Invitan a seguir sus pasos hasta comprobar
que ciencia y fe pueden y deben reforzarse mutuamente
La semana
pasada comenté la discusión de la mesa redonda de profesores/investigadores en
la primera jornada Universitas sobre “Ciencia, razón y fe”. Hoy me centraré en
la mesa redonda de estudiantes donde se analizó la vida y obra de algunos “científicos
ejemplares”. La sesión fue tan profunda como entrañable. Los estudiantes
pusieron en evidencia de lo que son capaces cuando se confía en ellos.
Los
científicos elegidos habían de mostrar cómo la investigación científica puede
llevar a Dios y cómo la fe puede mejorar la actividad científica, al tiempo que
la pone al servicio de la humanidad. La elección no fue fácil pues son muchos
los científicos que iluminan el camino en ambas direcciones. Los estudiantes de
la UCLM optaron por tres científicos contemporáneos (Collins, Lejeune, Frankl) y
uno de los pioneros de la ciencia (Pascal).
La
presentación de Francis Collins (1950-), corrió a cargo de Lara García,
estudiante de Medicina. Collins fue el director del Proyecto Genoma Humano en
su etapa decisiva (1992-2008). Estamos hablando de un equipo de 2000 científicos
de 24 centros de investigación ubicados en 18 países. Su primer compromiso fue publicar
diariamente todos los hallazgos para que pudieran aprovechar a otros
científicos y médicos. Entre estos estaba Claig Verter, quien lideraba un
proyecto similar (Celera) pero que no soltaba prenda, obsesionado como estaba
en conseguir patentes farmacéuticas. La secuencia del ADN fue descrita por
Collins como “el lenguaje de Dios”. Su fe incipiente (de joven era ateo, para
no sentirse inferior a sus colegas) quedó reforzada. Y se convirtió en apóstol
a través de una fundación (Bio-Logos) que trata de demostrar como el
evolucionismo refuerza la imagen de un Dios creador y padre.
Jérôme
Lejeune (1926-1994) (presentado por Elena López, alumna de postgrado en
Economía) es considerado el padre de la genética moderna. Su descubrimiento del
síndrome de Down le encumbró como científico. Su propuesta de invertir los
fondos de investigación para curar esa y otras enfermedades genéticas en lugar
de recurrir al aborto, le defenestró para siempre. No sólo perdió esos fondos,
sino también la presidencia del CNRS, la cátedra y un premio Nobel que estaba cantado.
Sin recursos financieros siguió al pie del cañón defendiendo la vida y ayudando
a las madres que habían decidido sacar adelante a sus hijos deficientes.
María Helena
Sánchez, estudiante de derecho y ciencias religiosas, presentó la impactante vida
de Viktor Frankl (1905-1997). El método de curación de este psiquiatra vienés
(“logoterapia”) consiste en ayudar al paciente a encontrar el sentido de su
vida. Fue su fe judía quien le encaminó en la dirección científica adecuada. Y
fue su experiencia científica quien le ayudó a comprobar la importancia de la
fe para sobrevivir con entereza en las circunstancias vitales más adversas. Así
lo acredita, su propia experiencia en el campo de concentración de Auswitch.
La última
presentación corrió a cargo de José Luis Navarro, estudiante de
telecomunicaciones y periodismo. Versó sobre Blaise Pascal (1623-1662), uno de
los genios de las matemáticas y la estadística. Antes de los veinte años ya
había conseguido importantes avances científicos que lejos de alejarle de Dios
le acercaron a él. Tanto es así que decidió consagrar los últimos años de su vida
enfermiza a la reflexión filosófica y teológica. Sus “pensées” siguen siendo
una fuente de inspiración. Nos quedamos con este pensamiento: “Muy débil es la
razón si no llega a comprender que hay muchas cosas que la sobrepasan”.
Karl Popper, el gran filósofo
de la ciencia del siglo XX, advirtió que basta un experimento adverso para
desmontar una hipótesis científica. Dos hipótesis muy extendidas en los
círculos universitarios es que la fe en Dios impide el desarrollo de la ciencia
y de que la ciencia aleja de Dios. Estos cuatro científicos (que se podrían
multiplicar fácilmente) convierten tales hipótesis en bulos. Y lo que es más
importante: invitan a seguir sus pasos hasta comprobar que ciencia y fe pueden
y deben reforzarse mutuamente.
La Tribuna de Albacete (26/12/2012)