lunes, 1 de noviembre de 2021

Espirales inflacionistas

               Hace una semana alertábamos de la subida de la inflación em España. Tras varios años con un IPC inferior al 1%, en septiembre 2021 subió al 4%. Los últimos datos del INE lo sitúan ya en el 5,5%. ¿Seguirá subiendo? No necesariamente. La causa del actual brote inflacionista es el aumento del precio del gas, la gasolina y la electricidad. El resto de los productos que integran la cesta de la compra todavía no sobrepasa el umbral del 2% recomendado por el BCE.

     Una espiral inflacionista se desencadena cuando los salarios están indiciados a la inflación pasada. Los aumentos de precios provocan aumentos de salario que se vuelven a trasladar a los precios. Uno de los objetivos de la contrarreforma laboral propuesta por Podemos es, precisamente, la indiciación de salarios típica del tardo-franquismo.

         La política monetaria antiinflacionista también puede contribuir a la generación de espirales inflacionistas cuando la autoridad monetaria pierde el control de la cantidad de dinero. Ocurre cuando el Tesoro emite deuda pública para pagar los intereses de la deuda o los salarios los funcionarios, y al BC no le queda más remedio que emitir dinero para comprarla. En esas circunstancias es más que probable que los ciudadanos desconfíen del valor del dinero legal y traten de desprenderse del mismo. Por ahí han empezado casi todas las hiperinflaciones. 

Volvamos a la situación actual. Como el problema de la inflación afecta a todos los países europeos es de esperar que el BCE eleve el tipo de interés. Los Estados más endeudados (Italia y España a la cabeza) verán aumentar su déficit y no les quedará más remedio que endeudarse al interés que sea. Las autoridades monetarias difícilmente podrán resistir la presión para monetizar la deuda y emitirán dinero para adquirir la nueva deuda.

Una expansión monetaria irresponsable se manifiesta rápidamente en inflación de activos, léase, burbujas inmobiliarias y bursátiles. El efecto sobre los bienes que integran la cesta de la compra es más lento, pero no hay que descartarla. Algún lector objetará que esas referencias a la pérdida de confianza en el dinero legal son imposibles en economías avanzadas. Pero no, el dinero es, antes de nada, un acto de fe. Los ricos son los primeros que la pierden. 

La Tribuna de Albacete (1/11/2021)