lunes, 22 de noviembre de 2021

Verde nuclear

 

“Nuclear no, bases fuera”. Este fue uno de los slogans más repetidos durante la transición democrática española. Cuando Felipe González, uno de líderes de aquellas protestas juveniles, llegó a la Presidencia del Gobierno en 1982 España entró en la OTAN y se enganchó al tren de la energía nuclear pilotado por Francia y Alemania. ¡Eran otros tiempos! 

El accidente de Fukushima envalentonó a los grupos antinucleares. Me refiero a aquel terremoto-maremoto que dañó una central nuclear. Fallecidos solo se registró una persona siete años después a consecuencia de las radiaciones. En Alemania, los Verdes vendieron su apoyo al SPD a condición de clausurar todas las centrales nucleares antes del 2020. En España el PSOE renunció a nuevos proyectos nucleares y adelantó el cierre de las centrales existentes. 

En la reciente Cumbre de Glasgow, los mandatarios de los países signantes de los Acuerdos de Paris (2015) explicaron fueron invitados a explicar los avances en el proceso de descarbonización. Esta fue la tónica general de sus discursos: “Hemos eliminado X plantas de carbón y cerraremos antes del 2035 las pocas centrales nucleares operativas; para el 2050 nuestra electricidad será 100% renovable y verde; un país impulsado por su viento y su sol”. 

Y llegó el turno de Emmanuel Macron. Sus palabras (no textuales) dejaron helados a sus colegas. “Francia seguirá en su empeño por conseguir una electricidad renovable y limpia, la más verde de todas, la nuclear. Sus emisiones directas de CO2 son nulas; las indirectas y el tratamiento de los residuos se neutralizarán antes de 2050 con los nuevos proyectos. En la actualidad, los 45 reactores instalados generan el 70% de la electricidad y 220 mil empleos en las 3000 empresas del sector. La energía nuclear nos hace económicamente más competitivos, más independientes en energía, y más seguros. Nuestra electricidad cuesta un 40% menos que la alemana y la española. No estamos sometidos a la buena voluntad de los proveedores de gas ni a la bendición de los dioses Helio y Eolo. Nos sentimos físicamente seguros pues en 70 años no hemos sufrido ningún accidente nuclear”. 

Mi conclusión. Ecología sí, Ecolatría no. La ciencia y la razón no debiera ser ahogarda por el corazón y las ideologías.

La Tribuna de Albacete (22/11/2021)