La
semana pasada contemplamos imágenes de colas de personas peleando por comprar la
deuda que emite el Tesoro para cubrir sus gastos más urgentes, empezando por el
pago de intereses de la deuda antigua. Simultáneamente, la página web del
Tesoro colapsó por el aluvión de compradores on line procedentes de toda la UE.
Que
nadie interprete el dato como una buena noticia. Sólo significa que el Gobierno
español deberá pagar más para financiarse a corto plazo. En pocos meses, el
interés de la deuda pública a corto plazo ha subido del cero al 3% y se ha
convertido en la mejor inversión para españoles y europeos. El coste de la
deuda a medio y largo plazo seguirá una evolución similar. La prima de riesgo
española (diferencial entre los bonos a
10 años de España y Alemania) puede dispararse para los países muy endeudados
como ocurrió en 2012.
El Gobierno
español ha vuelto a caer en la “trampa de la deuda”. El descenso del tipo de
interés a niveles cercanos a cero, le animó a triplicar los niveles de deuda en
los periodos 2008-14 y 2020-22. La deuda pública, que representaba el 40% del
PIB español en 2008, subió al 105% en 2014 y al 120% tras la pandemia.
Al
igual que ocurre con las arenas movedizas, los países que han caído en una
trampa de deuda necesitan un salvador externo. La UE fue ese salvador tras la
crisis económica de 2008 y la pandemia de 2020. El BCE nos advierte ahora que su
prioridad es evitar que la inflación se cronifique y el euro pierda la
credibilidad internacional que tanto le ha costado ganar y que le permitió
remontar dos crisis de caballo imprimiendo euros. Con otras palabras, a partir
de ahora el BCE dejará de absorber, a un interés nulo, cualquier cantidad de deuda
emitida por los gobiernos. Tanto el sector público como el privado deberán
afrontar unas deudas más altas y caras con impuestos y con la renta no consumida.
El problema es tan grave que
puede hacer caer al gobierno actual … y al que le siga.
La Tribuna de Albacete (6/02/2023)