lunes, 27 de febrero de 2017

¿A qué se debe el fracaso económico de algunas naciones?

Unas instituciones que garanticen el imperio de la ley, la propiedad privada y la libertad de empresa son la base común de todo proceso de desarrollo sostenido

La Fundación BBVA ha otorgado el premio “Fronteras del Conocimiento” al economista Daron Acemoglu, nacido en Estambul en 1967 y profesor del MITT (EE.UU.) desde 1993. Su popularidad la debe al libro escrito con J. Robinson, “¿Why nations fail?”
Acemoglu, pertenece a esa generación de economistas que tratan de justificar sus teorías con el análisis de casos históricos. Contrasta, por ejemplo, la evolución de Corea del Sur y Corea del Norte desde que se separaron en 1953. O la evolución de la comarca de Nogales que en 1853 quedó repartida entre México y los Estados Unidos. Corea del Sur es el mejor ejemplo de industrialización y desarrollo sostenido del siglo XX. El dictador comunista de Corea del Norte presume de tener armas de destrucción masiva pero es incapaz de alimentar a sus súbditos. El Nogales norteamericano ha tenido un crecimiento sostenido desde que forma parte de un país democrático donde lo normal es que prevalezca el imperio de la ley. El Nogales mexicano se parece demasiado al del siglo XIX; hay pocos estímulos para mejorar
Las posibilidades de desarrollo sostenido de una economía nacional o regional se multiplican cuando cuenta con instituciones que garanticen la libertad y la seguridad en todas sus vertientes. Esas “instituciones inclusivas” animan a los empresarios a invertir a largo plazo y a innovar continuamente. Las “instituciones extractivas o coloniales”, por el contrario, no crean riqueza; se limitan a extraerla lo antes posible … y huir a otra parte.
              Repasando el libro de Acemoglu no podía menos de pensar en nuestro país. ¿Qué necesitamos para asegurar un desarrollo sostenido? ¿Más políticos para reinventar España cada legislatura? ¿Más leyes para tapar los baches y los baches de los baches? ¿Más subvenciones para acallar a quienes más gritan? No, lo verdaderamente importante es la presencia permanente de unas instituciones que animen a las personas y grupos sociales a innovar e invertir, confiados de que podrán beneficiarse de sus esfuerzos. Unas instituciones que hagan realidad las primeras palabras de nuestra Ley Fundamental: “España se constituye en un Estado democrático y social de Derecho”. Unas instituciones que garanticen el imperio de la ley, la propiedad privada y la libertad de empresa es la base de todo proceso de desarrollo sostenido.
La Tribuna de Albacete (17/02/2017)