lunes, 24 de abril de 2017

Economía y fútbol en un casino macabro

El terrorista que atentó contra el Dortmund Fooball Club 
no llevaba hiyab sino corbata de bróker

 “Los especuladores hacen poco daño mientras sean burbujas en la fuerte corriente de la actividad empresarial. El problema surge cuando son las empresas quienes se convierten en burbujas dentro del torbellino de la especulación. Si las actividades de casino pasan a ser dominantes, hemos de esperar que la economía real funcione mal”. Son palabras de Keynes en su obra magna de 1936. Me gustaría preguntarle, ¿qué opina usted cuando también el futbol se convierte en un producto financiero que se compra y vende en un casino macabro?
El gran casino de las economías capitalistas es la bolsa de valores. El hecho de que sea una de las instituciones económicas más antiguas, denota que cumple una función esencial: dar liquidez a títulos que, de por sí, carecen de ella. Por su parte, los nuevos productos financieros (“derivados”, para resumir) cumplen el importante papel de “asegurar” esos productos en un mundo de máxima incertidumbre.
Los problemas surgen cuando las inversiones en bolsa superan con creces la inversión real de las empresas que allí cotizan. Cuando las preocupaciones y actuaciones a corto superan a las que se mueven en el largo plazo. Cuando los inversores bursátiles no buscan tanto los dividendos relacionados con los beneficios empresariales como las plusvalías que resultarán de la reventa. Cuando los derivados dejan de ser modalidades de seguros para convertirse en apuestas puras y duras. Cuando para ganar esas apuestas algunos manipulan los precios bursátiles pase lo que pase.
            Lo que pasó hace un par de semanas en Alemania rompe las barreras de la racionalidad y la legalidad para acercarnos al género de la ciencia ficción macabra. El autobús que transportaba a los futbolistas del Dortmund sufrió un atentado a las puertas del estadio donde iba a jugar un partido de la champions league. El terrorista no llevaba hiyab sino corbata de bróker. Para dar un pelotazo financiero no se le ocurrió otra cosa que comprar “opciones-put” sobre las acciones del club Borussia-Dortmund. Típica apuesta a la baja en un plan de especulación a corto, la tendencia dominante. Si el atentado, en lugar de saldarse con un herido leve, hubiera dejado maltrecho al equipo de fútbol, se habría desplomado la cotización de las acciones del club. Sería el momento de comprarlas y venderlas en la fecha y al precio convenido por la opción-put. Todo esto, por supuesto, con dinero ajeno. El terrorista ya había conseguido un crédito de 80.000 euros para realizar estas maniobras. En las economías de casino, producir y ahorrar no están bien vistos.
La Tribuna de Albacete (24/04/2017)