lunes, 28 de septiembre de 2015

El 70 aniversario de la ONU y el 0,7

Los estímulos económicos nunca garantizan 
una solución definitiva, pero bien que ayudan

Más de 100 jefes de Estado se encuentran reunidos en este momento en la sede neoyorkina de la ONU. Celebran el 70 aniversario de la institución. El Papa Francisco, invitado de honor a la jornada de apertura, elogió la institución como una muestra de lo mucho que la humanidad es capaz de hacer cuando se lo propone y junta fuerzas. “Es cierto, aseveró, que aún son muchos los graves problemas no resueltos. Pero es evidente que, si hubiera faltado toda esa actividad internacional, la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus propias potencialidades”.
La cumbre actual cierra una puerta: “Objetivos del milenio 2000-2015”. Y abre otra: “Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015-2030”. El balance de la primera etapa deja un sabor agridulce. Acertó al concretar el programa del desarrollo en ocho objetivos concretos y evaluables. También al pedir a todos los países una ayuda al desarrollo que crecería regularmente hasta llegar el 0,7% de su PIB. En principio, no debiera ser muy complicado para los gobiernos occidentales eliminar gastos superfluos o subir la presión fiscal del 40% al 40,7%. Así lo hicieron casi todos … hasta que llegó la crisis del 2008 y barrió los logros conseguidos en los siete años anteriores.
Si Occidente quiere ayudar al desarrollo del Tercer Mundo y evitar la inmigración ilegal y desestabilizadora que tanto nos preocupa hoy, habrá de retomar el compromiso del 0,7%. Me alegró escuchar esa promesa de boca de nuestro Rey Felipe VI. Pero el esfuerzo ha de ser compartido. La ayuda al desarrollo (ya sea del 0,7 o del 7 por cien) no funciona cuando crea una cultura del subsidio donde hay muchos derechos y pocas obligaciones. Tampoco cuando cae en gobiernos corruptos, despilfarradores y sanguinarios.   
Ese 0,7 bastaría para asegurar a los países pobres la prestación de los servicios básicos de educación, sanidad e infraestructuras. También la defensa nacional, aunque mejor que este servicio sea prestado directamente por los cascos azules de la ONU.

Ahora la contrapartida. Los países beneficiarios del 0,7 habrían de renunciar a un ejército propio y comprometerse a respetar las normas básicas del estado democrático de derecho, base de la prosperidad social y económica de Occidente. Las dictaduras militares de los países en desarrollo, o los grupos integristas que arrasan con los derechos humanos más elementales, saldrían demasiado caros. Los estímulos económicos nunca garantizar una solución definitiva pero bien que ayudan.

La Tribuna de Albacete, 28/09/2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Juntos por el SÍ al Estado de Derecho

Nadie da lo que no tiene

El próximo domingo se celebrarán las elecciones catalanas al Parlament. El actual Presidente de la Generalitat las presenta como unas elecciones plebiscitarias que, de ganar la agrupación “Juntos por el SÍ”, desembocarán en la independencia de Catalunya. ¿Quién se atreverá a contrariar a la voluntad popular expresada en un referéndum o elecciones plebiscitarias?

La cuestión de fondo es otra y debería formularse con claridad. La pregunta sería: “¿Está usted dispuesto a saltarse el Estado de Derecho y construir un gobierno al margen de la legalidad?” Quienes voten a “Juntos por el SÍ” han de ser conscientes que están rechazando uno de los mayores logros de la civilización occidental. Y habrán de atenerse a las consecuencias. La primera, la frustración de comprobar que nadie da lo que no tiene.

No sólo los independentistas, también los otros han caído en la trampa de Mas. En las últimas semanas han proliferado declaraciones de este tenor: “Si gana la agrupación y Cataluña se independiza sin acuerdo del Gobierno español, nuestros bancos abandonarán la región”. Niego la mayor. Ni con referéndum ni con elecciones plebiscitarias, ni con el beneplácito del Gobierno ni en contra del mismo, Cataluña podría independizarse de España. Serían actos nulos de pleno derecho por conculcar el artículo primero de la Constitución.  Nadie da lo que no tiene.

Un poco de historia ayudaría a Más y Junqueras  a situarse en su lugar. El 6 de Octubre de 1934, tras ganar unas elecciones municipales, los líderes de ERC, Francesc Maciá y Lluis Companys, proclamaron solemnemente: “Catalanes: Interpretando el sentimiento y los anhelos del pueblo que nos acaba de dar su sufragio, proclamamos la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica”. Tres días después hubieron de tragarse sus palabras: “ERC renuncia a la República Catalana a cambio de poder presentar en las futuras Cortes Constituyentes españolas el Estatuto de Autonomía”. Eso es lo que Cataluña tiene hoy y eso es lo que puede mejorar sin necesidad de reformar la Constitución española.

Uno puede ser partidario de la independencia, formar un partido independentista y hasta ganar las elecciones por mayoría aplastante. Para conseguir la independencia se necesita algo más: reformar la Constitución siguiendo los procedimientos marcados por ella. Afortunadamente todavía vivimos en un Estado de Derecho donde la Constitución me obliga y defiende a mí, al Presidente de la Generalitat y al Jefe del Estado español.

La Tribuna de Albacete (21/09/2015)

lunes, 14 de septiembre de 2015

Vive y deja vivir

La sonrisa de una persona que sufre es más elocuente 
que mil discursos piadosos justificando su muerte

No todo son malas noticias. La semana pasada el Parlamento británico rechazó por 330 votos en contra y 118 a favor, la legalización de la eutanasia. Todo un revés para la arrolladora cultura de la muerte. Anoten dos detalles por si alguna vez la situación se presenta en España: el voto fue libre y secreto; la sociedad civil se implicó a fondo en el debate. 
                Argumentos esgrimidos para la defensa del suicidio asistido, los habituales en los ataques a la vida. El piadoso-lacrimógeno: hay que evitar el sufrimiento de los desgraciados enfermos terminales. Como si los cuidados paliativos modernos y el cariño de los seres cercanos no bastaran. El solidario: solo los ricos pueden desplazarse a Suiza para que les suiciden. ¿Habremos que dar droga a los pobres para que su tasa de mortalidad por sobredosis sea tan alta como la de los ricos? El del punto final: desplazaremos un poquito la línea roja del derecho fundamental a la vida y allí quedará para siempre. Ignoran (o pretenden que ignoremos) que cuando esa línea se levanta de su posición natural tiende a deslizarse por el plano inclinado de la comodidad.
                De la asistencia a un suicidio libre se pasa fácilmente a la inducción al suicidio y al homicidio. Dos décadas de eutanasia en los Países Bajos suministran abundantes ejemplos. Algunos herederos despiadados convencieron a sus padres de las ventajas de una muerte digna. Los padres jóvenes, por su parte, ya están autorizados para acabar con la vida de sus hijos cuando las deformaciones son advertidas después del parto. ¿Cómo calificarían este acto? ¿Aborto retrasado, eutanasia avanzada u homicidio puro y duro?
                Con ley de eutanasia o sin ella, el suicidio seguirá entre nosotros y las adversidades que algunos utilizan como excusa también. Las diferencias nacionales se verán en la respuesta social. Mientras unas sociedades propiciarán la solución fácil de la muerte, otras ayudarán a afrontar las dificultades con una sonrisa. Para mí, la sonrisa de una persona que sufre es más elocuente que mil discursos piadosos justificando su muerte. Demuestra que la vida, cualquier vida y en cualquier momento, tiene sentido. Invitan a vivir, a dejar vivir y a poner las condiciones que den sentido a la vida propia y ajena.


La Tribuna de Albacete, 14 Septiembre 2015

La "rentrée"

Más de uno aprovechará la ocasión para hacerse 
una "selfie" solidaria

Me gusta esta palabra: “rentrée”. Los franceses la utilizan para ilustrar esa mezcla de esfuerzo e ilusión que supone la vuelta a las actividades normales tras las vacaciones estivales. Los niños al cole; los padres a la rutina del trabajo con horarios normalizados; y, por la noche, todos a sus nidos. La “rentrée” más espectacular que conozco es la de Albacete donde el verano se acaba con la traca final de la Feria.  
Miles de personas están viviendo su “rentrée” de forma dramática. Aspiran a entrar en la UE, esa tierra prometida que mana leche y miel. Aunque ellos sólo pudieran relamer las gotas que caen al suelo, comerían mejor que en sus países de origen. En el Este de la UE unos 120.000 refugiados sirios llaman a la puerta de Austria y Alemania. Al ritmo que avanza el Estado Islámico el número de refugiados podría elevarse a varios millones. Por el sur sentimos la presión de la pobreza africana. En lo que va de año, unas 350.000 personas se han lanzado al Mediterráneo; 2.500 perdieron la vida en el intento. Con facilidades legales o sin ellas, la avalancha de emigrantes en un futuro próximo puede superar cualquier registro histórico.
En este drama histórico, la UE y el resto de países ricos de Occidente, tienen varios cometidos importantes. Ante todo atender con calidad humana a estas personas cuyas vidas penden de un hilo. No hay excusas que valgan: la persona humana está por encima de todo. En segundo lugar, ayudar al desarrollo de esas regiones lo que evitaría la emigración forzosa y masiva, tan difícil de digerir.  
Aquí sí que caben condiciones. Esa ayuda debiera estar vinculada a la creación de un estado democrático de derecho. La prosperidad de Occidente no se debe a un regalo del cielo ni es exclusiva de una raza y una cultura particular. Se trata de una combinación de la libre iniciativa privada (llámese “capitalismo”) y del estado democrático de derecho. Asia es el ejemplo a imitar.
Quienes viven pendientes de la fama o el voto, aprovecharán la coyuntura para hacerse una “selfie" solidaria. Lo importante es que todos trabajemos en sentar los cimientos de un nuevo orden internacional. Un sistema que permita a cada persona y a cada pueblo ganarse el pan por sí mismos.
La tribuna de Albacete (7/09/2015)