lunes, 6 de febrero de 2017

Renta básica

Cuando una idea radical tiene apoyos 
en la izquierda y la derecha merece una atención especial

Hace una semana, el Congreso español dio luz verde a la tramitación de una ley sobre la renta básica. La propuesta fue presentada por los dos grandes sindicatos (CC.OO. y UGT) con el aval de 700.000 firmas. Votaron a favor todos los partidos menos el PP y Ciudadanos.
Tendremos para debatir durante bastantes meses, quizá años. Lo primero, reconocer que se trata de un tema fundamental que ha preocupado durante medio siglo a economistas, sociólogos, filósofos y políticos de diferentes ideologías. Cuando una idea radical tiene apoyos en la izquierda y la derecha, merece una atención especial.
En 1962 Milton Friedman escribió un artículo en defensa del “impuesto negativo sobre la renta”, el primer nombre de la renta básica. Lo que preocupaba al futuro Premio Nobel de Economía era el crecimiento del “estado asistencial”. Un sistema que ahogaba la iniciativa individual y dejaba a muchos en la trampa de la pobreza. Si garantizamos a un desempleado el 90% de su salario durante dos años, ¿qué incentivo tendrá para buscar trabajo antes de esa fecha? La motivación sería fuerte, en cambio, si le dicen que de encontrar trabajo cobraría el salario sin perder la renta básica. La economía y la sociedad funcionarían mejor, concluyó Friedman, si el abigarrado sistema de subsidios y prestaciones se sustituyera por una renta básica universal e incondicionada. A excepción de los “buscadores de rentas” todos los demás podrían ganar.
          En 1986 Philippe van Parijs y Robert van der Veen escribieron un artículo sobre la renta básica que sigue siendo la referencia de los teóricos y políticos de izquierda-izquierda. El énfasis está en la defensa de la igualdad real y la libertad real. Sólo quien tiene cubiertas sus necesidades básicas es efectivamente libre para aceptar o rechazar un contrato laboral explotador. Además, ¿quién será el afortunado de tener un empleo fijo en la economía robotizada que nos espera? Para estos autores, la renta básica universal, que sustituiría algunas prestaciones del estado del bienestar pero no todas, es un logro histórico equivalente al sufragio universal.
               Adviértase que ambas posturas (liberal e intervencionista) concluyen que para que el sistema funcione la renta básica ha de ser universal e incondicionada. Ninguno de los dos requisitos aparece en la propuesta sindical que será discutida en el Congreso español en los próximos meses. 

La Tribuna de Albacete (06/02/2017)