lunes, 30 de noviembre de 2015

Thanksgiving

Sería deseable importar esta fiesta 
de fraternidad y acción de gracias


El lado malo de la globalización cultural es la invasión de festividades anglosajonas que nos llenan de vanidades y nos vacían los bolsillos. En este mes, sin ir más lejos hemos sufrido los horrores de Halloween y la locura del Black Friday. En diciembre llegarán Santa Klaus y Papá Noel, alfombrando el camino a los Reyes Magos. “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”, que diría el Eclesiastés.
El lado bueno de la globalización es que podemos aprender de las mejores tradiciones de otros países. El jueves pasado escuchamos en Europa los ecos del Thanksgiving Day que se celebraba en Estados Unidos y Canadá. Ocurrió en Massachusetts, en 1621. Los colonos europeos compartieron con los indios aborígenes una cena de fraternidad para dar gracias a Dios por haber sobrevivido al frío y al hambre.
Sería deseable importar esa fiesta de fraternidad y acción de gracias. Un día para celebrar con amigos y "enemigos" (colonos e indios) la mera oportunidad de vivir y convivir. En la fiesta comprobaríamos que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Un día para agradecer y compartir tantas maravillas que nos rodean, incluso en medio de las crisis económicas. Un día para agradecer cosas tan simples y tan trascendentes como la familia.
Por economía del lenguaje (quiero entender que es sólo por eso) los españoles estamos a punto de borrar del diccionario palabras tan importantes como “gracias” y “por favor”. En Inglés se consideraría una falta de educación responder “sí” o “no”, a secas. Lo correcto es decir: “Yes, please”, “No, thanks”. Recuerdo, por lo mucho que me dolió, la respuesta del camarero de Nueva York a mi petición a la española: “A cup of coffee”. “Aunque sea negro, respondió indignado, tengo derecho a que me pidan las cosas "por favor”. Algo parecido me contaba una compañera: “Cuando vuelvo de Inglaterra me paso una semana pidiendo las cosas por favor y dando gracias de todo lo recibido”.
          ¡Qué lástima que esta actitud no sobreviva más de una semana! Si alguna vez me nombran Ministro de Cultura instauraré el “Día de Acción de Gracias” para avivar el espíritu de agradecimiento.


La Tribuna de Albacete (30/11/2015)