domingo, 8 de noviembre de 2015

Estado-dependencia

La política española necesita un partido liberal 
que fomente la libertad responsable de los individuos

Una de las cosas más decepcionantes de la campaña electoral es la coincidencia de todos los partidos políticos en un error básico: su promesa de solucionar desde arriba todos los problemas sociales, económicos y políticos. Incluso los problemas creados por la expansión irresponsable del estado se solucionarían con más estado. A esto se le llama “Estado-dependencia”
Si el portero de la Moncloa me autorizara, colgaría en las columnas que adornan la entrada del palacio un cartel con el siguiente texto. “Se necesita con urgencia un partido liberal. Un partido que ame la libertad en todos sus campos, también en el económico. Que deje a la sociedad organizarse de abajo arriba y no trate de edificarla de arriba abajo. Que en vez de aumentar la estado-dependencia anime a la sociedad civil a asumir su papel. Que fomente la cultura del esfuerzo y la responsabilidad en lugar de ahogarla con subsidios. Que viva con discreción y deje vivir”.
No es tiempo de ñoñerías. Necesitamos un Estado fuerte, capaz de realizar con eficacia una serie de tareas. Pero fuerte no significa grande ni, mucho menos, discrecional. El tamaño y la discrecionalidad crean el mejor caldo de cultivo para la ineficiencia y la corrupción. Tampoco se trata de acabar con el Estado del bienestar que tiene muchas cosas buenas e insustituibles. Se trata más bien de salvaguardarlo de sus entusiastas. De aquellos que lo están envenenando a base de engordarlo y de olvidarse de los criterios más elementales de eficiencia económica.
Me temo que el portero de la Moncloa se reiría al leer mi cartel. De su boca saldrían estas palabras: “¡Pero en qué mundo vive usted, buen señor! Por este palacio han pasado muchos inquilinos. Cada uno con sus propias manías, pero todos con la misma preocupación fundamental: prorrogar su estancia por cuatro años adicionales. Para ello han de regar con subvenciones a los posibles votantes. Usted los ahuyentaría con esas ideas tan liberales”.

Es importante tocar con los pies en el suelo. Reconozco que la respuesta liberal no es una solución mágica de alcance universal. No hay solución fácil para la mayoría de los problemas que nos afligen. Por eso me indigno al ver que los políticos (tanto los veteranos como los noveles) se presentan como salvadores de la humanidad y se creen capaces de organizar desde arriba el paraíso terrenal. La política española no necesita mas mesías sino un partido liberal que fomente la liberad responsable de los individuos.
La Tribuna de Albacete (09/11/2015)