El calamar se defiende de sus perseguidores arrojando
chorros de tinta. La actual política española sigue esa estrategia rebautizada
como “fábrica de fango”. La novedad es que está fábrica es capaz de crear tinta
cada vez más negra reciclando los ataques del enemigo. El botón de muestra nos lo ofrece el breve
discurso del President of Spain (P.S.) en el 46 aniversario de la Constitución
española (CE).
La tragedia de las riadas en Valencia sur, obligaba a
mandar un mensaje de solidaridad y, de paso, un dardo contra la extrema derecha
que se había atrevido a criticar la inacción del Gobierno para prevenir
desbordamientos y ayudar a los damnificados. P.S. sacó pecho para recordar que habían
estado allí desde el minuto uno y para cargar toda la culpa de la tragedia del
siglo al negacionismo climático de la oposición.
El Presidente aprovechó para reivindicar su
constitucionalismo que consiste en crear nuevos derechos y blindarlos frente a
la derecha reaccionaria. ¿Quiere esto decir que está dispuesto a acabar con los
derechos fundamentales de la CE como la vida y la libertad de expresión? ¿O que
buscará un sustituto al Estado autonómico y la separación de poderes?
En un discurso más propio de una campaña electoral, P.S. presumió
de que nuestra economía era el motor de la UE y que España gozaba del máximo
respeto internacional. La carestía del alquiler y compra de la vivienda, se
solucionará cuando las CC.AA. del PP arrimen el hombro. Lamentablemente, las
estadísticas son tozudas: la tasa de paro en España dobla la media de la UE y
el precio de la vivienda se acelera tras cada reforma gubernamental. La escalada de deuda e impagos estatales nos
aboca a otra crisis como la del 2008.
Moraleja, “dime de lo que presumes y te diré de lo que
careces”.
La Tribuna de Albacete (16/12/2024)