domingo, 1 de diciembre de 2024

Ética arrojadiza 3 -Bulos

 

“La verdad” destaca entre los valores fundantes de todos los códigos éticos. También en la cultura del pueblo sabio: “La Verdad; no mi verdad” matizó nuestro Antonio Machado. “La mentira” es lo contrario de la verdad. Los mandamientos esculpidos en piedra por Moisés resumen nuestra actitud ante el prójimo en tres verbos: “No matar, no robar, NO MENTIR”.

Los bulos son la forma más eficaz de mentir en la época de internet. Son “mentiras orquestadas” que tratan de confundir a la opinión pública y que internet difunde como la pólvora. Los escándalos son más fáciles de vender que las noticias “normales”. Los medios de comunicación hacen bien en informar de los escándalos. Pero hemos de exigirles responsabilidad.

Sería un error cargar nuestro malestar en la maquinaria de internet y en los medios de comunicación. Parte de la culpa recae en los ciudadanos de a pie (nosotros) que estamos perdiendo el gusto por la verdad y la capacidad de reflexionar sobre la veracidad de cualquier noticia. Contrastar los datos resulta demasiado tedioso para personas criadas en la inmediatez y estimulados por el olor a sangre.

Y no olvidemos a la clase política. A menudo son los políticos quienes lanzan un bulo con la esperanza que provoque un incendio. “Nos conviene que haya tensión”, dijo Zapatero al acabar una entrevista de Gabilondo sin percatarse que el micrófono seguía abierto. Los políticos experimentados son los que responden ante un presunto bulo con otro bulo más descarado. Los que gritan sin titubear y mienten sin pestañear.

El manual de deontología política ha encontrado en la “lucha contra el bulo” su mejor arma arrojadiza.  “Mi verdad” (la de los políticos) se identifica con la verdad a secas; la verdad tradicional ya no cuenta. El objetivo ya no es restaurar la verdad, sino ahogar al adversario con bulos de toma y daca.

La Tribuna de Albacete, 02/12/2024