miércoles, 3 de octubre de 2012

España federal

Es imposible contentar a los separatistas.
Pero sí podemos y debemos aclarar las reglas del juego y los límites del campo.

El modelo territorial de la Constitución española de 1978 presenta muchos logros y dos inconvenientes serios: asimetría territorial (que esconde flagrantes beneficios para el País Vasco y Navarra) e indefinición en el reparto de competencias. Esta indefinición ha llevado a continuos choques de trenes entre las regiones y de éstas con el Estado.  En Alemania, los conflictos competenciales se reducen a un par de casos al año. En España, la media se sitúa 75. ¿Se sorprenderá alguien de que el Tribunal Constitucional español haya acabado tan bloqueado y politizado? 
                El Estado autonómico ideado en 1978 ha servido para muchas cosas, pero no para su objetivo primero: serenar los ánimos independentistas de algunos colectivos del País Vasco y Cataluña. El PNV, para empezar, votó en contra del Título VIII de la Constitución, donde se les reconocía el sistema de cupo como un derecho histórico. Por supuesto, los sucesivos presidentes del PNV no renunciaron a los privilegios del cupo. Cataluña se ha quejado siempre de la asfixia financiera a la que le sometía Madrid. Por eso pidió y consiguió que la participación de las comunidades autónomas en la recaudación de los grandes impuestos estatales subiera del 15 al 33 y al 50%. Lamentablemente en tiempos de crisis el 50% poco es poco y por eso el programa electoral del Sr. Mas reclamaba un pacto fiscal con el Estado español a semejanza del que gozan el País Vasco y Navarra. Después la multitudinaria manifestación independentista del pasado 11 de septiembre, Mas se montó en el carro independentista; un carro sin frenos que nadie sabe donde puede acabar.
                Es imposible contentar a los separatistas. Pero sí podemos y debemos aclarar las reglas del juego y los límites del campo. Eso es lo que propicia el modelo federal, que no el autonómico. Por eso mi propuesta consiste en reformar la Constitución en la línea federal para conseguir un Estado tan fuerte y eficaz como los EE.UU. y Alemania. El PP debería sumarse al PSOE en esta propuesta que tal vez es la única que puede mantener a España unida y en forma.
                Los cambios constitucionales que se requieren son mínimos. La primera columna del federalismo consiste en una cámara territorial que da el visto bueno a todas las leyes federales con repercusiones territoriales y que favorece los acuerdos entre regiones. La segunda columna consiste en un reparto sensato y claro de competencias. El modelo alemán puede servir de ejemplo. La tercera, un reparto equitativo y claro de la recaudación fiscal de los grandes impuestos entre los tres niveles de gobierno (central, regional y local). El sistema fiscal funcionará bien si favorece la responsabilidad. El político que prometa más gasto ha de explicar a sus votantes de dónde obtendrá los recursos, es decir, los impuestos sobre los que establecerá recargos. Lo que no vale es prometer el oro y el moro en la campaña local y luego culpar al Gobierno central de “asfixia financiera”.
                ¿Qué pasaría en un Estado federal serio si aparece un Artur Mas pidiendo la secesión?  En los Estados Unidos de América, Lincoln dejó claro a Douglas que el derecho a la secesión, propio de una confederación, había desaparecido desde que en 1877 la Constitución creó un Estado federal. Eran otros tiempos. Hoy día no hace falta una guerra para parar los pies a quienes defienden la “secesión a mano alzada”, saltándose las reglas básicas de un Estado de Derecho. En la República Federal de Alemania, si el presidente de un Länder llegara a Berlín con una propuesta de esta guisa, le obligarían a pasar por el arco de la legalidad. Y punto.
Es algo tan de sentido común que estoy convencido que el propio Artur Mas aplicaría la misma medicina si el alcalde de un municipio catalán le transmitiera que el 100% de los vecinos han votado la independencia de Cataluña y de España para no pagar impuestos a nadie. En todos los debates del proceso electoral que acaba de comenzar en Cataluña, yo le plantearía al Sr. Mas siempre la misma pregunta: “¿Qué haría usted si uno de sus municipios quiere independizarse de Cataluña? Piense bien la respuesta, porque será la misma que le daremos nosotros a usted y la misma que darían en cualquier estado democrático de derecho”.
La Tribuna de Albacete (03/10/2012)