lunes, 19 de julio de 2021

Mejorar el medio ambiente

 

El cuarto objetivo del informe España 2050 apunta a “convertirnos en una sociedad neutra en carbono, sostenible y resiliente al cambio climático”. Un reto impresionante que nos obligará a cambiar las formas en la que producimos, consumimos y viajamos.

            Mucho tiempo llevamos tiempo hablando del cuidado del medio ambiente y la necesidad de evitar el calentamiento global que podría originar cambios climáticos irreversibles. ¿Nos los creemos? ¿Estamos dispuestos a aceptar el coste de la reconversión, tanto en dinero como en hábitos de comportamiento?

            Algunos entendidos piden aclarar dos cuestiones previas. ¿Son ciertos los peligros anunciados? La evidencia científica parece suficiente para dar una respuestas afirmativa. La acumulación de CO2 en la atmósfera, origen del calentamiento global, está ciertamente relacionada con las diferentes fases de la Revolución Industrial. Al ritmo actual de emisiones, la temperatura media del planeta habrá subido más de 3 grados antes del 2100. Por encima del 2 grados hemos de esperar un deterioro medioambiental irreversible.

            ¿Son posibles y seguras las propuestas? “Al final del proceso, el balance será abrumadoramente positivo”, concluye el Informe. Creo que en este aspecto el informe peca de un optimismo infundado. En un estudio elaborado por nuestro grupo de investigación llegamos a la conclusión de que para asegurar la ambicionada reducción de emisiones al tiempo que se crean puestos de trabajo, todos los países debieran avanzar al ritmo europeo. No está claro que los países pobres puedan afrontar los costes del proceso. Ni que los ciudadanos de los países ricos estemos dispuestos a cambiar nuestros hábitos de consumo.

            No nos queda más remedio que “hacer de la necesidad virtud”. Pero hemos de lograrlo  por las vías que respeten más la libertad, la igualdad y la solidaridad. ¡Ahí está el verdadero reto!


domingo, 11 de julio de 2021

Mejorar la formación profesional

 

El tercer desafío del informe “España 2050” propone “Mejorar la formación y recualificación de la población”. El énfasis en la formación profesional me parece muy acertado. Además de abrir nuestras mentes a la cultura y de capacitarlas para la innovación, el sistema educativo ha de formar profesionales capaces de atender las necesidades del tejido productivo, incluyendo el autoempleo.

           En la sección de logros, el Informe presume de que entre 1980 y 2020 se crearon 2 millones de plazas en la Universidad y la Formación Profesional Superior (FPS). Y de que hoy día el 47% de los adultos nacidos a partir de 1980 tiene un título universitario.

        Sin negar tales logros, resumiré los interrogantes que me asaltan. Primero: ¿Somos conscientes de las diferencias entre cantidad y calidad, y de las diferencias personales en inteligencia y voluntad? En su libro “El pacto inmoral”, Sophie Cognard rastrea las causas del deterioro progresivo del sistema educativo francés. Una exministra de Educación entrevistada reconoce que el sistema empezó a hundirse el día que el Presidente le pidió que hiciera lo necesario para escalar a los primeros puestos del rango universitario, es decir, que Francia pasara rápidamente de 1 a 2 millones de estudiantes universitarios. El objetivo actual es que todos los graduados tengan uno o varios másteres. Mañana será que todos ellos alcancen uno o varios doctorados. ¿Para qué? ¿Es posible conseguirlo sin mermar la calidad?

                Segundo: ¿Por qué mezclan las cifras correspondientes al sistema universitario y la FPS? Me temo que casi todas las nuevas plazas son universitarias. Urge tratar con todo el interés que merece la formación profesional, tanto la básica como la superior. Alemania demuestra que es allí donde se cuece la empleabilidad de nuestros estudiantes.

     Tercero: ¿Estamos dispuestos a aprovechar las sinergias entre instituciones educativas y empresas? ¿Hasta cuánto prevalecerán los prejuicios ideológicos contra el mercado y sus empresas, esas que nos dan el pan y el salario para comprarlo?

La Tribuna de Albacete (12/07/2021)

domingo, 4 de julio de 2021

Mejorar la educación

                 “Conquistar la vanguardia educativa” es el segundo desafío de “España 2050”. Estos son los principales problemas detectados en el Informe: (1) Elevadas tasas de repetición y abandono escolar. (2) Malos resultados en el aprendizaje. El informe PISA demuestra que son demasiados los alumnos españoles incapaces de llegar al mínimo y pocos los estudiantes más capacitados que alcanzan la excelencia. (3) Dificultad de romper el círculo vicioso de “pobreza social - pobreza de resultados académicos”.  

                Entre las causas de estos problemas aciertan a destacar la falta de autonomía de los centros educativos y la desmotivación de alumnos y profesores. En mi opinión, además de mejorar la financiación y el resto de tópicos que nadie cuestiona, las alternativas básicas que se abren son dos: la intervencionista-facilona o la liberal-exigente.

La ley Celaá se decanta por la primera opción. Tras proponer un cuadro de objetivos uniforme, se inflan las notas para motivar a los alumnos y se permitir pasar de curso a los pocos alumnos que suspendan; así nadie se quedará atrás. Lamentablemente, la desmotivación de los alumnos aumentará a medida que se sientan más y más lejos de los objetivos propuestos. Los profesores también se desanimarán cuando comprueben que el sistema académico les relega a guardianes del orden público en un aula de alumnos perdidos y desmotivados.

La segunda opción es la liberal. (1) Libertad para crear centros escolares y, dentro de ciertos límites, ajustar el curriculum y estrategias a las necesidades de los alumnos que tienen delante. Los más aventajados podrán aprovecharse de un estudio más autónomo; los rezagados tal vez requerirán dos profesores por clase. (2)  Libertad de los padres para escoger el centro que mejor facilite el aprendizaje para sus hijos. (3) Libre competencia entre los centros educativos (públicos y privados). Si quieren sobrevivir habrán de demostrar a los padres su capacidad de estimular al estudiante. No importa si los alumnos son listos o torpes, ricos o pobres… todos  pueden y deben superarse hasta colmar su capacidad que, dicho sea de paso, es muy flexible.  Y al decir “todos” incluyo a estudiantes,  profesores y gestores de los centros académicos.

Para mi sorpresa, la opción liberal no se menciona en el informe “España 50” y la ministra Celaá se ha manifestado abiertamente en contra. ¿Hasta cuándo permitirán el deterioro del sistema educativo antes de apostar por la libertad? ¿O es que lo único que preocupa a nuestros políticos es garantizar la formación de  niños y adolescentes en los valores políticamente correctos?

La Tribuna de Albacete (5/07/2021)