¿Qué
lecciones hemos aprendido después de dos mociones de censura en apenas un año? Mi conclusión: la
inexistencia de una mayoría parlamentaria que respalde al Gobierno lleva a la
inestabilidad política, impide gobernar con eficacia y socaba la responsabilidad
de los políticos, columna de la democracia. Nuestro sistema electoral no
favorece la responsabilidad de los políticos y las mociones de censura, en
lugar de promoverla, la paralizan. En las próximas elecciones tanto el PP como
el PSOE justificarán su inanición y contradicciones por la falta de tiempo o de
respaldos parlamentarios. ¡Y vuelta a empezar!
Quienes pensaron que gobiernos en
minoría favorecían el diálogo habrán comprobado lo poco que da de sí esta
palabra. El orador de turno se dedica a insultar a los adversarios desde la
tribuna. Estos tienen dos opciones: o bajar la cabeza para mirar su maravilloso
ombligo o levantarla para mostrar una sonrisa desafiante de cartón piedra.
Seamos
realistas, dado el nivel de ensimismamiento al que ha llegado la especie humana,
lo mejor que podemos hacer es dejar gobernar durante cuatro años al partido o
coalición que ganó las elecciones. A la oposición le corresponde poner al
descubierto los errores y trampas de los gobernantes. Cuatro años después,
serán los propios ciudadanos quienes decidan si el partido gobernante merece un
nuevo voto de confianza o es preferible mandarlo a la calle.
Los medios
para conseguir un gobierno eficaz y responsable están al alcance de la mano… si
hubiera voluntad política para estirarla. Un sistema electoral que asegure la
representación proporcional de los partidos que obtengan un mínimo de votos. Una
prima en escaños al partido que supere el 40% asegurándole la mayoría que
necesita para gobernar con eficacia. O una segunda vuelta entre las dos fuerzas
más votadas, en caso de que ninguno llegara a ese umbral. Las otras fuerzas
habrían de pactar acuerdos y escaños con el partido al que decidan sumarse. Las
discordias en las coaliciones no tardarían en surgir, como ocurre hoy en el
seno de cada partido. Pero estas turbulencias no desestabilizarían la política
nacional ni eximirían de responsabilidad al partido que lidera la coalición.
La Tribuna de Albacete (4/06/2018)