lunes, 31 de octubre de 2016

Armonización fiscal en la UE

El problema de fondo: estamos gestionando un mundo global 
con normas nacionales

La mayoría de los problemas de nuestro tiempo comparten la misma raíz: estamos gestionando un mundo global con instituciones, normas y políticas nacionales. Hoy nos fijaremos en la evasión fiscal. Tenemos derecho a quejarnos de que las empresas multinacionales pagan pocos impuestos. Demagogias aparte, no podemos acusarlas de delinquir. Se limitan a explotar a su favor la diversidad de sistemas fiscales, amén de las fisuras internas de cada sistema nacional. Esta diversidad obedece, precisamente, al deseo de atraer la sede oficial de las multinacionales. El pez se muerde la cola.
Dentro de la UE, Irlanda ha sido el país más agresivo. El tipo del impuesto de sociedades irlandés es del 12,5% la mitad que la media Europea. Pero no acaba ahí la cosa. Irlanda, ofrece paquetes fiscales exclusivos para las multinacionales de la información y comunicaciones (TIC). Desde el 2003 al 2014 Apple ha estado tributando al 1%.
La Comisión Europea ha dicho “basta” y le ha impuesto a Apple una multa de 13.000 millones de euros, en concepto de “ayudas ilegales”. No es justo, argumenta la Comisión, que una empresa TIC instalada en España pague el 25% de sus beneficios y su competidora en Irlanda el 1%.  Apple, con el apoyo de los EE.UU., ha recurrido la decisión. Pasarán años hasta que veamos quién paga qué. 
Más importante y eficaz será la propuesta de la Comisión Europea del pasado miércoles, sobre armonización de la base imponible del impuesto sobre sociedades que operan en el ámbito europeo. El siguiente paso será la unificación de tipos impositivos. En principio, la competencia desleal por atraer multinacionales y las posibilidades de ingeniería financiera quedarán muy mermadas.
Mi propuesta es que el impuesto de sociedades pase a la UE. Parece justo pues los gastos de la UE serían financiados por quienes más se benefician de un mercado de 500 millones de consumidores. Y tendríamos un impuesto suficiente y flexible, a la altura de los objetivos fiscales que debe cumplir la UE.
No se nos escapa que nuestro mundo va más allá de las fronteras del viejo continente. Pero la imposibilidad de poner de acuerdo a todo el mundo no puede ser una excusa para buscar un primer acuerdo en cada una de sus grandes áreas económicas.
La Tribuna de Albacete (31/10/2016)