Nadie da lo que no tiene
El próximo
domingo se celebrarán las elecciones catalanas al Parlament. El actual Presidente
de la Generalitat las presenta como unas elecciones plebiscitarias que, de
ganar la agrupación “Juntos por el SÍ”, desembocarán en la independencia de
Catalunya. ¿Quién se atreverá a contrariar a la voluntad popular expresada en
un referéndum o elecciones plebiscitarias?
La cuestión
de fondo es otra y debería formularse con claridad. La pregunta sería: “¿Está
usted dispuesto a saltarse el Estado de Derecho y construir un gobierno al
margen de la legalidad?” Quienes voten a “Juntos por el SÍ” han de ser
conscientes que están rechazando uno de los mayores logros de la civilización
occidental. Y habrán de atenerse a las consecuencias. La primera, la
frustración de comprobar que nadie da lo que no tiene.
No sólo los independentistas,
también los otros han caído en la trampa de Mas. En las últimas semanas han
proliferado declaraciones de este tenor: “Si gana la agrupación y Cataluña se
independiza sin acuerdo del Gobierno español, nuestros bancos abandonarán la
región”. Niego la mayor. Ni con referéndum ni con elecciones plebiscitarias, ni
con el beneplácito del Gobierno ni en contra del mismo, Cataluña podría
independizarse de España. Serían actos nulos de pleno derecho por conculcar el
artículo primero de la Constitución. Nadie
da lo que no tiene.
Un poco de
historia ayudaría a Más y Junqueras a
situarse en su lugar. El 6 de Octubre de 1934, tras ganar unas elecciones
municipales, los líderes de ERC, Francesc Maciá y Lluis Companys, proclamaron
solemnemente: “Catalanes: Interpretando el sentimiento y los anhelos del pueblo
que nos acaba de dar su sufragio, proclamamos la República Catalana como Estado
integrante de la Federación Ibérica”. Tres días después hubieron de tragarse
sus palabras: “ERC renuncia a la República Catalana a cambio de poder presentar
en las futuras Cortes Constituyentes españolas el Estatuto de Autonomía”. Eso
es lo que Cataluña tiene hoy y eso es lo que puede mejorar sin necesidad de
reformar la Constitución española.
Uno puede
ser partidario de la independencia, formar un partido independentista y hasta ganar
las elecciones por mayoría aplastante. Para conseguir la independencia se
necesita algo más: reformar la Constitución siguiendo los procedimientos
marcados por ella. Afortunadamente todavía vivimos en un Estado de Derecho
donde la Constitución me obliga y defiende a mí, al Presidente de la Generalitat
y al Jefe del Estado español.
La Tribuna de Albacete (21/09/2015)