lunes, 5 de marzo de 2018

Dignidad, igualdad y libertad en el Día Internacional de la Mujer



                 El ocho de marzo celebramos, desde que lo instituyera la ONU en 1975,  el Día Internacional de la Mujer. Aunque no nos gusten algunas de las formas de celebración, es importante aprovechar el día para tomar conciencia de las formas de opresión y discriminación que han existido a lo largo de la historia, que siguen existiendo hoy día y que reclaman un compromiso serio para eliminarlas. Violencia física que llega hasta la trata de blancas, la violación y el asesinato. Banalización del sexo convirtiendo a la mujer en un mero objeto de placer. Discriminación laboral que dificulta el acceso a algunos puestos de trabajo e introduce brechas salariales.
En el tema económico ha habido avances importantes, si bien quedan abundantes flecos por igualar. Para no dar palos de ciego, hay que identificar bien el objetivo y diseñar las estrategias adecuadas. En los restantes temas, me da la impresión que retrocedemos. Y, no seamos hipócritas, estamos cosechando el fruto lógico de la cultura y sociedad que entre todos hemos montado. Una cultura que exalta los sentimientos y pasiones, frente a la razón y la responsabilidad personal. Una sociedad que coloca en su cúspide el poder y la riqueza, es decir, a los más fuertes y pillos. Esa cultura y esa sociedad favorecen la conversión de la mujer en un objeto de “usar y tirar”.
La solución no radica en “empoderar” a la mujer para que haga exactamente lo mismo que el hombre, quiera o no quiera. Lo importante es tomar conciencia de la dignidad personal, consustancial a todos los seres humano. Una dignidad que entraña la igualdad ante la ley y la igualdad de oportunidades. También la libertad. Quienes obligan a las mujeres a ser lo que no quieren, cometen un atropello no menos grave contra su dignidad.

(La Tribuna de Albacete, 05/03/2018)