lunes, 22 de diciembre de 2014

Derechos del niño

¡Feliz Navidad! ... creando familia

Hace un mes se celebró el 25 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño. Ningún momento mejor para llegar al fondo del asunto que estas fiestas navideñas donde todo gira en torno a un niño y su familia. ¿O hay algo más importante que los niños?
La Convención de 1989 consta de 54 artículos. Con el paso del tiempo, instituciones especializadas en la protección de la infancia fueron ampliando y matizando la lista. He de reconocer que me abruman esas largas listas de derechos sin obligaciones y donde no queda claro quién es el responsable de hacerlas cumplir. De ahí que me impactara un texto de la misma época donde sólo se mencionaban tres derechos. Si la memoria no me falla apareció en la hoja parroquial de mi pueblo y decía así: “Niño: tienes derecho a que tus padres te quieran, a que tus padres se quieran y a que tus padres te guíen con el ejemplo. Y tienes la obligación de respetar y obedecer a quienes te trajeron al mundo y, con mayor o menor acierto, sólo buscan tu bien”.
“Derecho a que tus padres te quieran”. Que te quieran hasta el punto que no les duela aparcar sus negocios para ponerse a jugar contigo cada día. Que te quieran como eres, al tiempo que te ayudan a sacar lo mejor de ti mismo. Y ya sabes: “quien bien te quiere te hará llorar”. ¡Pobres niños ricos cuyos padres les dan y permiten todo con tal de que les dejen en paz!
“Derecho a que tus padres se quieran”. Nada duele tanto a los hijos como el ver a sus padres enemistados. No me estoy refiriendo a ese grito incontrolable que se salda con un beso de perdón. El problema surge cuando los cónyuges vuelan voluntariamente los puentes que podrían permitir el reencuentro. Ningún regalo podrá llenar el vacío que ellos dejan.  
“Derecho a que tus padres te guíen con su ejemplo”. Peligra el rebaño cuyo pastor va detrás dando gritos y lanzando piedras. Al buen pastor, el que camina delante, le sobran los argumentos. Esos padres tendrán fuerza moral para exigir a sus hijos renuncias a caprichos y modas poco saludables, que solo se justifican porque las hace la mayoría.
Y nada más. ¡Feliz Navidad! … creando familia. 


 La Tribuna de Albacete (22/12/2014)

lunes, 15 de diciembre de 2014

Robin Hood y su política económica

¡Viva Robin Hood!, 
pero mejor no darle motivos de vivir entre nosotros

A todos nos han entusiasmado las aventuras de Robin Hood, aquel mítico arquero de la Inglaterra del siglo XV, que robaba a los ricos para ayudar a los pobres. Vale como historieta. Pero, ¿habrá algún partido político que se atreva a incluir en su programa los fines y medios de Robin Hood? Pues sí, Podemos es uno de ellos.
Estoy pensando en el programa que presentó a las elecciones europeas y que tantos votos captó de la izquierda radical. Ahora, para ampliar su electorado de centro-izquierda, no le quedará más remedio que echar agua al vino. No olvidemos, sin embargo, que el vino rancio continúa allí. Además de multiplicar los servicios sociales gratuitos, Podemos promete una renta básica que permita a todos mantener una vida digna y sin sobresaltos de la cuna a la sepultura. La financiación no parece ser problema. Se elevarían los impuestos sobre los ricos. Y se recurriría al crédito que pasaría a ser un derecho fundamental de gobernantes y gobernados. Si para multiplicar el dinero es preciso salir del euro, pues saldremos.
Detrás de estas propuestas late una antropología tan ilusa como peligrosa. Divide a los hombres en buenos y malos. Los pobres serían buenos sin excepción; los ricos malos. Los trabajadores, sobre todo si son funcionarios del Estado, buenos; los empresarios y capitalistas, malos; los banqueros,  malísimos. Dentro de los políticos habría que distinguir entre los antiguos y los nuevos. Los primeros son una casta de corruptos imposibles de recuperar para el bien común. Los segundos unos iluminados capaces de dirigir desde arriba todos los asuntos humanos e incapaces de corromperse aunque controlen la máquina de imprimir dinero.
Yo, que soy suficientemente viejo como para conocer la naturaleza humana, pondría el acento en asegurar la responsabilidad de todas y cada una de las personas: trabajadores, empresarios, políticos… Que cada disfrute de los resultados de sus aciertos y pague el coste de sus negligencias. El problema de la crisis financiera y la corrupción política tiene una raíz común: un pequeño grupo de personas ha controlado ingentes sumas de dinero ajeno sin responsabilizarse de su propia gestión. La “solución” de Podemos consiste en dar a otro grupo de personas (ellos mismos) mucho más dinero ajeno y mucho más poder económico y político para controlarlo a sus anchas.
Por eso concluyo: “¡Viva Robin Hood!, pero mejor no darle motivos de vivir entre nosotros”.


 La Tribuna de Albacete (15/12/2014)

lunes, 8 de diciembre de 2014

La Constitución al habla

La longevidad de una Constitución es un buen criterio 
para medir la seriedad de un país 
y sus posibilidades de progreso sostenible.

Aquí la Constitución Española. En mi 36 aniversario creo tener derecho a sentirme a la vez joven y madura. Y a presumir de ser la segunda Constitución más longeva de España.
La longevidad de una Carta Maga es un bien criterio para medir la seriedad de un país y la posibilidad de mejorar poco a poco.  ¿Conocen ustedes otra vía para el progreso sostenible? Los Estados Unidos de América, por poner el ejemplo más relevante, acaban de celebrar el 227 aniversario de su Carta Magna. Lo han hecho recordando todos los problemas que les ha ayudado a superar, entre ellos, la Guerra de Secesión de 1861. Yo también he ayudado a superar, y sin necesidad de fusiles, el golpe militar de Tejero y los golpes secesionistas de Ibarretche y Mas.
En las constituciones, como en las grandes catedrales, se sabe cuándo se puso la primera piedra; la última siempre estará por poner. El edificio hay que adaptarlo a las necesidades de cada época. Cierto. Pero mucho perderíamos si cada generación se creyera con el derecho a hacer tábula rasa de su legado constitucional. ¿Cómo calificarían ustedes al arquitecto que destruyera la catedral de Colonia alegando que con cúpulas tan altas no funciona ningún sistema de calefacción?
En el Congreso de los Diputados, protegida por una hornacina de cristal, estoy escuchando estos días muchas propuestas de reforma. Entiendo que su integración es tan deseable como posible. El PP hace bien en insistir en que las reformas han de centrarse en problemas concretos y tener asegurado un respaldo amplio. Un tema concreto, sin embargo, no es sinónimo de pequeño y residual. Después de la movida independentista catalana,  el PSOE está en su derecho de proponer la sustitución del actual Estado de las autonomías por un Estado federal donde la distribución de competencias es más clara. UPD y Ciudadanos aprovecharán la reforma federal para acabar con los privilegios fiscales de vascos y navarros, manantial de agravios comparativos.
Sólo me queda una duda. ¿Habrá alguna propuesta capaz de aglutinar la mitad de los votos del referéndum de 1978? Entonces el 88% de los españoles votaron a mi favor. Esto como media, en Cataluña y otras regiones el porcentaje de síes rebasó el 90%.

 La Tribuna de Albacete (8/12/2014)

miércoles, 3 de diciembre de 2014

El Papa en el Parlamento Europeo

La "Escuela de Atenas", pintada por Rafael in 1510, 
puede darnos alguna pista para revitalizar a la Unión Europea


Estamos conmemorando el centenario de la I Guerra Mundial y el 75 aniversario de la II Guerra Mundial. Poco que celebrar. Mucho que recordar. La memoria ha de mantenerse viva para tener presente todo lo malo y lo bueno de que es capaz el ser humano. Las dos guerras mundiales suscitaron la Declaración de Derechos Humanos de 1948 y al Tratado de Roma de 1957, germen de la actual Unión Europea.
Estos principios (principios en el doble sentido de la palabra) fueron recordados, el pasado martes, por el Papa Francisco en su discurso ante el Parlamento Europeo. “En el centro de este ambicioso proyecto político se encontraba la confianza en el hombre (…) como persona dotada de una dignidad trascendente”. “Promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en beneficio de intereses económicos”. “Hablar de la dignidad trascendente del hombre, significa apelar a su naturaleza, a su innata capacidad para distinguir el bien del mal (…); significa sobre todo mirar al hombre no como un ser absoluto, sino un ser relacional”. No podemos consentir, concluyó, que Europa se convierta en un espléndido museo poblado de individuos solitarios y tristes. Ni que el Mediterráneo acabe siendo el cementerio de los inmigrantes que ansían la tierra prometida.
               “Cómo devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de las jóvenes generaciones, se encuentre la confianza para perseguir el gran ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y conscientes de los propios deberes?” La Escuela de Atenas, pintada por Rafael en 1510, puede darnos alguna pista para revitalizar a la UE. El dedo de Platón apunta hacia lo alto, al mundo de las ideas e ideales. La mano de Aristóteles se extiende hacia delante, a la realidad concreta de unas personas que reclaman nuestra asistencia. “El futuro de Europa, concluyó el Papa, depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel ‘espíritu humanista’ que, sin embargo, ama y defiende”.
La Tribuna de Albacete (1/12/2014)