Hace
un par de semanas hablé del “cementerio de la deuda pública”. Me equivoqué de
palabra; quería decir “dormitorio”, el lugar donde dormía la deuda soberana comprada
por el BCE. Una deuda barata, pero deuda, al fin y al cabo, que habrá de
amortizarse cuando la economía se recupere. Hoy voy a hablar del “crematorio”
de la deuda publica propuesto en el manifiesto presentado el pasado 8
de febrero por 100 economistas europeos. Exigen al BCE la quita total de la
deuda soberana con el único compromiso de invertir la misma cantidad de dinero en
la superación de la crisis sanitaria y medioambiental. España, con una quita de
300.000 euros, sería el país más beneficiado. El PSOE y UP le han dado pleno
apoyo.
Los problemas advertidos en el
propio manifiesto son despachados con respuestas optimistas. Las reproduzco aquí.
Confío que el lector reflexivo advertirá por sí mismo la debilidad de tales
argumentos y el deseo de introducir por la puerta de atrás un cambio de régimen
económico y político.
Primer problema: El BCE no puede
condonar ni comprar directamente la deuda soberana. Respuesta del manifiesto:
la política está por encima de las leyes. Luego matizan: Por supuesto, el BCE
no puede imponer condición alguna; tampoco hemos de fiarnos de esos políticos
irresponsables que temen gastar y endeudarse, y que se afanan por amortizar la
deuda en tiempo y forma.
Segundo problema: Ese dinero ya está gastado. Respuesta: evidente,
se trata de pedir otro crédito similar a interés cero. Luego se ampliará hasta los
2,5 billones de euros. Mis dudas: ¿Por qué hablan de préstamos si lo que desean
son subvenciones incondicionadas? ¿Qué impide generalizar este sistema para
financiar cualquier necesidad social, por ejemplo, una renta básica universal e
incondicional?
Tercer problema: ¿y si las medidas propuestas generan
una crisis económica? Respuesta: La experiencia histórica demuestra lo
contrario. En 1953 la quita de 2/3 de la deuda alemana posibilitó el milagro económico
de la RFA de la postguerra. Mi contrarréplica: No explican que esa deuda empezó
a acumularse durante la República de Weimar, ni de la hiperinflación y
desempleo masivo que su monetización trajo consigo. Tampoco reconocen que el
milagro alemán surgió de la iniciativa privada amparada por ese régimen liberal
y ortodoxo que Adenauer denominó “economía social de mercado”.
La Tribuna de Albacete (15/03/2021)