Obsesionados por la estrategia
han olvidado el problema que se les pide solucionar
La
teoría de juegos, una rama aplicada de las matemáticas, esclarece cuál debe ser
mi comportamiento hoy para que mi rival esté obligado a comportarse mañana como
me interesa a mí. Se empezó a utilizar a mediados del siglo pasado, para
estudiar las mejores estrategias en mercados oligopolistas. A finales de siglo
fue adoptada por la sociología, la politología y el resto de ciencias sociales cuya
espina dorsal pasa por la negociación.
Hoy día
cualquier sindicalista, político o representante de un deportista de élite ha
recibido uno o varios cursos de teoría de juegos. “Estupendo, pensará el
lector, el resultado será mejor y llegará antes”. Pues no. Cuando todos los
participantes en la mesa de negociaciones han formulado su “estrategia
vencedora” lo que menos importa es buscar la mejor solución o la solución menos
mala. Lo normal es que los juegos acaben en tablas o que se ahoguen todos
esperando que el rival sea el primero en salir de la piscina.
El bloqueo que
sufre la política española tiene mucho que ver con la aplicación inadecuada de
la teoría de juegos. Todos temen unas terceras elecciones pues en las segundas
sólo el PP ganó escaños respecto a las primeras. Pero, a la vez, todos temen
que su apoyo al PP (por activa o pasiva) les penalice a medio plazo. Ciudadanos
pide la abstención del PSOE para que la continuidad del PP sea cosa de tres. El
PSOE se desmarca echando el balón a los nacionalistas. Estos aseguran que el PP
hace tiempo que voló los puentes de comunicación. Podemos busca votos en los
caladeros socialistas criticando al PSOE por abstenerse en segunda votación (siendo
que ni siquiera ha tenido lugar la primera). Rajoy amenaza con convocar unas
tercereas elecciones avanzando que los culpables son los otros.
Saber una
cosa a medias puede ser peor que no saber nada. Los líderes de las 12
formaciones presentes en el Congreso, han aprendido la teoría de juegos a
medias. Obsesionados por la estrategia, han olvidado el problema que se les
pide solucionar. Lo que está en juego es la democracia y el buen funcionamiento
de nuestro Estado común.
La Tribuna de Albacete (25/07/2016)