lunes, 12 de marzo de 2018

Tener, hacer, ser


El Día Internacional de la Mujer ha servido (debiera haber servido) para detectar las discriminaciones que todavía existen contra la mujer y para comprometernos a solucionarlas una tras otra, empezando por las que a mí me conciernen. La estrategia del “totum revolutum” lleva a la confusión, el enfrentamiento y el adormecimiento de la conciencia personal. La culpa, por supuesto, siempre es del otro.
 Leyendo las pancartas y oyendo los inflamados discursos del 8 de marzo advierto una nefasta confusión entre “el tener”, “el hacer” y “el ser”. Que no nos engañen: la clave de nuestra felicidad personal y de nuestra contribución a la buena convivencia social, no consiste en “tener más” o “hacer más” sino en “ser mejores”, cada día un poco mejores.
         No por mucho dinero que atesoremos en la cuenta bancaria, ni por muchos títulos que colguemos en el despacho, ni por muchas medallas que nos cuelguen en el pecho seremos mejores. Lo que cuenta es cómo hemos conseguido esas cosas y si las hemos puesto al servicio de la sociedad.
        No por muchas horas que trabajemos ni por el reconocimiento social que merezcan nuestras acciones seremos más felices y útiles. ¿Trabajo con responsabilidad y espíritu de superación? ¿Veo en mis alumnos, pacientes y clientes a personas de carne y hueso a las que puedo y debo servir? Estas son las preguntas que debiéramos hacernos los trabajadores, mujeres y hombres.
Y quede claro que el trabajo remunerado solo es una pequeña parte de la actividad humana. Según datos del INE, el español medio trabaja 1780 horas al año. Descontando las ocho horas diarias de descanso, nos quedan libres 4060, el 70% del tiempo activo. La mayor parte de esas horas las pasamos en el hogar. ¿Cuánta ilusión y entrega ponemos en las tareas de casa, en conversar con el cónyuge, o en jugar y estudiar con los niños? 
Una anécdota para resumir el mensaje final. A la típica pregunta, “¿Tú qué eres?”, una persona sensata me respondió: “Yo soy esposo y padre y, para ganar el pan, trabajo como ingeniero”. Ojalá hombres y mujeres compitiéramos por ser los mejores trabajadores/as, esposos/as, padres/madres...

 La Tribuna de Albacete (12/03/2018)