miércoles, 25 de julio de 2012

Efemérides: el hundimiento del Titanic

Las dos partes del Titanic fueron encontradas a 3.800 metros de profundidad.
¿Dónde encontraremos a la economía del euro dentro de unos años?

Nadie debiera pasar la página del año 2012 sin reflexionar sobre el hundimiento del Titanic, cuyo centenario estamos conmemorando. En esta ocasión, mi reflexión vendrá en clave económica.
                El Titanic se construyó para ser el trasatlántico más grande, lujoso, veloz y seguro del mundo. Y lo fue … durante los cuatro días que estuvo a flote. Con sus 267 metros de eslora, 28 de anchura y 31 de altura; con una velocidad de crucero de 25 nudos y un aforo para 2.222 personas, el Titanic hacía sombra a cualquier otro barco. La seguridad era tal que su capitán, E. J. Smith, respondió a un periodista: “No importa que la capacidad de los botes salvavidas sea inferior al número de viajeros. Es un barco insumergible. Al Titanic no lo hunde ni Dios”.
                En el periodo 2002 al 2007 el PIB de los Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Irlanda y otros países avanzados (ahí está la anomalía) crecía al 4% anual, lo que permitiría doblar su producción cada treinta años. Los gurús de la profesión alardeaban de la superación del ciclo económico gracias a las tecnologías propias de la sociedad del conocimiento y a las innovaciones financieras que eran capaces de convertir hipotecas basuras en bonos de primera calidad (esos que las omniscientes agencias de calificación bendicen con la triple A).
                Para que un rico pueda saborear su condición ha de poderse comparar con otros. De ahí que el Titanic estuviera dividido en tres clases perfectamente compartimentadas. Los billetes de primera clase costaban diez veces más que los de tercera y daban privilegios como el acceso prioritario a los botes salvavidas. El porcentaje de supervivientes fue del 63% en primera clase,  el 42% en segunda y  el 25% en tercera.
                El boom económico de principios de siglo benefició a toda la población, aunque de forma desigual, agravando la brecha entre clases sociales. La crisis también ha castigado a todos pero con diferente intensidad. Unos han perdido las plusvalías ganadas en la época de auge, otros el puesto de trabajo, los inmigrantes que sostenían la burbuja económica lo han perdido todo.
                Desde el inicio de la travesía, el servicio de comunicaciones del Titanic recibió al menos ocho mensajes de navíos que surcaban los mares de Terranova, advirtiendo de la presencia de icebergs. El Vicepresidente de la compañía, Bruce Ismay, entendió que los icebergs no eran para el Titanic. “Ni se os ocurra bajar la velocidad; en el primer recorrido estamos obligados a batir el récord”, espetó.
                Desde los primeros años del boom económico, los indicadores económicos alertaban de unos desequilibrios peligrosos. En España el déficit corriente con el exterior llegó a superar el 10% del PIB. Pero ¿qué es eso para una economía subida al euro?  Los precios de la vivienda y las acciones se doblaron en seis años. Pero, ¿no sería una anticipación de los beneficios futuros?, insinuó Alan Greenspan, presidente de la FED americana. El endeudamiento de familias y empresas superó todos los umbrales de prudencia financiera. Una virtud que, al parecer, podía ser suplida con innovaciones financieras.
                Cuando la tripulación del Titanic se convenció de la gravedad del accidente todo su afán fue entretenerles con mentiras para que no cundiera el pánico. El baile se trasladó a cubierta donde la orquesta siguió tocando más fuerte. Paralelamente, los pasajeros fueron invitados a subir en los botes en un simulacro de evacuación. Tres horas después de la colisión, el Titanic se partió en dos
                El primer aviso de la crisis económica lo dio la bolsa americana en el verano de 2007, cuando los valores relacionados con la construcción y las hipotecas empezaron a desinflarse. La quiebra de Lehman Brothers fue el iceberg que abrió la economía en canal. Las autoridades americanas reaccionaron con tanta contundencia como rapidez. No así las europeas y menos las españolas. La situación actual en la periferia europea es tan grave que la Unión Europea y el BCE deben implicarse con todas sus fuerzas y sin dilación.  Si no lo hacen, el euro se partirá en dos y tanto la Europa del norte como la del sur se hundirán sin remedio. Las dos partes del Titanic fueron encontradas a 3.800 metros de profundidad. ¿Dónde encontraremos a la economía del Euro dentro de unos años? 

La Tribuna de Albacete (25/07/2012)

miércoles, 18 de julio de 2012

Efemérides: la batalla de las Navas de Tolosa

¿Se necesitarán otras Navas de Tolosa para borrar el lado oscuro del Islam?

Tal día como hoy, hace ochocientos años (el 16 de Julio de 1212 para ser más exactos), al noroeste de Jaén se libró la batalla decisiva de la Reconquista.  Hasta entonces se reconquistaba cuesta arriba; desde esa fecha se hará cuesta abajo.  Una recreación de la batalla nos ayudará a ver el gran avance conseguido en las cuestiones secundarias (digamos, la sofisticación de las armas y los medios de comunicación) y el estancamiento en las fundamentales: emplear la religión para justificar acciones contrarias a su esencia, por más que se amparen en una cita, fuera de contexto, de la Biblia o del Corán.
                A primeros de julio se reunieron en Toledo los ejércitos de la cristiandad.  La iniciativa de Alfonso VIII, Rey de Castilla, fue secundada por Sancho VII de Navarra y Pedro II, Rey de Aragón (y Conde de Barcelona y otros territorios de la actual Cataluña).  El abanderado era D. Diego López de Haro, quinto señor de Vizcaya.  La única ausencia notable fue la del rey leonés, Alfonso IX, quien mandó este mensaje a su tocayo de Castilla: “Gustoso defenderé la cruz si me devolvéis los castillos que me sustrajisteis”.  Quien desee investigar en la historia del chantaje asociado al proceso autonómico aquí tiene un buen precedente.
A los 70.000 soldados de los ejércitos reales se unieron los monjes-guerreros de las órdenes militares peninsulares y 30.000 ultramontanos procedentes de allende los Pirineos.  El éxito de la convocatoria se explica porque el Papa Inocencio III, a petición del Arzobispo de Toledo, Ximénez de Rada, había declarado la reconquista como una cruzada.  Sin embargo, la promesa del cielo no fue suficiente para soportar el ardiente sol manchego.  La mayoría de los extranjeros desertaron ya en Toledo a causa del insufrible calor.  Y es que, el general verano ha ayudado a los moros tanto como el general invierno a los rusos. 
Las fuerzas musulmanas doblaban o triplicaban las cristianas.  El Califa almohade, Muhammad An-Nasir (Miramamolín para sus enemigos cristianos) empleo a todo su ejército de Al-Ándalus y convocó a miles de soldados mercenarios procedentes de África (bereberes) y de Turquía (los temibles arqueros “Agdad”).  Una nube de esclavos negros encadenados y empotrados con estacas al suelo, protegía la tienda del sultán situada en lo alto de la colina, para no perder detalle de la batalla que le haría inmortal.  Para exacerbar los ánimos de la tropa, el Califa les recordó que aquello formaba parte de la Yihad; esa guerra santa donde morir matando era el camino más seguro al cielo.
Los moros repitieron la estrategia que tan buenos resultados les había dado en la batalla de Alarcos (19 de julio de 1195).  Simularon una retirada para hacer avanzar al enemigo y envolverlo después.  Lo que no sabía el califa es que ni en los deportes ni en las guerras hay dos partidos iguales.  Los ejércitos de retaguardia fueron entrando por el flanco abierto.  El último de ellos, comandado por el Rey Sancho, rompió las cadenas que protegían al Califa, quien huyó a Jaén. Imagino que en su diario escribiría:  “No confíes en esclavos ni mercenarios; solo la libertad multiplica las fuerzas”.
La batalla de las Navas de Tolosa es el prototipo de las guerras de religión.  Quiero decir, de las guerras en las que se utiliza la religión como cebo y escudo de oscuros objetivos políticos y ambiciones personales.  La diferencia entre las dos grandes culturas monoteístas no está en sus episodios oscuros, sino en la forma como se han superado.  Occidente logró hace tiempo la separación entre la religión del estado.  Los líderes religiosos no sólo la han aceptado sino que lo agradecen y han pedido perdón reiteradamente por las veces que utilizaron o animaron a utilizar la cruz como espada.  El mundo islámico, por el contrario, sigue atascado en la Edad Media y utiliza la religión de la forma más antireligiosa: atentando contra los valores más sagrados del ser humano como son la vida, la igualdad y la libertad.
¿Se necesitarán otras Navas de Tolosa para borrar el lado oscuro del Islam? Prefiero pensar que bastará con una educación abierta y elecciones democráticas cada cuatro años.
La Tribuna de Albacete (18/07/2012)

miércoles, 11 de julio de 2012

¡Estado laico, ya!


El respeto del principio de laicidad resulta muy duro para los políticos intervencionistas

“En la medida en que es superada la concepción de un Estado confesional, aparece claro, en todo caso, que las leyes deben encontrar justificación y fuerza en la ley natural, que es fundamento de un orden adecuado a la dignidad de la persona humana…” 
Quien suscribe estas palabras es Benedicto XVI en su coloquio con las autoridades civiles dentro del VII Encuentro con las familias que tuvo lugar en Milán hace un mes. Cualquiera que lea la historia con un mínimo de objetividad reconocerá que las épocas de estado confesional fueron negativas para el Estado pero, también y sobre todo, para la propia Iglesia. El poder y la riqueza corrompen a todos;  eclesiásticos incluidos. 
¡Pero, cuidado!  El estado aconfesional y laico no se identifica con un estado anticlerical, ni concede a las autoridades políticas el derecho de pontificar en temas morales. En el párrafo transcrito, el Papa subraya que también ellas están sujetas a la ley natural, basada en la dignidad humana y de donde derivan los derechos fundamentales de la persona. Estos derechos existían antes que el Estado, el cual no puede ni suprimirlos ni interpretarlos a su antojo. ¡Dios nos libre de quienes disfrutan creando derechos fundamentales!
La Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la ONU en 1948 y que sirvió de inspiración a las constituciones de la postguerra, acepta este planteamiento. Pero, ¿se cumple en la práctica? El respeto del principio de laicidad resulta muy duro para los políticos intervencionistas. ¿Hay alguno que no lo sea?  Imposible para los políticos dominados por la ideología de género cuyo objetivo declarado consiste en “deconstruir” a las personas y a la sociedad civil, subvirtiendo sus categorías de pensamiento y sus valores morales. 
La libertad religiosa es la columna fundamental del laicismo. El Estado no debiera tener una religión oficial, pero tampoco inmiscuirse en las creencias religiosas de las personas, ni limitar sus manifestaciones externas. “La laicidad del Estado, matiza Benedicto XVI, consiste en asegurar la libertad para que todos puedan proponer su visión de la vida común”. Las únicas limitaciones atenderán al orden público y deben ser similares para los fieles congregados en una romería que para los trabajadores en una marcha sindical. ¿Lo son? 
Que yo sepa, desde la Guerra Civil no ha habido en España persecuciones religiosas promovidas por los poderes públicos, ni discriminación religiosa amparada por ley.  Tampoco ignoramos que hay otras formas de presión y discriminación más sutiles. Suelen surgir de grupos privados que gozan de la venia estatal; a menudo reciben subvenciones para ese fin. Hace ahora un año, a propósito de unos actos vandálicos perpetrados en una capilla de la Universidad Autónoma de Madrid y consentidos por unas autoridades en nombre del laicismo, escribí en esta misma columna: “La intolerancia religiosa y la tolerancia antirreligiosa son cara y cruz de la misma moneda”. 
El Estado laico tampoco puede arrogarse la función de educar en valores a los escolares, y hacerles pasar por el mismo tubo ideológico, moral o como se le quiera llamar. ¿Qué dirían ustedes si el Gobierno obligara a todos los niños a cursar Religión Católica y no promocionara de curso a quienes no hubieran entendido y asimilado los principios y valores cristianos? Pues en esto, ni más ni menos, consiste el proyecto socialista de Educación para la Ciudadanía (EpC). Pecó de ingenuo el Tribunal Supremo español cuando dio por supuesto que los profesores no aprovecharían los temas morales y políticos para hacer apología de sus creencias e ideologías.  Pecó de ingenuo el actual Ministro de Educación, Sr. Wert, al considerar que el problema queda superado tras eliminar los temas más espinosos. Si algún tema interesa tratar que se haga en las asignaturas adecuadas (Ciencias, Historia o Sociales). Mientras exista EpC y sea obligatoria, no faltarán profesores desaprensivos que se pondrán las botas educando a los hijos del vecino en “su” moral universal. ¡Dios nos libre de educadores con tanto celo!
Todos los amantes de la libertad y de los derechos fundamentales, que somos el 99 por cien de la sociedad occidental, deberíamos unirnos bajo esta pancarta: “¡Estado laico, sí; estado laico, ya; pero en serio!” 
La Tribuna de Albacete /11/07/2012)


miércoles, 4 de julio de 2012

Familia, patrimonio de la humanidad

La familia es uno de los pocos lugares donde cada persona
es amada porque es y como es.

En junio de 2012 tuvo lugar en Milán el VII Encuentro Mundial de las Familias con el Papa. Simultáneamente se publicó un libro que recoge los mensajes de Benedicto XVI a las familias bajo un título bien elocuente: “El amor se aprende”. Siete encuentros con millones de familias de todo el mundo demuestran la importancia que la Iglesia católica otorga a la familia. Lo hace desde una óptica constructiva y esperanzadora. Su objetivo es dejar clara la meta a la que debiera aspirar toda familia y los medios con los que cuenta para alcanzarla. Insistió en que las familias se habían de construir sobre el amor que es tanto como decir servicio desinteresado, perdón sin límites, generosidad… Sin amor ninguna familia puede cumplir su misión, por más tradicionales y devotos que sean sus miembros.
En Milán Benedicto XVI recordó una vez más que la familia es el “patrimonio principal de la humanidad”. Tan revueltas como andan las academias de la lengua no le quedó más remedio que explicar que se refería a la unión de un hombre y una mujer, basada en el amor y orientada al servicio de la vida. “Dios creó al ser humano hombre y mujer, con la misma dignidad pero también con características propias y complementarias para que los dos fueran un don el uno para el otro, se valoraran recíprocamente y realizaran una comunidad de amor y de vida”.
“Fue bonito … mientras duró”. Benedicto XVI pone en guardia a los que construyen la familia sobre las arenas movedizas del sentimiento y se desaniman cuando flaquea. El sentimiento juega un papel importante, admitió, pero ha de ser purificado y profundizado por la razón y la voluntad. A unos novios de Madagascar, a quienes les asustaba comprometerse “para siempre”, les recordó que lo que había de durar no era el sentimiento  sino el amor. El primero va y viene sin pedirnos permiso. El amor, en cambio, lo ponemos nosotros, se fortalece en las dificultades y, como el buen vino, gana grados con el paso del tiempo.
Tampoco los errores y fallos constituyen motivo para destruir una familia. En una convivencia tan intensa como la familiar, son inevitables las desavenencias y conflictos. El Papa invita a superarlos con un diálogo basado en la razón y la humildad. La palabra más repetida en una familia debería ser “perdón”. La virtud más practicada, la paciencia. Hay que tener paciencia infinita con los defectos de los demás… y con los propios.
La familia es uno de los pocos lugares donde cada persona es amada “porque es y como es”. Viendo la vida como un don aprenderemos el difícil arte de la gratuidad que tanta importancia tiene en el pensamiento social de Benedicto XVI. Las relaciones económicas en el mercado incentivan la eficiencia. Las relaciones sociales evidencian la importancia de la justicia. Pero la vida no puede reducirse al mero cálculo utilitarista, ni a la mera justicia conmutativa. Para que el planeta Tierra gire con normalidad se necesita ese motor de la gratuidad que se aprende, de forma natural, en el hogar.
Y todo esto en un ambiente de fiesta, concluye el Papa. Niños y adultos han de comprender que las normas morales y las prácticas religiosas no son una carga adicional sobre sus vidas, ya de por sí muy complicadas. Son los cauces que facilitan la convivencia social y transmiten los valores que darán sentido y esperanza a sus vidas. En su opinión, la felicidad a la que todos aspiramos pasa por saber armonizar tres variables: trabajo, familia y fiesta. Cada vez hay más personas desquiciadas tras apostar exclusivamente por el trabajo o por la fiesta. La familia está llamada a ser el quicio que integre estas tres dimensiones de la vida humana. Es el fiel de la balanza que la mantiene en equilibrio y permitirá multiplicar el número de personas equilibradas.

La Tribuna de Albacete (4/07/2012)