La motivación de profesores y
alumnos
importa más que las asignaciones presupuestarias
Cada tres años
nos llega una foto de PISA que para España siempre está ligeramente inclinada. Pero no confundamos al lector. Estamos hablando
del Program for International Student Assesment
en el que más de medio millón de estudiantes de 15 años pertenecientes a 65
países son evaluados en competencias matemáticas, competencias científicas y comprensión
lectora. El revuelo que la foto levanta en el gallinero político reclama una
reflexión serena que llegue al fondo del asunto.
Mi primer
consejo sería desdramatizar los números. La situación de la educación en España
no cambiará si pasamos de estar ligeramente por debajo de la media (situación
actual) a ligeramente por encima. Una de las lacras del cientificismo es su
obsesión por cuantificar la calidad. Cuadratura del círculo, que diría el
filósofo castizo. La obsesión se convierte en peligro cuando los políticos ponen
en marcha la maquinaria reformadora sólo para superar con lustre los exámenes
de PISA. Por esta vía, aumentarán las horas dedicadas a las matemáticas y
ciencias naturales en detrimento de ciencias sociales y humanidades. Dentro de
las matemáticas se potenciarían las áreas que mejor se prestan a las preguntas
tipo test, como las que salen en el Informe, áreas que no tienen por qué ser
las más relevantes ni las más útiles. Para evitar este tipo de malformaciones
me atrevería a proponer que los exámenes cubrieran muchos más temas y que los
profesores y alumnos no supieran la temática del examen hasta el momento de
abrirlo. Hay que evitar también la tentación de especializar colegios en
exámenes PISA.
Pasamos a
valorar los resultados. La primera conclusión es que la excelencia educativa no
depende solo ni prioritariamente del gasto por estudiante. Países como Estados
Unidos, Italia o España son superados
por otros tan pequeños y pobres como Vietnan. Alguien habrá de recordar a los
políticos que la educación es un pozo sin fondo, se traga todo el dinero que le
eches sin mejoras sustanciales.
La
motivación de profesores y alumnos importa más que las asignaciones presupuestarias.
La metodología didáctica también importa, aunque no haya un camino único hacia
la cumbre. Polonio ha ganado veinte puntos en los últimos tres años. Su
progreso lo atribuyen a la descentralización de los colegios (cada uno es libre
de amoldar los programas y métodos al alumnado que tiene delante) y a la
presión de las reválidas nacionales. También al sistema establecido para
incentivar a sus profesores. El éxito de los países asiáticos (casi todos en la
cabeza de la tabla) se explica por algo tan simple que a los pedagogos les de
vergüenza reconocer: al salir de clase, los niños y adolescentes de Shanghái,
Singapur o Corea del Sur dedican más horas al estudio que a los aparatos
electrónicos, hecho que repercute en su mayor concentración en las clases del
día siguiente. El interés de los padres por facilitarles el estudio es otro
rasgo distintivo de los países asiáticos. Hace tiempo que sabemos la importancia del
entorno familiar en el rendimiento de los niños. Si una tira de la madeja de
cualquier fracaso escolar (que son los que hunden los resultados de algunos
países en el Informe PISA) casi siempre encontrará la madeja de una familia
desestructurada.
Las
observaciones anteriores refuerzan mi apuesta por el cheque escolar, una
apuesta bien conocida por mis lectores. En el anverso del cheque figura la
libertad de creación y organización de centros educativos que habrán de
competir entre sí por captar alumnos y por ayudarles a progresar. En el reverso
del cheque está la libertad de los padres para elegir el colegio (público o
privado) que mejor se acomode a sus preferencias y que, a la vista del
historial en las reválidas estatales, mejor garantice el éxito académico y
profesional de sus hijos. Los padres se implicarán más en la tarea educativa
cuando vean el fruto de sus desvelos. Lamentablemente es muy difícil convencer
a los políticos que el “café para todos” es una estrategia obsoleta.
La Tribuna de Albacete (18/12/2014)