ilegal bien sabemos que con dinero se consiguen fácilmente. Si alguien delatara a la clínica pronto se escucharían voces justificando el aborto para proteger a las pobres mujeres que no pueden pagárselo en el extranjero.  ¿Y qué hubiera pasado de abortar en las primeras semanas del embarazo? Esas mismas voces le hubieran felicitado por poner en práctica el primero de los derechos fundamentales de la mujer.
¡Cuánta hipocresía! Matar a un ser humano atenta contra el derecho fundamental a la vida ya se haga dos semanas después del parto o dos semanas antes, en un contenedor de basura o en una clínica de lujo. Ello no nos autoriza a cargar contra la madre. Lo que Carolina y su bebé necesitaban y necesitan no es cárcel sino acompañamiento humano y remedios eficaces ante padres ausentes. Lo mismo hubiera necesitado dos semanas antes del parto y en las primeras semanas del embarazo. Una voz amiga que le dijera: “Se valiente para alumbrar al niño. Si no puedes hacerte cargo de él, nosotros le buscaremos una familia que le permita una vida feliz”.
             Eso es ayudar a la mujer y al niño. Lo demás huele a hipocresía. 
La Tribuna de Albacete (20/07/2015)

lunes, 13 de julio de 2015

Las dos caras del euro

En 1999 se esculpió la cara monetaria del euro. 
Es el momento de esculpir su cara institucional

Los economistas anti-euro (casi todos ellos americanos e ingleses) están aprovechando la crisis griega para recordarnos lo que vaticinaron en 1999: “El euro está condenado al fracaso porque Europa no es un área monetaria óptima”.  A mi entender el verdadero problema estriba en que durante estos quince años nadie se ha preocupado de crear las instituciones que propician la transformación de un territorio cualquiera en área monetaria óptima.
Fue Robert Mundell (canadiense y Premio Nobel de Economía en 1999) quien exploró los requisitos para ser un área monetaria óptima. Los ciclos económicos han de estar acompasados en todo el territorio. En caso contrario, concluyó, era preciso que los parados pudieran emigrar a las regiones prósperas. O que algún ente central transfiriera fondos a las regiones en declive para dinamizarlas.
Yo no pondría el acento en las transferencias, que suelen alimentar la cultura del subsidio. Lo pondría en las instituciones que aseguren una igualdad de derechos básicos al tiempo que incentivan a trabajar e invertir más.  La UE ha de controlar las palancas claves de la política macroeconómica y el sistema de seguridad social para jubilados y parados.
“Café para todos”, dirán algunos. Vale, pero la cantidad de café ha de ser acorde a lo que cada uno paga y dar estímulos a la superación. El sistema europeo de seguridad social garantizaría, por ejemplo, el 80% del sueldo por el que se ha cotizado en los últimos 25 años.  Si los griegos cotizan la mitad que los alemanes, su pensión media será la mitad. La diferencia real no sería tan abultada pues el coste de la vida en Atenas es inferior al de Berlín.
Por lo que respecta al desempleo, hay que escoger un modelo que anime a los parados a buscar trabajo dónde sea. El modelo austriaco de la mochila parece idóneo. Con cada nómina, los trabajadores reciben unos vales que certifican el pago del seguro de desempleo y que podrán ser canjeados por dinero si caen en el desempleo. El que más días trabaje más vales tendrá disponibles para canjear durante su jubilación. Y si tampoco llega a gastarlos, podrá darlos en herencia a sus hijos. No es casualidad de que en Austria el desempleo no pase del 5% ni en las crisis más severas.
En 1999 se esculpió la cara monetaria del euro. Es el momento de esculpir la cara institucional. En su ausencia, los planes de la UE para Grecia no pasarán de ser parches presupuestarios y financieros. Parches que tapan las heridas… sin curarlas.
La Tribuna de Albacete (13/07/2015)

domingo, 5 de julio de 2015

Grecia: entre la política y el mercado

¡Lastima que los votantes prefiramos la anestesia de la política 
a la medicina del mercado!


Para bien o para mal, la dialéctica mercado-política forja nuestras vidas. Malo si los políticos abandonan al mercado en mano de unos magnates que odian la competencia. Peor si los gobernantes monopolizan el poder político y el económico, controlando nuestras vidas desde la cuna a la sepultura. In medio virtus, reza el aforismo. Pero, ¿dónde está ese punto medio ideal que confiere a los individuos un mínimo de seguridad sin adormecer su iniciativa y responsabilidad?
Algunas mezclas estado-mercado han provocado el efecto contrario. El retraso económico de los países del sur de Europa y de las regiones sureñas de cada uno de estos países, tiene mucho que ver con el efecto anestésico de las subvenciones públicas. En Grecia todo es sur y tanto su gobierno como el de la UE parecen encantados con perpetuar la situación. Para desgracia de los griegos, el efecto anestésico de los remedios políticos está asegurado.   
Yo deseo que Grecia siga en la UE. Porque ese país constituye una de las señas de identidad europea; y porque a nadie deseo sufrimientos inútiles. Con esta advertencia por delante, me pregunto: ¿Qué pasaría si dejáramos en manos del mercado el problema griego-europeo? La quiebra inmediata del Estado heleno obligaría a gobernantes y ciudadanos a tocar con los pies en tierra. Incapaces de conseguir crédito barato, los primeros deberían ajustar drásticamente el tamaño del sector público. Incapaces de vivir del subsidio, los parados habrían de emigrar a las regiones europeas más pujantes. Con un poco de suerte, la caída generalizada del coste laboral y del suelo, atraería la inversión extranjera. Poco a poco empezaría a crearse la estructura productiva que es la gran deficiencia de la economía helena.
La medicina del mercado suele ser amarga pero tendrá efectos curativos en la medida que despierte la iniciativa, la eficiencia y la responsabilidad de los agentes económicos. El Estado puede y debe contribuir en este proceso. ¡Lástima que sus políticas de “café para todos” anestesien a empresarios y trabajadores.  ¡Lástima que los votantes prefiramos la anestesia política a la medicina del mercado!
La tribuna de Albacete (6/07/2015)

lunes, 29 de junio de 2015

Grecia, entre la espada y la pared

Aunque la puerta de salida del euro siempre estará abierta 
te aboca a un precipicio

Cinco son las alternativas que se presentan a los griegos, a cada cual peor. Primera: un rescate detrás de otro que permita a los griegos sobrevivir, con la ayuda de un Gobierno pendiente de la financiación exterior pero libre para hacer lo que quiera. La UE, el BCE y el FMI (la “Troika”) se encargaría de insuflar oxígeno financiero a unos pulmones cada vez más obstruidos.
Segunda: refinanciación de la deuda por la Troika que garantizaría bajos tipos de interés pero obligaría al Gobierno heleno a recortar las partidas más abultadas del presupuesto: pensiones, salarios de empleados públicos y subsidios al desempleo.
Tercera: quiebra controlada. La UE, como principal acreedor y controlador, impondría por decreto-ley ajustes presupuestarios adicionales sobre esas partidas. Al Parlamento heleno solo le quedaría el derecho a la pataleta.
Cuarta: quiebra y ajuste espontáneo pero dentro del euro, lo que garantiza cierta estabilidad de precios y tipos de interés. La falta de recursos financieros obligaría al Gobierno griego a recortar sus gastos todavía más de lo que haría la Troika. Los desempleados, en número creciente, se verían abocados a emigrar pues el subsidio no cubriría sus necesidades básicas. La caída del salario animaría la entrada de capital extranjero que pondría las bases de una estructura productiva hoy inexistente.
Quinta: quiebra y salida del euro (“Grexit”). El Gobierno griego volvería a controlar la máquina de imprimir dinero para pagar a funcionarios, pensionistas y parados. Los empresarios capaces de exportar (que se pueden contar los dedos de la mano) también se animarían con la depreciación. Ahora bien, la inflación galopante que estas operaciones llevan asociadas, convertiría la nueva moneda griega en basura que todos tratan de evitar. El escaso ahorro de los ciudadanos griegos acabaría en otros países de la UE, eso sí, de forma voluntaria.
                Syriza defendía y defiende la primera opción. Sus acreedores (que ya no son los malvados bancos alemanes y franceses sino la UE, el BCE y el FMI) están hartos de rescates que solo sirven para prolongar la agonía. Lamentablemente la reducción de las pensiones y el resto de ajustes que ellos pretenden, tampoco asegura la productividad de la economía griega, de donde han de salir los impuestos necesarios para amortizar la deuda. Los libros de texto sobre “áreas monetarias óptimas” presentan la cuarta opción como solución “natural” en una economía de mercado libre, la única eficiente a largo plazo. Pero, ¿podemos considerar a la UE como un área monetaria óptima? Y, ¿encontraremos algún político que defienda una propuesta con tan altos costes sociales a corto plazo? La quinta alternativa (Grexit) lleva al caos financiero y la depresión económica. Antes de entrar en la Eurozona un país debe sopesar las ventajas e inconvenientes. El principal inconveniente es que aunque la puerta de salida del euro siempre estará abierta te aboca a un precipicio.
La Tribuna de Albacete (29/06/2015)

lunes, 22 de junio de 2015

Ladato Si'

"Dios perdona siempre, los hombres a veces, 
la naturaleza nunca"

                El jueves pasado el Papa Francisco presentó su primera encíclica social. El título (Laudato Si’)  lo toma prestado del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, el primer ecologista: “Alabado seas, mi Señor, por el hermano sol … y por la madre tierra”. El subtítulo centra el problema ecológico: hay que cuidar la casa común, la madre que nos cobija y alimenta (alma mater).
           Tras repasar la evidencia científica sobre el cambio climático, advierte de la irresponsabilidad que supondría desentenderse del problema como si no existiera o no fuera con nosotros. Igual de temerario sería confiar ciegamente en soluciones técnicas que llegarán por su propio pie en el momento preciso. Hoy, mejor que mañana, los políticos han de consensuar las medidas necesarias para impedir el calentamiento global. Las empresas y ciudadanos hemos de concienciarnos de la necesidad de cambiar nuestras pautas de producción y de consumo.
                Hasta aquí nada nuevo: todos conocemos los síntomas del deterioro medioambiental y los parches apropiados para disimularlos. La originalidad de la encíclica radica en llegar al fondo del asunto y proponer remedios duraderos. Para Francisco la crisis ecológica es una consecuencia del paradigma desarrollista abierto por la modernidad. El giro antropocéntrico que se produjo entonces brindó al hombre una patente de corso para explotar la naturaleza a su antojo sin más límites que el de una tecnología que no cesaba de avanzar. El propio ser humano fue presa del poder de la tecnología que le invitaba a consumir sin límite para absorber una producción que crecía exponencialmente. Bajo un paradigma tan egocéntrico, no tiene sentido preguntarse por los efectos de mi consumo y despilfarro sobre las decenas de pobres que tengo al lado, sobre los millones de miserables que luchan por sobrevivir en el tercer mundo, o sobre la naturaleza que nos sostiene a todos nosotros … y ha de sostener a las generaciones venideras.
     La solución o es integral o no será solución. La ecología medioambiental ha de ir acompañada de la ecología humana. Si el hombre no recobra su conciencia moral y si no refuerza voluntad, ¿cómo podemos esperar cambios en el estilo de vida que siempre conllevan algún tipo de sacrificio personal?
Nos guste o no, estamos obligados a reorientar nuestras pautas de producción o consumo. La alternativa es hacerlo antes de que se produzca un desastre ecológico o después. Francisco lleva tiempo recordando que “Dios perdona siempre, los hombres a veces, la naturaleza nunca”. 

La Tribuna de Albacete (22/06/2015)

lunes, 15 de junio de 2015

Examen de gobernabilidad

Los políticos podrán fácilmente culpar a los socios de coalición 
de la inviabilidad de sus programas o de su ineptitud personal

Las elecciones locales y regionales del 24 de mayo despertaron gran expectación. Los pactos de la primera quincena de junio para la elección de alcaldes y presidentes autonómicos han despertado todavía más expectación. Pero es ahora cuando las verdaderas incógnitas empezarán a emerger. Me refiero a la capacidad de los nuevos dirigentes para cumplir sus programas y a la capacidad de los votantes para exigir su cumplimiento.
¿Qué estabilidad cabe esperar de unas coaliciones espurias para expulsar al partido más votado? Concretando un poco más: ¿Qué dirá Carmona (PSOE) a Carmena (Podemos), cuando ésta, ahogada por la falta de liquidez, se niegue a pagar la deuda emitida por los alcaldes del PP que le precedieron en el cargo? ¿Cómo reaccionarán los socialistas valencianos cuando Joan Ribó (Compromís/ERC) pida la independencia a las bravas? ¿Cómo sofocará Ada Colau en Barcelona las ansias independentistas de ERC, de cuyos votos depende? ¿Cómo se encontrará el socialista manchego García-Page en un tren donde viajan enemigos de la Constitución?
Los resultados electorales y los pactos subsiguientes nos acercan al modelo italiano donde la media de duración de sus primeros ministros no llega a dos años. Sería lamentable que copiáramos un modelo que no gusta ni a sus inventores. Los italianos aprobaron en 2014 una ley electoral para asegurar la gobernabilidad y la exigencia de responsabilidades. De entrada, quedan eliminados del parlamento los partidos que no obtengan más del 12% de los votos (en España, 5%). Al partido más votado se le premia con un 15% de votos adicionales para asegurarle una mayoría estable. De no haber ningún partido que llegue al 37% de los votos (que con el premio le daría mayoría absoluta) se procedería a una segunda vuelta entre los dos partidos más votados.  
Todas estas medidas están al servicio de la gobernabilidad y la exigencia de responsabilidades. Al partido vencedor en las elecciones hemos de darle los medios de llevar adelante su programa. Si no es capaz de hacerlo, lo echaremos del poder cuatro años después. Lo que ocurría en Italia hasta el año pasado y ocurrirá en España a partir de ahora, es que los políticos podrán fácilmente culpar a los socios de coalición de la inviabilidad de sus programas o de su ineptitud personal.
La Tribuna de Albacete (15(¡/06/2015)


lunes, 8 de junio de 2015

Matar a la gallina de los huevos de oro

El hombre es el único animal
capaz de tropezar recurrentemente con la misma piedra
  
Joseph Schumpeter (1883-1950) es un economista austro-americano, original donde los haya. Se plantea preguntas nuevas y a las preguntas de siempre ofrece respuestas novedosas. En 1942 publica uno de sus libros más sorprendentes: “Capitalismo, socialismo y democracia”. En el primer párrafo plantea las dos cuestiones que más le inquietaban en ese momento: “¿Es compatible el socialismo con la democracia y la libertad? ¿Sobrevivirá el capitalismo?” En el segundo párrafo avanza las respuestas: "NO, los mejores huirían del paraíso socialista".  "NO, el capitalismo morirá de éxito".
El socialismo (que en aquella época se asociaba al comunismo planificado de Stalin) no puede tolerar la crítica a las autoridades que, supuestamente, solo buscan el bien común. Tampoco hemos de esperar que la dictadura del proletariado acepte la libertad individual: los más emprendedores se escaparán.   
La propiedad privada y la libertad de empresa son la clave del progreso económico y social desde los albores del capitalismo, a finales del siglo XVIII. El temor de Schumpeter es que este sistema tan exitoso acabe muriendo de éxito. Es el destino habitual de las gallinas de los huevos de oro que todos tratan de explotar en beneficio propio. De forma progresiva, los sindicatos exigirán a la empresa incrementos salariales por encima de la productividad sin reparar que cuando la tasa de beneficio cae por debajo de cierto umbral no habrá ni inversión ni trabajo. La política se poblará de partidos populistas que compran votos ofreciendo servicios sociales imposibles de financiar. Desde la universidad y desde los medios de comunicación, un número creciente de intelectuales se dedicará a socavar la legitimidad del sistema, comparando las sombras del capitalismo real con el esplendor de un socialismo angelical.
¿Acertó Schumpeter? Aparentemente no. Las economías occidentales crecieron fuertemente tras la Segunda Guerra Mundial. La URSS, en cambio, fue de mal en peor hasta desplomarse en 1989. Pero este no es el fin de la historia. El señuelo de una economía igualitaria dirigida por gobernantes que no buscan más que el interés general, seguirá ejerciendo su atractivo para los jóvenes. En épocas de crisis puede convertirse en la opción dominante. El hombre es el único animal capaz de tropezar recurrentemente con la misma piedra.
NB: he olvidado decir que Joseph Schumpeter no es el típico economista neoliberal procedente de la Escuela Austriaca.  Todo lo contrario. Fue Ministro de Finanzas en la República de Weimar, tubo de ensayo del comunismo democrático y de mercado. La hiperinflación, el desempleo y la crisis fiscal a que dieron lugar, fueron el mejor caldo de cultivo para la llegada de Hitler al poder. El libro que hemos comentado puede interpretarse como la reflexión de un gran intelectual sobre sus errores de juventud. Errores que emanan de una antropología ignorante de la verdadera naturaleza humana.

La Tribuna de Albacete (08/06/2015)