domingo, 27 de junio de 2021

Mejorar la productividad

                 El primer desafío abordado en el documento España 2050 consiste en “ser más productivos para crecer mejor”. Totalmente de acuerdo. Aumentar la productividad empresarial es la clave para mejorar las condiciones de trabajo, salarios incluidos, sin merma del beneficio, la inversión y el crecimiento. Para generar más valor añadido sin destruir empleo, pues las mejoras de competitividad impulsan las exportaciones. Para asegurar un crecimiento sostenible. Para fundamentar un estado del bienestar sin generar una deuda que hipoteque a las generaciones futuras.

                Los remedios propuestos en el documento para reducir la brecha que nos separa de la UE también me parecen acertados. Hay que evitar el envejecimiento de la población pues son los jóvenes quienes mejor aprecian y absorben las nuevas tecnologías. Hay que mejorar la educación y empleabilidad de esos jóvenes. Hay que invertir en investigación, básica y aplicada. Hay que digitalizar las empresas y las instituciones. Hay que eliminar las trabas burocráticas.

             Mi advertencia. El Gobierno puede y debe facilitar el tránsito de los agentes económicos por estas vías. Fracasará si se erige como protagonista, desplazando a la iniciativa privada. Desde sus inicios, allá por 1800, el principal logro de las economías capitalistas es el aumento sostenido de la productividad. El proceso ha sido liderado por los países que más han confiado en la iniciativa privada: Estados Unidos, Inglaterra hasta 1945 y Alemania desde 1945. La incorporación de España a la UE (y a su presión competitiva) coincide con los mejores momentos del crecimiento español en productividad, valor añadido y empleo.

     Para maximizar sus beneficios, o simplemente sobrevivir, las empresas se han visto compelidas a producir nuevos bienes que satisfacen mejor las necesidades del consumidor. A reducir los costes de producción y, a renglón seguido, ajustar los precios a unos costes menguantes. ¡He aquí el secreto de la mano invisible del mercado!

La Tribuna de Albacete (29/06/2021)

 

domingo, 20 de junio de 2021

Otro brindis al sol

 

En el mundo tan complejo y egoísta como el que vivimos, la primera y más importante de las funciones de un gobierno es dejar claras las reglas del juego político. Para tal fin se inventó la Constitución. La ley que fundamenta y enmarca todas las demás. Una ley que no impide ser reformada siempre que se respeten los procedimientos establecidos en la propia Constitución. 

          Mi primer y único consejo al actual presidente del Gobierno español es que deje claras esas normas a los políticos catalanes que pretende indultar, al conjunto de los catalanes y al resto de españoles. Muchos políticos temen la claridad. El ciudadano de a pie la reclama. A él dirijo estas aclaraciones.

Primera. La independencia política de una parte del territorio español no puede alterarse por un referéndum unilateral. Tampoco por un referéndum acordado entre los gobiernos catalán y español. Ni siquiera por el Parlamento. En los dos últimos casos el referéndum dejaría de ser ilegal pero no pasaría de ser una consulta electoral.

Segunda. La segregación territorial requiere un proceso de reforma constitucional complejo, por afectar a una institución básica del Estado. Tres son los pasos a seguir: (1) Disolución del Parlamento por mayoría cualificada y convocatoria de nuevas elecciones; (2) Elaboración y aprobación de la reforma constitucional por las nuevas Cortes Generales; (3) Consulta al pueblo español para que refrende la reforma.

Tercera. Lo único que le puede ofrecer el líder del PSOE a los líderes del “procés” es el apoyo a una reforma constitucional que haga posible la secesión de Cataluña. Por ejemplo, el paso a una república confederal, conde cada nación puede independizarse si así lo decide la mayoría de sus habitantes. El Brexit es el ejemplo más reciente.  

Volvemos al tema de los indultos. El problema no está en su legitimidad  sino en su justificación y utilidad. Carecerán de una y otra si los independentistas no están dispuestos a acatar la actual Constitución (y sus vías de reforma), o si el PSOE no está dispuesto a llegar a lo que piden los independentistas: una república confederal donde cada comunidad pueda independizarse por su cuenta y riesgo. En las condiciones actuales, los indultos más parecen un brindis al sol. Otro brindis al sol que convierte la vida política en un juego de pillos. ¿Quién engañará a quién?

 

domingo, 13 de junio de 2021

El Príncipe de Maquiavelo

 

Los derroteros de la política española me recuerdan tanto al Príncipe de Maquiavelo que no he podido resistir la tentación de releerlo. Este libro de 1513, culmen del Renacimiento italiano, lo dedicó Maquiavelo a Lorenzo de Médici. Le aconseja cómo debe gobernar su Principado y cómo extenderlo hasta lograr la reunificación de Italia. Desde la primera página deja claro que hablará de las “estrategias del poder”, no de las reglas de “filosofía moral” engendradas en la oscura Edad Media. “El fin justifica los medios”, es el resumen que ha quedado para la posteridad. La ética solo es importante si contribuye a nuestros objetivos.

El fin que debe perseguir un Príncipe que se precie de serlo no es otro que llegar al poder, mantenerse en el poder y acrecentarlo. Tal empresa no requiere virtudes ni fortunas extremas, solo “astucia afortunada”.

La virtud es importante para ganar el aprecio del pueblo, pero más importante es todavía la apariencia de virtud.  “El Príncipe debe parecer compasivo, fiel a su palabra, inocente y devoto. Y de hecho debería ser así. Pero su disposición debe ser tal que, si necesita ser lo opuesto, sabe cómo hacerlo”. Esto incluye la capacidad de mentir con tal que sepa ocultar sus mentiras, justificarlas o incluso creérselas.

La forma de ganarse a los súbditos dependerá de las circunstancias. He aquí algunos de los consejos de Maquiavelo al Príncipe: (1) Procura ser amado y temido por el pueblo; cuando estés obligado a elegir, mejor lo segundo. (2) Si deseas alcanzar el poder absoluto de forma rápida y segura, evita gobernar a través de los magistrados. (3) Convence al pueblo que necesita tus favores, especialmente en sus momentos de necesidad. (4) Evita a los aduladores, te harán dormir en los laureles; el buen Príncipe siempre ha de estar despierto y maquinando.

PD. Cualquier parecido con la realidad española es pura coincidencia.

La Tribuna de Albacete (14/06/2021)

domingo, 6 de junio de 2021

Justicia fiscal en la aldea global

 

        Si nos damos una vuelta por el centro de Albacete encontraremos carteles con este mensaje: “Cerrado porque gente como usted prefiere comprar por internet”. Para ser más precisos debieran decir: “Cerrado porque este establecimiento pagaba más impuestos que los gigantes tecnológicos de Wall Street”. 

        No estamos exagerando. El valor de capitalización de Google, Amazon, Facebook, Microsoft o Apple, cada uno por separado, supera al PIB español. Sin embargo, apenas pagan impuestos y su exigua contribución se concentra en Irlanda, donde el impuesto sobre beneficio de sociedades (IBS) es más bajo. En los últimos meses España y otros países europeos han osado proponer la llamada “tasa Google”. La reacción de EE. UU. Ha sido fulminante: las exportaciones a Norteamérica de los países rebeldes serán penalizadas con altos aranceles.  

          ¿Es posible conseguir un mínimo de justicia fiscal en nuestra aldea global? El panorama ennegrecía por momentos. El sábado 5 de junio se hizo la luz. El G7 aprobó que el 20% de los beneficios de las multinacionales se consideren generados en los países donde operan, no en su domicilio fiscal. Para evitar la competencia fiscal entre estos países, todos impondrán una tasa mínima del 15%. Hoy, en Irlanda el tipo del IBS es del 12,5%; en España el 25%.

             Aunque para algunos esta cifra sepa a poco, hay que reconocer que es un primer paso hacia la coordinación y la justicia fiscal en una economía globalizada. Otros se lamentarán de que los nuevos impuestos subirán el precio de nuestras compras por internet. De eso se trata: que los consumidores paguemos el “precio de producción”, donde va incluido el beneficio y los impuestos.

Espero con elusión el día de que los establecimientos comerciales de Albacete exhiban un nuevo cartel “Volvemos a abrir, una vez que se ha obligado a los gigantes de internet a pagar impuestos y a poner en nómina a los repartidores”.

La Tribuna de Albacete (07/06/2021)