domingo, 24 de febrero de 2019

Temo al hombre de una sola pregunta

El telón del juicio al “procés” acaba de levantarse y, como novedad, se retransmite en directo. Los cineastas están que trinan. Temen quedarse sin audiencia. ¿Quién va a pagar por ver una película donde se recrea una historia si puede ver los hechos reales por televisión, gratis, en directo y con los protagonistas de carne y hueso? Como en las buenas sagas, el desenlace es incierto y nunca acaba de llegar. Con los recursos y contrarrecursos que cabe esperar en un proceso judicial, tenemos entretenimiento para años.
La retransmisión asegura que los ciudadanos aprenderemos (y nos sorprenderemos) de la praxis judicial. En estas primeras sesiones los acusados han podido hacer mítines políticos, sin previo pago de derechos televisivos. Los fiscales, ataviados en trajes de época, han lanzado cientos de preguntas que los acusados tenían libertad de responder, sin que la mentira tuviera consecuencia jurídica sobre ellos.
Si me hubieran dado la oportunidad de intervenir, yo me hubiera limitado a hacer una sola pregunta. “¿Qué hubiera hecho usted, como responsable político de la Generalitat, si una parte del territorio catalán, digamos el Área Metropolitana de Barcelona, declarara unilateralmente la independencia y secesión respecto al resto de Cataluña, utilizando los mismos argumentos y métodos que ustedes han esgrimido frente al Estado español? Y, poniéndose en la piel del juez, ¿qué penas impondría a los máximos responsables del hipotético golpe de estado dentro de Cataluña? 
               “Temo al hombre de un solo libro”, dice el proverbio. Quiere decir que en las cosas importantes vale más una razón bien fundada que mil ideas dispersas. O una pregunta que te ponga en el espejo de tus propias contradicciones y obligue a responder ateniéndote a las consecuencias.
La Tribuna de Albacete (25/02/2019)