El Colegio
Americano de Pediatras publicó en 2016 un artículo donde dejaba claro que “la
ideología de género” y las prácticas químicas y quirúrgicas que sugiere, carecen
de bases científicas y causan daños irreparables en los niños. Resumimos sus
conclusiones en seis puntos.
(1) La Sexualidad humana es una realidad
biológica binaria (XX mujeres; XY hombres). Las anomalías genéticas que pueden
manifestarse en los genitales del recién nacido son extremadamente raras y no constituyen
un tercer sexo.
(2) La disforia o confusión de género
(incongruencia entre el género sentido por una persona y su sexo biológico) es
algo sobrevenido. Solía estar asociada a una experiencia personal traumática y
hoy se ha multiplicado por la presión del entorno (propaganda en colegios,
medios de comunicación y redes sociales).
(3) Hasta un 98% de niños y un 88% de niñas con
disforia de género aceptan finalmente su sexo biológico tras pasar la pubertad
de forma natural.
(4) Los niños que utilizan bloqueadores
hormonales para la reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas (estrógenos
para niños, testosterona para niñas) al final de la adolescencia y las seguirán
reclamando el resto de sus vidas. Las hormonas cruzadas se asocian con esterilidad,
cáncer de mama, derrame cerebral y otros riesgos para la salud. Además, ¿qué
sentido médico y ético tiene la mutilación de órganos sanos?
(5) Las tasas de suicidio son veinte veces
mayores entre los adultos que han utilizado hormonas cruzadas y han sufrido cirugía
de reasignación de sexo.
(6) Condicionar a los niños a creer que “han
nacido en un cuerpo equivocado” y que eso se arregla sustituyendo química y
quirúrgicamente su propio sexo por el opuesto constituye un abuso infantil.
Mi
conclusión. Si llegaran a aprobarse las leyes “reeducadoras” que propone el
lobby LGBT haré objeción de conciencia y de ciencia.
La Tribuna de Albacete (4/03/2019)