Unas veces aparecerá como héroe, otras como villano,
pero siempre en primer plano
Estos días
es noticia la caída de los precios del petróleo hasta niveles de los que ya
nadie se acordaba: 30 dólares/barril. Dentro de un año tal vez sea noticia que
el crudo vuelve a tocar su máximo histórico, los 150 dólares que alcanzó en 2008.
Estos vaivenes sacuden los bolsillos de los particulares, las cajas de las petroleras
y el erario público. Son un auténtico terremoto para las bolsas de valores y
quitan el sueño a los políticos. La historia contemporánea se podría escribir
desde la perspectiva del petróleo. Unas veces aparecerá como héroe, otras como
villano, pero siempre en primer plano.
El petróleo se
conoce desde tiempos remotos pero pasó a llamarse “oro negro” y a copar las
portadas de los periódicos hace 150 años cuando J.D. Rockefeller creó la Standard
Oil Company, todo un símbolo del poderío económico y político americano. El
hallazgo de un yacimiento era la mejor lotería que le podía tocar a un país. Un
regalo a veces envenenado como atestigua la “enfermedad holandesa, esa que
desestabiliza las a que vuelcan allí todos sus recursos.
Las empresas petroleras, privadas o públicas,
han sido el buque insignia de la economía moderna. Paradigma de buena
organización en los textos de economía de la empresa. En torno a ellas, todo hay que decirlo, se han
urdido todo tipo de intereses económicos e intrigas políticas. La más notoria
se llama OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). En 1973 acordó
reducir un 25% la extracción del crudo. El precio se multiplicó por cuatro
generando niveles de inflación y desempleo nunca vistos. El petróleo pasó a ser
el villano de los textos de microeconomía (cuando explican el oligopolio) y
macroeconomía (estanflación).
La
geopolítica del petróleo ha marcado los puntos calientes del planeta desde la
Segunda Guerra Mundial. No hubiera habido tantas guerras en Oriente Medio de no
mediar el petróleo. No hubieran participado en ellas los gobiernos occidentales
de haberse registrado en el África subsahariana que tiene de todo menos oro
negro.
El reciente
Protocolo de París (diciembre 2015) asesta un duro golpe a la industria del
petróleo. Por sus emisiones de CO2 está condenada a desmantelarse en 50 años. No
estoy yo tan seguro que el villano (ahora contra el medioambiente) baje la
cabeza. Llevamos 150 años oyendo que en los próximos 50 años se agotará el
petróleo y las portadas a las que da lugar.
La Tribuna de Albacete (25/01/2016)