lunes, 26 de enero de 2015

Bienvenido Mr Draghi, más vale tarde que nunca

El médico de urgencias no dispensa del cirujano, 
ni a la inversa

Cuando un enfermo visita al médico lo normal es que éste le recete algún antiinflamatorio para controlar la fiebre, el dolor y demás síntomas molestos. Luego vendrá el antibiótico, la cirugía o lo que haga falta para atacar el foco de la enfermedad. El cirujano que desprecie los antiinflamatorios como drogas incapaces de curar el problema en su raíz, corre el riesgo de perder al paciente antes de que llegue al quirófano. 
Ante la gran recesión de 2008 las autoridades económicas de los EE.UU. reaccionaron como médicos de urgencia; las europeas como cirujanos. La Fed se olvidó del libro de buenas prácticas y puso todo su arsenal para solucionar los problemas de iliquidez e insolvencia derivados de la crisis financiera y que amenazaban con derribar todo el edificio económico por el efecto dominó. El BCE, más papista que el papa, exigió un esfuerzo financiero adicional a unos pacientes que apenas tenían fuerzas para mantenerse en pie. Con 40 de fiebre fueron llevados directamente al quirófano de las reformas financieras, fiscales y laborales. 
El plan de expansión monetaria anunciado por el Sr. Draghi el jueves pasado supone un cambio radical de estrategia. El BCE pondrá sobre la mesa un importe similar al PIB español para la compra directa de bonos. En principio el plan se extenderá durante 19 meses a razón de 60.000 euros por mes; dos tercios irán destinados a comprar deuda soberana; el tercio restante, deuda de bancos y grandes empresas. Vamos, que el rescate de los gobiernos griego, portugués e irlandés, y el rescate de la banca española hubiera salido gratis para los contribuyentes europeos.
Esperemos que el Plan Draghi sirva para reanimar la economía europea donde al estancamiento se añade ahora el problema de la deflación. Recordaremos, no obstante, que estos estímulos monetarios no bastan para solucionar las causas últimas de la crisis. Es más, si el BCE no actúa con prudencia corre el riesgo de ahondar en los problemas de una economía financializada, especializada en la creación de burbujas inmobiliarias y bursátiles que desvían el crédito de la inversión productiva a la especulativa. E incentivar unas finanzas públicas tan irresponsables como insostenibles, incapaces de cuadrar el presupuesto en condiciones económicas normales. El médico de urgencias no dispensa del cirujano, ni a la inversa.

 La Tribuna de Albacete (26/01/2015)

lunes, 19 de enero de 2015

Conflicito de derechos y libertades

No digas que el Sr. X es corrupto, demuéstralo o calla 

Los trágicos sucesos acaecidos en la redacción del seminario parisino Charlie han puesto sobre el tapete el conflicto entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho al honor, la intimidad y  el respeto que incluye el respeto a las creencias colectivas. Viejo conflicto que cada generación deberá repensar al compás de los cambios en la tecnología de comunicación de ideas y en las propias ideas.
En mi opinión, la libertad de expresión ha de ser la regla general. Limitaciones las imprescindibles. Yo las reduciría a dos: calumnias y expresiones que inciten a la violencia, la discriminación u otros ataques directos a los derechos fundamentales. Y calumnias. Eso sí, los juicios por difamaciones falsas debieran ser rápidos y con unas multas tan contundentes que la calumnia dejara de ser un deporte nacional.
Estoy hablando de límites legales. La ética y el sentido común imponen restricciones adicionales a la libertad de expresión. La primera, no provocar. El provocador no debe esperar cárcel o multa, pero tampoco puede descartar la respuesta airada de aquellas víctimas que se rigen por la ley del talión. Recuerdo que “el ojo por ojo y diente por diente” fue una contribución importante a la moderación. El difamado en una revista podrá responder con la pluma, no con bombas. Si se le escapa un puñetazo, el difamado podrá ir a la cárcel y el difamador al hospital. Cuantas menos personas en cárceles y hospitales, mejor.
La coherencia es otra actitud que nos impone la condición de animales racionales. Charlie Hebdo está en su derecho criticar al islam o al cristianismo. Lleva muchos años haciéndolo hasta límites que rayan el escarnio y rebosan de mal gusto. ¿Pero qué pasaría si se le ocurriera criticar alguno de los dogmas de la ideología de género, la nueva religión oficial? Me temo que al día siguiente pasaría al catálogo de revistas proscritas y sus líderes quedarían vetados para cualquier cargo público. Este tipo de incoherencias son las que soliviantan a cualquier persona sensata y desacreditan a Occidente.
Menos estado y más sociedad civil. Grupos de todo tipo, y sin necesidad de coordinarse, deberían denunciar tanto los actos terroristas como las publicaciones y espectáculos provocadores y de mal gusto. Confío que algunos de ellos serán capaces de crear otras revistas más serias y que, cuando de chistes vaya la cosa, sabrán sorprender con el humor más inteligente y amigable. Lo leí en el manual de estilo de una revista: “No digas que el Sr. X es un corrupto; demuéstralo o calla”.

La Tribuna de Albacete (19/01/2015)


lunes, 12 de enero de 2015

Terrorismo cercano y lejano

¡Ojalá y los atentados de París nos forzaran a levantar nuestra mirada a tantas víctimas inocentes en tantos países!

Hoy (domingo) todos los periódicos abren con el atentado terrorista en París y la manifestación contra el yihadismo que ha reunido a los líderes políticos mundiales, entre ellos, el primer ministro de Israel y la autoridad Palestina. El atentado se cobró veinte muertos incluidos los dos terroristas quienes decían vengar a Mahoma por unas caricaturas infames.
Mientras leo estas noticias un flash en la pantalla de mi ordenador me informa de un atentado terrorista en  Nigeria. Está liderado por el grupo Boko Haran que en castellano significa “la educación occidental es pecado”. La cifra de muertos en la ciudad de Baga se eleva a 2000. Añádanse otros tantos heridos y varias decenas de mujeres jóvenes que han sido raptadas como esclavas sexuales.
Busco noticias conexas. No es fácil pues, al parecer, el terrorismo en esos países no es noticia. Me entero que ayer en un mercado de Madiguri una niña de 10 años se inmoló, segando la vida de otras veinte personas. ¡A saber el adoctrinamiento que habrá recibido esa niña hasta convencerse de que lo suyo era el martirio! El año 2014 se inició con la quema de una iglesia abarrotada de feligreses. Siguió la quema de 250 colegios. El último la semana pasada, 200 muertos. La cifra de asesinatos terroristas en tierras nigerianas durante el 2014 no debe ser muy inferior de 10.000.
Me parece loable el repudio generalizado de los atentados de Paris y la solidaridad de todos los mandatarios del globo. Pero, me pregunto con pena, ¿no podría llegar esa solidaridad a Nigeria y otros países del Tercer Mundo que sufren atentados recurrentes y mucho más graves? ¿Podemos desentendernos de los atentados contra los derechos humanos perpetrados en el resto del mundo? ¿Y si hubiera alguna conexión entre unos y otros?
No es fácil luchar contra el terrorismo; menos cuando nos situamos ante fanáticos que no valoran ni la vida ajena ni la propia. Algo remediaríamos si la ayuda humanitaria al Tercer Mundo fuera vinculada al compromiso de los gobiernos por respetar los derechos humanos y combatir el terrorismo local. ¡Ojalá y los atentados de Paris nos forzaran a levantar nuestra mirada a tantas víctimas inocentes en tantos países!

 La Tribuna de Albacete (12/01/2015)

lunes, 5 de enero de 2015

Carta de Rajoy al Rey Gaspar, economista

Decidí jugármelo todo a una carta que, para colmo, 
nunca estuvo en mi poder

Querido Gaspar: Me han dicho que en el trío de Reyes Magos usted representa a Europa. Su barba pelirroja delata, ciertamente, raíces germanas a las que suelen asociarse buenas dotes económicas. De esas cosas quería hablarle, pero antes de entrar en materia parece preceptivo recordarle lo bien que me he portado. Desde diciembre de 2011 he impulsado, con entusiasmo de neófito, todos los deberes que me pedían sus escribas de Bruselas o Frankfurt: reformas laborales, subida de impuestos, recorte de gastos… Entiendo que ahora me toca pedir a mí; y con carácter de urgencia, pues estamos en año de elecciones.
Mirando atrás, reconozco un error de partida. Decidí jugármelo todo a una carta que, para colmo, nunca estuvo en mi poder: la economía. Hasta tal punto llegó mi osadía que me atreví a cifrar mis compromisos: “Antes de las próximas elecciones generales la tasa de paro estará por debajo del 22% que nosotros hemos heredado”. Esta tasa llevaba subiendo aceleradamente desde el 7,8% registrado en 2007. En 2013 tocó su techo histórico (26%). En el 2014 la economía española ha empezado a generar empleo neto. Pero ¿cómo rebajarla dos o tres puntos adicionales en menos de un año? Por favor, haga un milagro ya… aunque sea pasajero.
No soy egoísta. Deseo la misma prosperidad al resto del mundo, de quien dependen las exportaciones españolas. Por favor, anime especialmente a la Sra Merkel, para que Alemania vuelva a actuar como locomotora de la economía europea. O, por lo menos, para que no obstaculice los planes expansivos que Sr Juncker ha decidido impulsar desde Bruselas.
Las finanzas de la economía privada española parecen saneadas. ¿Pero cómo podré justificar la subida sostenida de la deuda soberana hasta 100% del PIB y la resistencia del déficit público a bajar del 5,5%, cifra que en un año electoral podría remontar al 7%? A su paso por Frankfurt, haría bien en convencer al Sr Draghi de la conveniencia de congelar el tipo oficial de interés y de actuar enérgicamente contra cualquier brote de desconfianza sobre las finanzas de los países periféricos. Pánicos financieros, como los vividos en las primaveras de 2010 y 2012, serían letales en un año electoral.
Me temo que estoy pidiendo demasiadas cosas. Si me las concede y gano las elecciones, prometo no volver a molestarle hasta dentro de cuatro años.

  La Tribuna de Albacete ( 05/01/2015)

Feliz año... por el camino de las bienaventuranzas

Mientras no cambiemos de "chip" 
en vano seguiremos deseándonos "feliz año nuevo"

¡Feliz año! Este es la frase que más se repite durante las fiestas navideñas. El ansia de felicidad ha quedado inscrita en el ADN del ser humano con independencia de sus coordenadas históricas y geográficas. Pero, ¿en qué consiste la felicidad y cómo se consigue? Jesucristo, cuyo 2015 aniversario celebramos estos días, dio unas pautas sorprendentes que Mateo resumió en ocho bienaventuranzas.
En el sermón de la montaña se llama bienaventurados a quienes trabajan por la paz, justicia, bondad y verdad. La novedad no radica tanto en señalar las metas-valores como en desvelar los caminos-virtudes. Para alcanzar una felicidad profunda y facilitar la convivencia social, cada uno de nosotros habrá de esforzarse por ser pacífico, justo, misericordioso y “limpio de corazón”. La humildad y la pobreza también ayudan. A la humildad se refiere la primera bienaventuranza: “bienaventurados los pobres de espíritu”. Lucas habla de “pobres”, en general, y lamenta la suerte de esos ricos que sin esfuerzo logran satisfacer todos sus caprichos. 
La perseverancia en el bien, superando los vientos que soplan de fuera y de dentro, constituye el broche de oro. ¿Qué pasa si mis compañeros, en lugar de agradecer mi compromiso por la paz y la justicia, me ignoran, desprecian o incluso me persiguen? ¿Y qué pasa cuando cansado de sembrar y sembrar me desanimo hasta las lágrimas? Si somos capaces de perseverar en esas condiciones, seremos doblemente bienaventurados, nos garantiza Jesús. Porque la felicidad es fruto del amor y el amor es tanto más auténtico cuanto más desinteresado sea.
Estamos en un año electoral. ¿Se imaginan ustedes un líder político proponiendo las metas y los caminos del sermón de la montaña? ¿Cuántos votos cosecharía quien nos recordara que para regenerar la sociedad hemos de empezar por limpiar el patio de nuestra propia casa? Pocos entenderían, siquiera, que es más feliz quien antes perdona y hace las paces, quien reconoce con sencillez la posibilidad de estar equivocado y quien no funda su felicidad en acumular poder y dinero. Con independencia del atractivo político de las bienaventuranzas, hemos de ser conscientes de la sabiduría humana que encierran. Me temo que, mientras no cambiemos de chip, en vano seguiremos deseándonos “feliz año nuevo”.

 La Tribuna de Albacete (29/12/2014)