El problema de fondo: estamos gestionando un mundo global
con normas nacionales
La mayoría
de los problemas de nuestro tiempo comparten la misma raíz: estamos gestionando
un mundo global con instituciones, normas y políticas nacionales. Hoy nos
fijaremos en la evasión fiscal. Tenemos derecho a quejarnos de que las empresas
multinacionales pagan pocos impuestos. Demagogias aparte, no podemos acusarlas
de delinquir. Se limitan a explotar a su favor la diversidad de sistemas
fiscales, amén de las fisuras internas de cada sistema nacional. Esta
diversidad obedece, precisamente, al deseo de atraer la sede oficial de las multinacionales.
El pez se muerde la cola.
Dentro de la
UE, Irlanda ha sido el país más agresivo. El tipo del impuesto de sociedades irlandés
es del 12,5% la mitad que la media Europea. Pero no acaba ahí la cosa. Irlanda,
ofrece paquetes fiscales exclusivos para las multinacionales de la información
y comunicaciones (TIC). Desde el 2003 al 2014 Apple ha estado tributando al 1%.
La Comisión
Europea ha dicho “basta” y le ha impuesto a Apple una multa de 13.000 millones
de euros, en concepto de “ayudas ilegales”. No es justo, argumenta la Comisión,
que una empresa TIC instalada en España pague el 25% de sus beneficios y su
competidora en Irlanda el 1%. Apple, con
el apoyo de los EE.UU., ha recurrido la decisión. Pasarán años hasta que veamos
quién paga qué.
Más
importante y eficaz será la propuesta de la Comisión Europea del pasado
miércoles, sobre armonización de la base imponible del impuesto sobre
sociedades que operan en el ámbito europeo. El siguiente paso será la unificación
de tipos impositivos. En principio, la competencia desleal por atraer
multinacionales y las posibilidades de ingeniería financiera quedarán muy mermadas.
Mi propuesta
es que el impuesto de sociedades pase a la UE. Parece justo pues los gastos de
la UE serían financiados por quienes más se benefician de un mercado de 500
millones de consumidores. Y tendríamos un impuesto suficiente y flexible, a la
altura de los objetivos fiscales que debe cumplir la UE.
No se nos
escapa que nuestro mundo va más allá de las fronteras del viejo continente.
Pero la imposibilidad de poner de acuerdo a todo el mundo no puede ser una
excusa para buscar un primer acuerdo en cada una de sus grandes áreas
económicas.
La Tribuna de Albacete (31/10/2016)