domingo, 27 de agosto de 2023

Cicikov, el gran impostor

 

Hoy empiezo mis vacaciones estivales. Entre los libros que cargo en mi mochila no podría faltar Ilustrísimos Señores de Albino Luciani, el futuro papa Juan Pablo I. El libro recoge cartas para semanarios católicos dirigidas a los personajes históricos más diversos, algunos para imitar, otros para evitar. El azar abre el libro en el capítulo donde se recoge la carta escrita en 1973 a un tal P. I. Cicikov. Conocemos la vida y milagros de este siniestro personaje a través de la novela Las ánimas muertas del escritor ruso N. V. Gogol.

El “genio” de nuestro protagonista se aprecia ya en la forma que adquirió su patrimonio. Para acceder a las tierras de colonización ofertadas por el Zar solo había que demostrar la disposición de un número suficiente de siervos de la gleba. Ni corto ni perezoso, Cicikov apuntó como tales a los campesinos de la comarca de Chernon que acababan de morir en una pandemia. Sobre la base de este patrimonio, se aseguró una promoción empresarial y política, regando con todo tipo de elogios, dinero, falsas promesas y muchas mentiras, a quienes podían abrirle paso.

Su gran habilidad consistió en mezclar verdad y mentira; en justificar esas mentiras oportunistas que aúpan a uno bajo la bandera del “progreso social”. Mediante tal manipulación, afirma Luciani, el impostor es “capaz de hacer que los hijos acaben odiando al mejor de los padres y que la gente vea blanco lo que es negro”.

El control de los medios de comunicación permitirá al impostor prescindir de los hechos y convertir su propia interpretación de los hechos en la nueva verdad. En su conclusión, Luciani advierte del retroceso histórico en que estamos sumidos: “La mentira y la verdad se aceptan con igual derecho de ciudadanía. ¡Una auténtica bofetada a la dignidad del hombre y a la bondad de Dios, que creó al hombre capaz de certezas!”