lunes, 27 de mayo de 2019

Cerca / Lejos


En nuestro localizador político, nos preguntamos hoy por el criterio para para situar las propuestas sobre la organización del poder político. El eje “cerca / lejos” podría darnos alguna pista.  
               La República es defendida por quienes prefieren un poder cercano, donde tanto el Jefe de Gobierno como el Jefe de Estado puedan ser cesados cada cuatro años por el voto directo de los ciudadanos. Optan por la monarquía quienes prefieren una Jefatura de Estado más distante y solemne, que represente a todos los ciudadanos de la nación y no solo a los que votan al partido mayoritario.
               En cuanto a la organización territorial se nos abren las siguientes opciones: Estado centralizado (Francia y la mayoría de los países occidentales), autonómico (España), federal (Alemania) o confederal (la UE, donde cada país miembro es libre de abandonar por su cuenta y riesgo). La derecha tradicional aboga por que todos los ciudadanos disfruten de los mismos servicios públicos, aunque vengan de lejos. La izquierda suele estar más abierta a un modelo federal donde se admiten importantes diferencias territoriales si así lo deciden los habitantes de cada territorio.
               Cada persona tiene su propia opinión sobre estos temas y con ellas morirá. Todos, sin embargo, estamos obligados a respetar la Constitución donde se consagra el Estado democrático de Derecho (EDD). En la CE tienen cabida los partidos republicanos, independentistas o recentralizadores si aceptan empezar por la reforma del texto constitucional siguiendo los causes marcados allí marcados.  Solo el pluralismo político, la división de poderes, las elecciones democráticas y la propia idea del EDD están blindadas a tal reforma. El EDD ha sido la brújula que ha permitido madurar a la civilización occidental. Sería estúpido tirarla por la borda.

La Tribuna de Albacete 27/05/2019)

domingo, 19 de mayo de 2019

Arriba / Abajo


El eje “izquierda/derecha” pierde sentido al adentrarnos en el plano económico. Mejor sustituirlo por el eje “arriba/abajo”. ¿Qué prefiere? ¿Un sistema económico organizado de arriba-abajo u otro organizado de abajo-arriba? ¿Intervencionismo o liberalismo?  
Los intervencionistas aspiran a una organización de arriba / abajo donde el Gobierno tiene la sartén por el mango. La “igualdad” se convierte en el valor primordial. Una igualdad real, que debiera tener reflejo en la distribución de la renta y la riqueza. No podemos permitir, concluyen, que la economía se mueva por la maximización de beneficio y permita la explotación de las masas por una minoría de privilegiados.
La derecha confía en la iniciativa privada en el marco de una economía de mercado. La libertad prima sobre la igualdad de resultados. Basta con asegurar la igualdad de oportunidades y marcar las reglas básicas del juego económico. La historia les ha demostrado que es el único sistema que funciona con eficiencia, que innova continuamente y garantiza la prosperidad económica, base del bienestar social. Pretender organizar desde arriba una sociedad tan abierta y compleja como la actual es una quimera. Quien no se lo crea, concluyen, haga el favor de leer la historia del comunismo, de todos y cada uno de los países comunistas.
En un régimen democrático la opción intervencionista tiene las de ganar por una razón que nada tiene que ver con la eficacia, la libertad o la igualdad. Es la mejor manera de pescar votos. No me extrañaría que dentro de diez años la contienda electoral girara en torno a la renta básica. Unos te prometerán 1000 euros en tu cuenta bancaria el día 1 de cada mes. Otros dos mil.
Ya miren desde arriba, ya desde abajo, todos los partidos debieran respetar dos derechos fundamentales recogidos en la Constitución: la propiedad privada y la libertad de empresa. Y la libertad para emigrar al país que mejores oportunidades ofrezca a tus hijos.
La Tribuna de Albacete (20/05/2019)

lunes, 13 de mayo de 2019

Izquierda / Derecha


Nuestro “localizador político” empezará en el espacio sociocultural, posiblemente el único donde el dilema tradicional izquierda/derecha aún conserva cierta validez. La izquierda se identifica con los valores cambio-progreso. Para progresar hay que experimentar. La derecha enfatiza los valores conservación-estabilidad. Se trata de conservar lo bueno que hemos conseguido y mejorarlo paso a paso. Los experimentos, mejor en tu casa y con gaseosa.
El dilema libertad/seguridad sería otra manera de expresar la tensión izquierda/derecha en el espacio sociocultural. La izquierda ensalza el don de la libertad para explorar nuevas expresiones artísticas o nuevos tipos de relaciones humanas. La derecha recuerda que, sin la seguridad jurídica del Estado de Derecho, la libertad llevará al desorden social del que se aprovechan los más pillos.
Para mantener lo mucho de bueno que nuestra sociedad ha conseguido hasta hoy, izquierda y derecha están obligadas a respetar el núcleo de los derechos fundamentales. El primero, y base de todos los demás, el derecho a la vida. A mi entender, aquí está el talón de Aquiles de la izquierda contemporánea. El aborto y la eutanasia ya no se plantean como una excepción extrema (digamos el conflicto entre dos vidas) sino como un progreso. ¿Hacia dónde? Tampoco la derecha respeta la vida cuando impone el bienestar y seguridad nacional a la vida de quienes huyen del hambre. Una cosa es buscar soluciones internacionales a un problema global como la emigración; otra, dejar morir de hambre a los inmigrantes que tenemos enfrente.
La igualdad y la libertad son los siguientes derechos fundamentales. La derecha quedaría en fuera de juego cuando no respetara a los homosexuales. La izquierda incurre en flagrante contradicción, cuando impone su particular ideología de género a través de asignaturas obligatorias. ¡Y pobre de quien se atreva a criticarlas!
La Tribuna de Albacete (12/05/2019)

domingo, 5 de mayo de 2019

Localizador político


En el festival electoral en el que estamos sumidos, parece conveniente disponer de un localizador que nos permita situar a los partidos políticos y a nosotros mismos. La división habitual entre izquierda y derecha tiene mucho de artificial y, para colmo, es móvil. Hoy los norteamericanos de derechas votan al Partido Republicano, los de izquierda al Demócrata. En el siglo XIX era al revés, como lo demuestra el republicano Lincon.
Hay que buscar nuevos criterios y combinarlos adecuadamente. Con un poco de imaginación podemos asociar el eje “izquierda – derecha” a temas socioculturales. En el plano económico tiene más sentido la referencia “arriba – abajo”. Por lo que atañe a la organización política, yo introduciría el eje “cerca – lejos”. Estos ejes no son simples como un alambre. Es preferible identificarlos como una cuerda hecha de muchos cordeles. Nuestra posición personal puede variar según el cordel que estemos considerando.
Existe un núcleo por el que pasan o debieran pasar los tres ejes y que debiera ser compartido por todas las personas y partidos políticos. Este núcleo lo marcan los derechos fundamentales del ser humano. Afortunadamente no hay que inventarlos. Emanan de dignidad de la persona humana y están claramente recogidos en la Declaración de Derechos Humanos de 1948 y la Constitución de 1978. Allí se habla del derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad, al honor e intimidad. Derecho a la propiedad privada y la libertad de empresa. Derecho al pluralismo político y a la participación democrática en un Estado de Derecho. 
La crispación política en la que vivimos no se debe a que los españoles persigamos fines antagónicos, o que las instituciones democráticas hayan dejado de servir en la era de internet. Emanan de la desconfianza en que nuestros políticos respeten las reglas de juego del Estado democrático de Derecho, que se salten los derechos/obligaciones fundamentales cuando no les acomodan, o que los redefinan a su antojo. ¿Está justificada esta desconfianza congénita hacia los líderes del partido rival? ¿Tiene cura?


La Tribuna de Albacete (06/05/2019)