lunes, 13 de julio de 2015

Las dos caras del euro

En 1999 se esculpió la cara monetaria del euro. 
Es el momento de esculpir su cara institucional

Los economistas anti-euro (casi todos ellos americanos e ingleses) están aprovechando la crisis griega para recordarnos lo que vaticinaron en 1999: “El euro está condenado al fracaso porque Europa no es un área monetaria óptima”.  A mi entender el verdadero problema estriba en que durante estos quince años nadie se ha preocupado de crear las instituciones que propician la transformación de un territorio cualquiera en área monetaria óptima.
Fue Robert Mundell (canadiense y Premio Nobel de Economía en 1999) quien exploró los requisitos para ser un área monetaria óptima. Los ciclos económicos han de estar acompasados en todo el territorio. En caso contrario, concluyó, era preciso que los parados pudieran emigrar a las regiones prósperas. O que algún ente central transfiriera fondos a las regiones en declive para dinamizarlas.
Yo no pondría el acento en las transferencias, que suelen alimentar la cultura del subsidio. Lo pondría en las instituciones que aseguren una igualdad de derechos básicos al tiempo que incentivan a trabajar e invertir más.  La UE ha de controlar las palancas claves de la política macroeconómica y el sistema de seguridad social para jubilados y parados.
“Café para todos”, dirán algunos. Vale, pero la cantidad de café ha de ser acorde a lo que cada uno paga y dar estímulos a la superación. El sistema europeo de seguridad social garantizaría, por ejemplo, el 80% del sueldo por el que se ha cotizado en los últimos 25 años.  Si los griegos cotizan la mitad que los alemanes, su pensión media será la mitad. La diferencia real no sería tan abultada pues el coste de la vida en Atenas es inferior al de Berlín.
Por lo que respecta al desempleo, hay que escoger un modelo que anime a los parados a buscar trabajo dónde sea. El modelo austriaco de la mochila parece idóneo. Con cada nómina, los trabajadores reciben unos vales que certifican el pago del seguro de desempleo y que podrán ser canjeados por dinero si caen en el desempleo. El que más días trabaje más vales tendrá disponibles para canjear durante su jubilación. Y si tampoco llega a gastarlos, podrá darlos en herencia a sus hijos. No es casualidad de que en Austria el desempleo no pase del 5% ni en las crisis más severas.
En 1999 se esculpió la cara monetaria del euro. Es el momento de esculpir la cara institucional. En su ausencia, los planes de la UE para Grecia no pasarán de ser parches presupuestarios y financieros. Parches que tapan las heridas… sin curarlas.
La Tribuna de Albacete (13/07/2015)