miércoles, 4 de enero de 2017

Feliz día nuevo

Todas las mañanas empieza un año nuevo

Ayer, desempolvando mi biblioteca, cayó al suelo un texto de Miguel d’Ors, poeta de lo cotidiano desde el humanismo más profundo. El libro quedó abierto en el poema: “Vida nueva” cuya primera estrofa reza así: “1 de enero. El mirlo de mi barrio amanece cantando la misma partitura de todas las mañanas. Y el tonto que hay en mi piensa: Infeliz, no sabe que esta mañana es la del Año Nuevo”. La última estrofa recoge el pensamiento del mirlo: “Infeliz Miguel d’Ors (…) no entiende el verdadero calendario. No sabe que todas las mañanas empieza un año nuevo y cada día es algo de verdad extraordinario”.
Exquisita sabiduría, la del mirlo. Bien está que celebremos el uno de enero de cada año con un poco de cava y muchos buenos propósitos. Necesitamos ponernos metas a medio plazo. No nos importe repetirlas cada año; es una de las servidumbres asociadas a la frágil memoria humana. Ahora bien, para que estas metas ayuden a superarnos, deben colgarse de otras más altas, capaces de dar sentido a toda una vida. Y deben concretarse en otras más pequeñas, las que orientan nuestros pasos en el día a día. 
Los hombres nos singularizamos tanto por las metas que ambicionamos como por la perseverancia en el esfuerzo por conquistarlas. José María Pemán decía con su gracejo gaditano: “Conocemos a los héroes del 2 de Mayo de 1808 y no escatimamos elogios para ellos. A mí me gustaría conocer a los héroes del 2 de mayo, del 3 de mayo, del 4 de mayo… ”
Bajamos del mundo de la poesía a otro más profano, el que todo el mundo entiende, el del fútbol. Hace unas semanas visité a unos familiares madrileños, muy del Atlético. Mi primo me explicaba el provecho que le sacaba, en su tarea educativa, a los mensajes del entrenador Cholo Simeone: “Las competiciones se ganan partido a partido. El de hoy es el más importante”.

Comparto la sabiduría de la vida que hay detrás de las palabras de Simeone, Pemán y d’Ors. La noche está para eso. Para enterrar las rencillas y angustias cotidianas que podrían ahogarnos en un vaso de agua. Para recobrar fuerzas y animarnos a empezar el nuevo día como si fuera el más importante hasta la fecha.  ¡Feliz día nuevo!
La Tribuna de Albacete (02/01/2017)