El terrorista que atentó contra el Dortmund Fooball Club
no llevaba hiyab sino corbata de bróker
“Los especuladores hacen poco daño mientras
sean burbujas en la fuerte corriente de la actividad empresarial. El problema
surge cuando son las empresas quienes se convierten en burbujas dentro del
torbellino de la especulación. Si las actividades de casino pasan a ser
dominantes, hemos de esperar que la economía real funcione mal”. Son palabras
de Keynes en su obra magna de 1936. Me gustaría preguntarle, ¿qué opina usted
cuando también el futbol se convierte en un producto financiero que se compra y
vende en un casino macabro?
El gran
casino de las economías capitalistas es la bolsa de valores. El hecho de que sea
una de las instituciones económicas más antiguas, denota que cumple una función
esencial: dar liquidez a títulos que, de por sí, carecen de ella. Por su parte,
los nuevos productos financieros (“derivados”, para resumir) cumplen el
importante papel de “asegurar” esos productos en un mundo de máxima incertidumbre.
Los
problemas surgen cuando las inversiones en bolsa superan con creces la
inversión real de las empresas que allí cotizan. Cuando las preocupaciones y
actuaciones a corto superan a las que se mueven en el largo plazo. Cuando los
inversores bursátiles no buscan tanto los dividendos relacionados con los
beneficios empresariales como las plusvalías que resultarán de la reventa.
Cuando los derivados dejan de ser modalidades de seguros para convertirse en
apuestas puras y duras. Cuando para ganar esas apuestas algunos manipulan los
precios bursátiles pase lo que pase.
Lo que pasó hace un par de
semanas en Alemania rompe las barreras de la racionalidad y la legalidad para
acercarnos al género de la ciencia ficción macabra. El autobús que transportaba
a los futbolistas del Dortmund sufrió un atentado a las puertas del estadio
donde iba a jugar un partido de la champions
league. El terrorista no llevaba hiyab
sino corbata de bróker. Para dar un
pelotazo financiero no se le ocurrió otra cosa que comprar “opciones-put” sobre
las acciones del club Borussia-Dortmund. Típica apuesta a la baja en un plan de
especulación a corto, la tendencia dominante. Si el atentado, en lugar de
saldarse con un herido leve, hubiera dejado maltrecho al equipo de fútbol, se habría
desplomado la cotización de las acciones del club. Sería el momento de
comprarlas y venderlas en la fecha y al precio convenido por la opción-put. Todo
esto, por supuesto, con dinero ajeno. El terrorista ya había conseguido un
crédito de 80.000 euros para realizar estas maniobras. En las economías de
casino, producir y ahorrar no están bien vistos.
La Tribuna de Albacete (24/04/2017)