lunes, 17 de enero de 2022

El gran teatro de la política

En el gran teatro del mundo, el escenario principal lo llena la política. El objetivo, casi único, de nuestros políticos es ganar las próximas elecciones para llegar al poder, acumular más poder y perpetuarse en el poder. La estrategia dominante consiste en seducir a los votantes con promesas tan maravillosas como irreales. A la oposición, ni agua.

La ley de Reforma Laboral gestada a lo largo del 2021es un buen ejemplo del teatro en el que hemos convertido la democracia. “Derogar la ley laboral del PP” pasó a ser un objetivo prioritario desde el primer día de la coalición gubernamental PSOE-UP. La rivalidad del contubernio translucía en la pugna por atribuirse todas y cada una de las propuestas de desguace. Nadia Calviño aprovechó sus contactos con la UE para advertir del abismo al que abocaban las propuestas de sus socios comunistas. Yolanda Díez (UP-IU) viajó a Roma para obtener la bendición papal a una ley que promovía la dignidad de los trabajadores y el trabajo de calidad.

Desde un primer momento la artillería pesada se lanzó contra el PP. En el tramo final le han recordado que de no votar a favor de la reforma quedará retratado como un partido antisistema. Los populares reprochan que no se les hubiera invitado desde el principio y se congratulan de que sigan en pie las columnas de su ley laboral. Recuerdan que es la que más empleo ha creado en España mientras que el PSOE solo crea empleo para políticos afines y funcionarios.   

Los sindicatos, felices de haber recuperado el protagonismo que les confería la negociación colectiva. La patronal disimula la alegría de que esa negociación tenga prohibido tocar los temas más conflictivos: contratación y despido.  

¡Por fin hemos conseguido el consenso que deja a todos los agentes sociales y políticos felizmente enfrentados! Mientras tanto, España seguirá ocupando los primeros puestos mundiales en tasas de desempleo y precariedad laboral.

La Tribuna de Albacete (17/01/2022)