¡Qué suerte tener un 29 de febrero, aunque sea cada cuatro años!
El
calendario juliano (matizado luego por el gregoriano) añadió un día cada cuatro
años para que la tierra ajustara cuentas con el sol. El invento del veintinueve
de febrero puede ayudarnos a los habitantes de la tierra a recuperar el tiempo
perdido y restaurar el orden natural de las cosas. Ni YO soy el centro del
mundo ni puedo pretender que todos giren en torno a mí.
Hoy, 29 de
febrero, aparcaré el coche y caminaré. Allí, donde solo se llega a pie,
descubriré nuevos paisajes y nuevas caras. Buena señal si soy capaz de
sorprenderme.
Hoy, 29 de
febrero, miraré más a las personas que me rodean y menos a la pantalla que
tengo enfrente y obedece sumisamente a lo que le mando. Si me libero de esas
pantallas tendré tiempo para percibir las necesidades concretas de quienes
tengo al lado. Tal vez encontraré un vaso de agua para aliviarlas.
Hoy, 29 de
febrero, escucharé con interés, con calma, sin interrupciones. A mi esposa e
hijos que por eso de estar tan cerca pasan desapercibidos. A mis alumnos y colegas
de los que tengo tanto que aprender y tanto que agradecer.
Hoy, 29 de
febrero, callaré pensamientos negativos para dejar vía libre a otros positivos.
Más palabras de ánimos y agradecimiento. Menos críticas agrias e inútiles a los
políticos, a los jefes y los que me caen mal. Escribiré alguna cosa positiva que
puedo aprender de mis “enemigos” y algún error personal del que tenga que
arrepentirme. ¡Menudo lastre me quitaría de encima si fuera capaz de
reconciliarme con alguno de ellos!
Hoy, 29 de
febrero, pensaré con más profundidad y serenidad. La vida moderna invita a todo
menos a la reflexión. He que plantearme de vez en cuando dónde quiero llegar en
la vida y qué ruta estoy siguiendo. Es posible que tenga que dar un golpe al
volante. Sería el mejor fruto de este día.
Hoy, 29 de
febrero, soñaré cómo podría mejorar el pequeño mundo en el que he tenido la
suerte de habitar. Y miraré a lo alto suplicando la luz y la fuerza que
necesito para hacer realidad esos sueños. Lo recordaré los 1460 días que quedan hasta
el próximo año bisiesto.
¡Qué suerte
tener un 29 de febrero, aunque sea cada cuatro años!
La Tribuna de Albacete (29/02/2016)