El saber no ocupa lugar...
pero expulsa prejuicios
“El saber no
ocupa lugar”, reza el refrán. “Pero expulsa prejuicios”, añadimos nosotros. Esta
es una de las mejores contribuciones de la ciencia. Y uno de los objetivos
perseguidos en la V Jornada Universitas que habló de “Refugiados y migrantes
forzosos”. En la última sesión, María Ángeles Davia (UCLM) y Jaime Pons
(Sevicio Jesuita de Migrantes) presentaron datos y estudios científicos,
mientras que el sacerdote iraquí Naim Shoshandy ofrecía su testimonio personal.
La
honestidad intelectual obliga a poner los datos en su contexto y tratarlos con
rigor estadístico. 65,3 millones de desplazados en el mundo a finales del 2015
es ciertamente un drama humanitario. Pero un drama que afecta especialmente a quienes
huyen presionados por las armas o el hambre y a los pobres países aledaños
obligados a acoger el 86% de migrantes. En la Unión Europea y Estados Unidos,
que somos quienes más nos quejamos, apenas reside el 9% de esos 65 millones de
desplazados. Acercando el zoom. A España le han asignado un cupo de 600
refugiados sirios en el primer semestre del 2016 y solo ha acogido 300.
Los
estudiosos coinciden que, a largo plazo, los efectos económicos y fiscales de
la emigración son positivos. La llegada de población joven y bien preparada
siempre ha sido una buena noticia. La solución a los problemas de corto plazo,
que indudablemente existen, estriba en legalizar a los inmigrantes cuanto antes
e invertir en su incorporación.
El Padre
Naim, sacerdote refugiado en Albacete, dio a la Jornada el toque humano. En su
ciudad natal (Qaraqosh, Irak) convivían armónicamente diferentes religiones.
Así hasta la llegada en 2012 del Daesh. Todos empezaron a desconfiar de todos.
A los cristianos les dieron tres opciones: convertirse al Islam, pagar al
Estado Islámico una fuerte suma de dinero o emigrar. –“Pero, ¿por qué íbamos a abandonar nuestra
tierra, casa, iglesia, familia y amigos, que forman parte de nuestra identidad?”
La razón la comprendieron una madrugada de agosto de 2014, cuando la ciudad fue
bombardeada por los aviones de Daesh. –“Huimos con lo puesto”. El deseo del
Padre Naim es volver cuanto antes a su tierra para reconstruir la ciudad de
Qaraqosh y la convivencia entre cristianos y musulmanes. No pidió dinero sino
oraciones. Él se comprometió a rezar para que los españoles valoráramos el don
de la paz y acogiéramos con misericordia a los que no gozan de ella.
La Tribuna de Albacete (17/10/2016)