domingo, 22 de diciembre de 2024

Dos buenas noticias, por Navidad

 

En los últimos años, las calles de algunas ciudades europeas y las marquesinas de los autobuses anuncian un mensaje tan obvio como desconcertante: “Dos buenas noticias por Navidad: Dios existe … y no eres tú”.

“Dios existe”. Son muchos los que han descubierto indicios de la existencia de Dios en la creación o la vida de los santos. El mensaje de la Navidad es más sorprendente y reconfortante. Ese Dios se ha rebajado a la altura de los hombres para que podamos alabarle e implorarle con toda naturalidad. Es el mismo Dios que dará su vida en el Calvario para salvarnos del pecado que nos esclaviza. Ninguna religión se había atrevido a proponer tal despropósito.

“Tú no eres Dios”. Cuando ignoramos a Dios, acabamos hincando las rodillas ante los becerros de oro o carne que dominan cada época. Y la cosa no acaba aquí. Al final, nos erigimos en dioses y nos creemos con el derecho de exigir a los demás la reverencia debida. No soportamos la menor ofensa de los demás al tiempo que exigimos plena empatía con nuestras debilidades. Como son muchos los que se creen dioses, el conflicto está servido. La rivalidad entre los dioses de las culturas antiguas muestra las consecuencias de una actitud tan ridícula. Ya en el primer capítulo del génesis se nos advierte del peligro de querer ser como dioses. Eva y Adán comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal. De la fruta que les hacía creer que eran dioses capaces de santificar todo lo que hacían o dejaban de hacer, al tiempo que condenaban los pensamientos y actos de sus semejantes. Con esa actitud, la convivencia entre los hombres se haría insoportable, la civilización humana acabaría con el hombre.

Cada Navidad es una nueva oportunidad para recordar que tenemos un Dios que se ha encarnado para rescatarnos del pecado sacrificando su propia vida.  ¡Feliz Navidad!

La Tribuna de Albacete (23/12/2024)