domingo, 19 de febrero de 2017

Pacto educativo y vale escolar

Un medio sencillo de inyectar competencia 
en el sistema educativo

 La semana pasada se dio el pistoletazo de salida hacia el gran pacto educativo que la tierra hispana añora como agua de mayo. Hay que acabar con la perniciosa tradición de cambiar la ley de educación cada vez que llega al poder un partido con mayoría absoluta. Desde el Ministerio de Educación se está organizando la comisión de 82 expertos que habrán de alumbrar un pacto en seis meses. Estos sabios (como se les llaman ahora) representarán a todos los sindicatos de la enseñanza (hasta 13 he contado yo) y a las organizaciones de padres de escuelas públicas, privadas y concertadas, amén de los partidos políticos con escaño.
Me surgen algunas dudas. ¿Sobre qué puntos han de ponerse de acuerdo? Evidentemente, no es lo mismo acordar unos principios y objetivos generales, que cerrar un curriculum para todos los colegios españoles, para cada curso y para cada asignatura. ¿Serán capaces de llegar a algún acuerdo eficaz tantos grupos con intereses e ideologías tan enfrentadas? Me temo que el gran pacto educativo podría convertirse en el gran parto de los montes que alumbró un ratón. Más de lo mismo, pero todos contentos porque han recibido alguna subvención adicional para esto, lo otro o lo de más allá
El pacto educativo se simplificaría mucho y conseguiría mejores resultados si nos atreviéramos a introducir el “vale escolar”. La figura se sustenta sobre tres patas: (1) Libertad de gestores y profesores para crear centros educativos y para organizarlos; (2) Libertad de los padres para escoger el colegio que les parece más adecuado para sus hijos; (3) Reválidas al final de cada etapa que reflejen los resultados de unos centros que persiguen metas comunes por vías diferentes.
No será fácil que prospere el vale escolar. Las calles pronto se llenarían de pancartas en defensa de una enseñanza “de calidad, gratuita y pública”. Los defensores del vale escolar asumimos plenamente los dos primeros calificativos. Tampoco tenemos nada contra la escuela pública. Sólo contra el monopolio público en la enseñanza que, como cualquier otro monopolio, redunda en menor calidad del producto final, despilfarro de medios y pérdidas de libertad. El vale escolar es un medio sencillo de inyectar competencia en el sistema educativo, competencia que ayudará a resolver de forma libre, responsable y pacífica los problemas que vayan surgiendo en el quehacer educativo. Se me agota el espacio. Los interesados pueden seguirme en la conferencia que impartiré el jueves 23 de febrero a las 18:30 en la Diputación Provincial de Albacete.
La Tribuna de Albacete (20/02/2017)