domingo, 26 de noviembre de 2023

Carta a Javier Milei

Estimado (y explosivo) Javier Milei: Ante todo mi más cordial enhorabuena y admiración. Pocos podían imaginar que un advenedizo a la política pudiera enfrentarse al establishment y desmontar el pensamiento de lo políticamente correcto. Usted ha osado denunciar las incoherencias y desaguisados del socialismo-peronista que lleva ochenta años tratando de solucionar los problemas socio-económicos desde arriba. Un gasto público desbocado ha levantado  una montaña de deuda pública y, al monetizarse, ha estrangulado la economía con la hiperinflación. Usted apuesta por solucionar los problemas económicos desde abajo, revitalizando la iniciativa privada. ¡En esto coincidimos plenamente!

Le supongo consciente de su gran responsabilidad. Son muchos los ojos puestos en usted. Debe dejar claro (en su mente y discursos) que un cambio de esta índole requiere tiempo para materializarse. Pasan horas desde que el timonel gira el timón hasta que el buque cambia de rumbo. Se necesitarán varias décadas para completar la transición de una economía intervencionistas a otra liberal que nunca estará exenta de problemas. Su reto consiste en mostrar al mundo que, tras recobrar el orden monetario y revitalizar los incentivos al trabajo y la inversión, la iniciativa privada será capaz de generar muchos puestos de trabajo que es tanto como decir, más prosperidad económica y bienestar social.

Como profesor de teoría económica me siento obligado a recordarle que no existen sistemas económicos perfectos, ni teorías capaces de evitar los males endémicos del capitalismo de mercado. Con estado o sin estado, con déficit o superávit, estas economías son proclives a la inestabilidad. También su Escuela Austriaca de Economía adolece de serios problemas. Contra lo que ella y ustedes piensan, el dinero no es exógeno y controlable: oro extraído de las minas o dinero legal emitido por el Banco Central. El dinero es endógeno, lo crean los bancos por el mero hecho de conceder créditos, que para los prestatarios son deudas. Si en los próximos años la sobreexpansión crediticia internacional nos llevara a una crisis similar a la del 2008, muchos argentinos se lamentarían de no disponer de una política monetaria propia.

La Tribuna de Albacete (27/11/2023)

domingo, 19 de noviembre de 2023

Gran Hermano

En 1948, pocos años después de escribir Rebelión en la Granja, George Orwell publicó su segunda distopía: Gran Hermano (GH). Deseaba advertir de los errores y horrores de una sociedad organizada desde arriba, como la que él mismo defendía años atrás. Una breve descripción de los ministerios armados por el GH bastará para apreciar que los peligros anunciados se hacen más reales en la era de internet con un autócrata al frente.

El Ministerio de la Verdad es el más importante. En la cúspide de una pirámide de 300 metros, el GH trazaba las líneas rojas que separan la verdad de la mentira y el bien del mal. Sus funcionarios trabajaban en una neolengua basada en eufemismos y principios contradictorios que les permitirían salir al paso de cualquier denuncia. El Ministerio de Propaganda se encargaba de borrar de la hemeroteca ideas obsoletas al tiempo que vendía las nuevas.

Correspondía al Ministerio de Educación estructurar la mente de los súbditos desde su más tierna infancia. A los niños, como polluelos, se les arrancaba de sus familias para ser instruidos en el manual del GH. Sorprendentemente, los contenidos, de este manual iban reduciéndose edición tras edición.  “La ignorancia es nuestra fuerza”, era uno de los lemas del GH.

El Ministerio de Orden Público consistía en un escuadrón de espías. Para evitar cualquier retroceso en los ideales revolucionarios, era necesario controlar todo lo que los súbditos decían, escribían y pensaban.  El miedo a un enemigo externo era otra estrategia para mantener la obediencia ciega de los súbditos. Al final se descubrió que esos enemigos y esos ataques estaban organizados por el propio GH.

La economía estaba dirigida por el Ministerio de la Abundancia que responsabilizaba de la pobreza a factores externos mientras convencía a los súbditos que todo lo que comían era un regalo del GH.

¡Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia!

La Tribuna de Albacete (20/11/2023)

domingo, 12 de noviembre de 2023

Rebelión en la granja

 

En 1936 Orwell se apuntó de voluntario a las Brigadas Internacionales que combatían en la Guerra Civil española. Cayó herido en la primera batalla y fue trasladado al cuartel general que los comunistas (POUM) tenían en Barcelona. Lo que allí vio y aprendió del comunismo ruso, le vacunaron contra las revoluciones organizadas desde arriba. La novela “Rebelión en la granja” fue escrita para despertar a los socialistas de buena voluntad incapaces de abrir los ojos a la realidad y pensar por sí mismos. 

Los cerdos de la granja Manor se sublevaron contra la explotación infligida por los humanos. El más pillo de todos, Napoleón, pronto concentró todo el poder y redobló la explotación de las restantes especies. Si antes habían de mantener una familia, la revolución les obligaba a alimentar a toda la especie porcina, en particular al círculo cercano a Napoleón que pronto se acostumbró a los fastos del poder. 

Mi adaptación de la novela. La granja Manor funcionaba relativamente bien porque producía según las reglas de una economía de mercado y se sometía a los principios de un estado democrático de derecho. Los trabajadores de la granja estaban agrupados en asociaciones con nombres de animales. Así lo hacen los norteamericanos cuando identifican el Partido Demócrata con el elefante y el Republicano con el burro. La revolución económica consistió en extraer más riqueza de un numero decreciente de trabajadores. La revolución política acabó con la democracia, la seguridad jurídica, la igualdad y la libertad. Creyeron e hicieron creer que el progreso humano emanaba de una sola ideología. Olvidaron advertir que detrás de las ideologías había intereses mucho más simples y sectarios: llegar al poder y mantenerse en él a cualquier precio.

La Tribuna de Albacete (13/11/2023)

domingo, 5 de noviembre de 2023

Ciceron dixit

Marco Tulio Cicerón fue uno de los más grandes filósofos, políticos, juristas, escritores y oradores de la Roma republicana. A esta larga lista de títulos, yo me atrevería a añadir el de “profeta”. Así lo demuestra el siguiente texto escrito en el año 70 aC, tras la Primera Guerra Civil.

«Los pueblos que ya no tienen solución, que viven ya a la desesperada, suelen tener estos epílogos letales: se rehabilita en todos sus derechos a los condenados, se libera a los presidiarios, se hace regresar a los exiliados, se invalidan las sentencias judiciales. Cuando esto sucede, no hay nadie que no comprenda que eso es el colapso total del tal Estado; donde esto acontece, nadie hay que confíe en esperanza alguna de salvación».

 

Las palabras de Cicerón no fueron leídas pero sí aplicadas. La amnistía solo sirvió para preparar la Segunda Guerra Civil. Ésta acabó con la República y dejó paso al Triunvirato y el Imperio donde el emperador fue un dictador-divino. Solo entonces se procedió a ejecutar a los que tuvieron la desgracia de haberse apuntado en el bando malo, Cicerón entre ellos. Los triunfos militares del Imperio Romano avanzaron en paralelo a la represión del pueblo y los asesinatos entre los candidatos al poder.


Impresionantes y proféticas palabras, las de Cicerón. Harán bien en reflexionar sobre ellas los políticos españoles de 2023 y los jueces que se sienten deudores con los políticos que les nombraron. Una cosa doy por cierta. Ni la violencia al margen de la ley, tanto de súbditos como de gobernantes, ni la amnistía que erosiona el Estado de derecho, ni la autodeterminación a la carta serán una solución duradera al odio fraternal que existe en casi todos los rincones de nuestro querido y maltrecho planeta Tierra.


La Tribuna de Albacete (6/11/2023)