Para entonces ya tendremos una
sociedad de zombies
que algún zombi cualificado se encargará de pastorear
¿Se imaginan
ustedes un lujoso autobús de zombies conducido por otro zombi cualificado? Pues
no lo descarten como uno de los escenarios posibles de la civilización
occidental. Varias noticias recientes apuntan en este sentido.
En diciembre
de 2013, Uruguay legalizó la producción, distribución y consumo de marihuana
para usos recreativos. Cada persona podrá comprar hasta 28 gramos al mes para
el consumo propio. El Estado controlará los lugares de producción, distribución
y consumo, garantizando así la calidad del producto y evitando la delincuencia
asociada al narcotráfico.
En enero de 2014,
el estado de Colorado ha legalizado el consumo de marihuana para usos
recreativos lo que le proporcionará una recaudación de 70 millones de dólares. Será
posible almacenar en casa hasta 40 gramos. Las familias podrán cultivar hasta
12 plantas para el consumo interno.
Los aplausos
no han tardado en sonar. El mismísimo Presidente de los Estados Unidos dio la
semana pasada un espaldarazo al movimiento en una entrevista concedida al
semanario New Yorker: “Como ya se
sabe yo fumé ‘maría’ cuando era niño y lo considero un mal hábito, un vicio, no
tan diferente de los cigarrillos que fumaba cuando era joven y buena parte de
mi vida adulta. No aliento su uso. Dije a mis hijas que consumir marihuana es
una mala idea, es perder el tiempo, no es saludable”.
No conocía la
faceta de Obama – padre. Me asustó. A la primera oportunidad pregunté a mis
hijos sobre el ambiente que se respiraba en sus institutos. Coincidieron que
era bueno exceptuando, claro está, al grupo de alborotadores. El alboroto,
matizaban, es especialmente intenso en las horas antes del recreo; luego, tras
fumarse un porro, quedan empanaos. “Sólo hablan a través de unos ojillos rojos
que dan una lástima...” Estos son los efectos de la droga: alteran la capacidad
cognitiva desde la primera dosis y debilitan la voluntad. Los efectos del
tabaco, Sr. Presidente, pueden ser peor para los pulmones. No alteran, en
cambio, la actividad cerebral que es lo que nos diferencia de otros animales …
y de los zombies.
Sería
interesante seguir el rastro de eso chiquillos de mirada perdida. Imagino que
un pequeño grupo evolucionará hacia drogas cada vez más duras que acabarán con
sus vidas. Los promotores aseguran que legalizando la droga mejorará la calidad
y se evitarán muertes. Se refieren, intuyo, a la muerte física; la muerte
psíquica y social llega mucho antes. Tal es el significado de “zombi”. Confío
que el grupo mayoritario logrará saltar del tren de la droga antes de que sea
demasiado tarde. ¿Estarán a tiempo de subir al tren del estudio y alcanzar el nivel profesional
del que hubieran sido capaces en otras circunstancias? Los años del botellón aderezado
con droga son algo peor que años perdidos. Es un tiempo difícilmente
recuperable, Sr. Presidente; un tiempo que inclina el plano vital hacia unos
precipicios de difícil retorno.
Lo que
más me llama la atención de noticias como las aquí reproducidas es la
ingenuidad de sus promotores. (Es posible que piensen que los ingenuos somos
nosotros). ¿De verdad creen ustedes que la mayoría de “amigos de la marihuana” (imagino
que la palabra “drogadicto” pasará a estar prohibida) se conformarán con
cultivar no más de 12 plantas y comprar en el dispensario de la esquina no más
de 28 gramos al mes? ¿Y de verdad creen que desaparecerá la delincuencia
asociado al narcotráfico con solo legalizar el consumo de cannabis? Lo normal es
que el número de jóvenes consumidores aumente cuando les acerquemos el producto
a un precio módico. Aunque el porcentaje de personas que salten de la droga
blanda a la droga dura no varíe, el número de adictos a estas últimas sustancias
sí aumentará y con ellos la delincuencia. Acabar con el narcotráfico por esta
vía obligaría a legalizar y facilitar el consumo de todo tipo de drogas. Para
entonces ya tendremos una sociedad de zombies que algún zombi cualificado se
encargará de pastorear.
La Tribuna de Albacete (28/01/2014)