domingo, 3 de mayo de 2020

Señor del Mundo

          Inicié la cuarentena con la lectura del libro de R.H. Benson,  Señor del Mundo (1907). ¡Impresionante! Ha merecido un lugar de honor en la estantería de “libros proféticos” junto al Mundo Feliz de Huxley y 1984 de Orwell. Cada autor con su ideología y estilo, ofrece reflexiones noveladas, que no ensoñaciones, sobre el futuro de una sociedad sin moral natural, sin personas libres y sin Dios.
       Los Estados Unidos de Europa están dominados por el socialismo y la masonería. La fe en Dios ha sido sustituida por la fe en la Humanidad y la Naturaleza, de donde todos emanamos y a donde hemos de volver. Su objetivo es construir un Estado del Bienestar donde la razón, el progreso y la fraternidad sustituyan al obscurantismo, la superstición y la violencia que dominaron el antiguo régimen, bajo la égida cristiana. La eutanasia se vende como el último y el mayor de los logros sociales. La libertad religiosa se tolera, pero confinada a la esfera privada.
                El mundo vive en una paz tensa. Europa está envejecida y vaciada, a excepción de un puñado de megápolis. Teme una invasión del Imperio oriental, región superpoblada de jóvenes. Sus temores se disipan cuando entra en escena Julián Felsenburg, un líder carismático que pronto se convertirá en Presidente de Europa, Señor del Mundo, Mesías. A su entender, la mayor amenaza a la Nueva Humanidad proviene de los personalismos y de esa Iglesia empeñada en predicar que Dios nos ha creado libres para que le amemos, y nos amemos libremente. Los medios estatales (no quedan otros), difunden el bulo de que la Iglesia está preparando atentados sangrientos y ha de ser aniquilada ya. En la batalla del fin del mundo, que une a los ejércitos de los tres bloques del planeta para masacrar a unos pocos e indefensos monjes refugiados en Nazaret, en esa batalla queda claro quién es el verdadero Señor del Mundo.  Aunque Felsenburg extraía palabras aisladas del Evangelio para seducir a los ingenuos, su deriva totalitaria pone de manifiesto la diferencia radical entre Cristo y el anticristo. 
La Tribuna de Albacete (4/05/2020)