lunes, 24 de noviembre de 2014

Lo que Colón vio y pensó desde su columna

Cada vida importa. Por la vida, la mujer y la maternidad

Las estatuas deberíamos tener la oportunidad de escribir lo que presenciamos desde nuestras columnas. Yo, Colón, tendría muchas anécdotas que contar, a propósito de las innumerables manifestaciones que transcurren por la madrileña plaza que lleva mi nombre. La del último sábado seguía una pancarta gigante donde podía leerse: “Cada vida importa. Por la vida, la mujer y la maternidad”. Otra decía: “Tienes derecho a ser madre. Y cuando ya lo eres, tienes el derecho a que te ayuden antes y después del parto”. Evidente, pensé, a estas alturas de la historia y de la ciencia, ¿habrá alguien que pueda negar al feto la condición de ser humano? ¿Quién osará ponerse en contra de esa vida y negar a la madre la ayuda que necesita? 
Mi corazón de piedra se conmovió por los testimonios que escuché. “Tengo cuarenta años y he sufrido dos abortos, confesó una mujer. El primero para no perder el trabajo, el segundo para no perder al marido. El tercer embarazo decidí llevarlo a término por amor a la vida y para ser yo misma. Me quedé sola”. Varias mujeres manifestaron la presión que tienen para abortar y la soledad que sufren en esos momentos tan delicados. Al final de estos testimonios cientos de miles de personas cantaron con entusiasmo: “Pero sola no estás, estamos contigo, mi valiente mujer”.
Admiré la serenidad y sinceridad de los oradores. Benigno Blanco resalto que la defensa de la vida y la mujer responde a un derecho humano; no a credos religiosos o ideologías políticas. Tan responsables son, matizó, quienes promulgan leyes contra la vida como quienes, pudiendo derogarlas, no se atreven.

Me gustó el tono animoso que unía a varias generaciones. Los jóvenes ponían la esperanza y los mayores la serenidad. Muchos eran conscientes que no llegarían a ver una sociedad de “aborto cero”. Pero todos daban por ganada la batalla por los derechos fundamentales que empiezan por la vida. Yo les lancé un guiño. Desde mi columna he visto como se levantaban y desmoronaban imperios. Como las ideologías más peregrinas subían como la espuma para secarse de golpe por falta de raíces. La ideología de género, que está detrás del actual tsunami abortista, correrá la misma suerte. Colon dixit.
La Tribuna de Albacete (24/11/2014)

lunes, 17 de noviembre de 2014

Tiempos para el populismo

El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica

Anteayer Pablo Iglesias fue elegido  secretario general de Podemos. "Aclamado" sería un término más correcto pues fue votado por el 88% de sus más de 100.000 militantes. No se perdieron el acto los embajadores de Venezuela y Bolivia. Tampoco el líder de Syriza (izquierda radical), flamante triunfador en las últimas elecciones griegas al Parlamento Europeo. Una vez más, Iglesias prometió el fin de la crisis y de la corrupción; trabajo y casa para todos. También la reforma de la Constitución, ese candado que tiene atenazada a la democracia española desde 1978.
El acto trajo a mi memoria el Parlamento Iberoamericano de la Juventud que tuvo lugar en Zaragoza apenas hace un mes.  El discurso que más ha trascendido (y que el lector podrá encontrar en la red) fue el de la politicóloga guatemalteca Gloria Álvarez. Ella se refería a los populismos latinoamericanos. Pero sus palabras vienen como anillo al dedo de Podemos y Syriza. También al Front National de Marine Le Pen. A decir verdad, el populismo adolece de problemas de lateralidad.
La crisis económica y el malestar político constituyen el mejor caldo de cultivo de los “indignados” de quienes se nutre el populismo. La incapacidad de pensamiento reflexivo, crítico y, sobre todo, autocrítico es el tercer ingrediente de este cóctel explosivo. Incapacidad que no la cura un doctorado universitario. Conclusión práctica: ni los electores ni los elegidos necesitan recurrir a la lógica. Lo más práctico es fiarse del caudillo a quien sitúan apenas un peldaño por debajo del mesías.
Una de sus primeras tareas de gobierno consiste en reformar la Constitución para llegar a una democracia verdadera. Las instituciones que tradicionalmente la salvaguardaban son vistas como una camisa de fuerza a la soberanía del pueblo, soberanía encarnada en una lista cerrada de líderes manipulados por su caudillo.
Generosidad (con el dinero ajeno) no les falta. A los parados se les prometen empleo. A los oprimidos por las deudas, la cancelación de la hipoteca. Una persona reflexiva y crítica se preguntaría: ¿Y de dónde obtendrán esos caudillos los recursos necesarios para hacer realidad esas promesas? Preguntas irrelevantes, concluyen ellos. En las siguientes elecciones habrá más parados, más deudas, más indignados… Es todo lo que necesitan para perpetuarse en el poder. “Los populismos aman tanto a los pobres que los multiplican”, concluyó Gloria Álvarez.


La Tribuna de Albacete (17/11/2014)

lunes, 10 de noviembre de 2014

Un muro para el escarmiento

Para evitar que esos jóvenes sean engañados 
propongo llevarles a visitar los restos del Muro de Berlín

Hoy 10 de noviembre de 2014 se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlín. Un día antes los berlineses de la zona Este empezaron a merodear junto a las puertas de un muro de 3,5 metros hasta que se atrevieron a franquearlas en grupo, ante la mirada complaciente de 14.000 centinelas, los otrora temidos “Vopos”. A continuación, los alemanes de ambos lados del muro empezaron a derribarlo con la rabia de las piquetas y la ilusión de los martillos. Día memorable; día para la memoria y el escarmiento.
A lo largo de la historia se han construido muchas murallas para impedir la entrada de los extranjeros-enemigos. Lo peculiar del muro de Berlín, levantado por la República Democrática Alemana (RDA) en 1961, es que trataba de impedir la huida de sus propios habitantes. Los dirigentes comunistas eran conscientes de que si les dejaban salir a ver a sus familiares no regresarían. Sorprendentemente ese riesgo no existía en la otra dirección.
¿En qué consistió ese paraíso comunista del que todos deseaban escapar? Marx lo definió como una sociedad en cuyo frontispicio podría leerse: “De cada uno según sus capacidades; a cada uno según sus necesidades”. Los problemas empezaron a surgir cuando políticos y obreros demostraron que tenían más necesidades que ganas de trabajar. Hambrientos de pan, libertad y democracia todos (excepto la oligarquía que detentaba el poder) deseaban escapar al Oeste, a la RFA. Allí también había políticos corruptos pero cada cuatro años podían ser cesados, si es que antes no habían entrado en el calabozo. Allí tampoco faltaban los problemas económicos, pero la relación entre esfuerzo (capacidades puestas en movimiento) y recompensa (necesidades satisfechas) era bastante más evidente.
En los años inmediatos a la caída del muro de Berlín nadie en Occidente se atrevía a mentar el comunismo, ni siquiera bajo el edulcorante de “comunismo democrático”, como se autodenominaba la RDA. Desgraciadamente la memoria humana es frágil y, cada cierto tiempo, el señuelo comunista volverá a seducir a miles de jóvenes de todo el mundo. Para evitar que esos jóvenes sean engañados propongo llevarles a visitar los restos del muro de Berlín y animarles a leer la historia real de los regímenes comunistas.     
La Tribuna de Albacete (10/11/2014)

lunes, 3 de noviembre de 2014

Podemos o queremos

Ángeles inmaculados, capaces de nadar sin mojarse 
en las procelosas aguas de la política


La semana pasada estuvo marcada por dos  noticias: (a) La operación Púnica perpetrada por la policía nacional contra alcaldes y altos cargos la comunidad de Madrid que habían montado una maquinaria para succionar el dinero de contratistas y contribuyentes; (b) La publicación de los resultados de Metroscopia que confirman un ascenso fuerte y sostenido de Podemos. Las dos noticias están claramente relacionadas. El éxito de Podemos se explica por haber acertado a lanzar un mensaje claro en el momento oportuno: “hay que desbancar a la actual casta política que lleva años robando a los ciudadanos”.
Está bien que alguien ponga el dedo en la llaga de la corrupción y zarandee a los partidos tradicionales, dormidos en la autocomplacencia. Ahora bien, para dar un diagnóstico certero hay que llegar al fondo del asunto. ¿Dónde radica el problema de la corrupción política? El lector ya conoce mi opinión. Los políticos corruptos no nacen, se hacen. La corrupción florece cuando les dejamos manejar discrecionalmente ingentes sumas de dinero ajeno. ¿Y qué solución aporta Podemos? Como partido marxista que es, su alternativa consiste en dar a los políticos más dinero y más discrecionalidad.
Para analizar a fondo cualquier ideología política conviene empezar por desenmascarar su antropología. La ideología marxista que inspira a Podemos considera que el hombre es bueno por naturaleza pero se corrompe irremediablemente al entrar en un mundo de clases sociales. Su propuesta es eliminar ese sistema de clases transfiriendo al Estado el control de los sectores estratégicos (banca, energía, telecomunicaciones…) Por supuesto, los líderes comunistas que manejarán una creciente cantidad de recursos ajenos son serán personas honradas; ángeles capaces de nadar sin mojarse en las procelosas aguas de la política.
            Sería deseable que Podemos ganara pronto la alcaldía de unos cuantos municipios para que sus votantes vieran la gran brecha existente entre querer y poder. Y –me pregunto con curiosidad– ¿dónde acabarán los líderes del partido cuando lleven más de una década gestionando las finanzas de esos hipotéticos municipios? 
       La historia puede suministrarnos alguna pista. En el comunismo real, esos políticos pusieron a la democracia en cuarentena mientras creaban el paraíso comunista. Luego hubieron de prorrogar la cuarentena y cerrar fronteras para que nadie se escapara del paraíso.
La Tribuna de Albacete (3/11/2014)