El regulador debiera prohibir la financiación bancaria de inversiones en activos fon fines especulativos
En mis
clases de “Teoría monetaria y bancaria” solía sorprender a los alumnos con esta
pregunta: “¿Cuál es el banco más rentable del mundo?” Nadie imaginaba que era
el Popular, el más pequeño de los grandes bancos españoles.
Seguía
siendo solvente hasta el pasado 5 junio, a pesar de los problemas de liquidez
detectados por el Banco de España. El MUS (Mecanismo Único de Supervisión en la
UE) entendió que el Popular dejaba de ser solvente cuando su cartera de créditos
hipotecarios se valoraba a precios de mercado. Para evitar el contagio del
fantasma de la valoración, el MUS decidió liquidarlo. Mejor dicho, convenció al
Banco de Santander que lo comprara al valor simbólico de un euro. En la prensa
europea, la operación se publicitó como paradigma de la nueva estrategia de rescates
bancarios. Ya no recaerían sobre las espaldas de los contribuyentes sino sobre
el bolsillo de los accionistas.
Lamentablemente,
el fantasma del contagio tiene muchas vidas. Los fondos especulativos intuyeron
que los accionistas de otros bancos de tamaño similar (Liberbank, por ejemplo)
desearían escapar antes de ser envueltos por el próximo incendio. Y así fue. En
una semana, la venta masiva de acciones hundió su cotización un 44%. La CNMV actuó
pronto y bien. Bastó la prohibición de posiciones cortas durante un mes para
que la acción de Liberbank recuperara al momento el valor perdido.
En este
caso, los fantasmas que se esfumaron como por arte de ensalmo, no eran otros
que los especuladores a la baja. Si el
especulador piensa que la acción puede desplomarse de 100 a 50 euros en una
semana, firmará el lunes un contrato que le garantiza vender en cinco días
cierta cantidad de títulos a 90 euros. El jueves comprará (con crédito) títulos
a 50 euros que entregará el viernes por los 90 euros convenidos. ¡A esto se le
llama saber economía!
Pues no. Eso
es aprovecharse de la incertidumbre del mercado financiero para un
enriquecimiento rápido con dinero ajeno y con el riesgo de desestabilizar el
sistema financiero. El regulador (español y europeo) debiera prohibir de forma
permanente este tipo de operaciones especulativas, amén de los créditos que las
financian. Los bancos cumplen un papel positivo y crucial cuando financian a la
economía productiva. Pasan a ser fantasmas desestabilizadores cuando financian
actividades especulativas.
La Tribuna de Albacete (26/06/2017)